Avanzada
la Segunda Guerra Mundial y hasta muchos años después de terminada ésta, había
un dicho que de alguna manera era usado como un llamado de atención a los
países aliados por la condescendencia con que trataron los avances belicistas
de la Alemania nazi desde un inicio hasta la invasión de Polonia: “No
le pararon la mano a tiempo”.
Esta frase se me vino a
la cabeza luego de ver el vídeo en el que Mark Zuckerberg, dueño de Facebook,
convertido ahora en Meta, anunció su próximo emprendimiento: el Metaverso, “una
Internet incorporada en las que estás dentro compartiendo con
personas en espacios digitales en lugar de simplemente mirar desde fuera”.
Esto es, el buenazo de “Zuck” -como le llaman sus empleados- nos propone ahora meternos de cabeza dentro del ordenador, sumergirnos en un mundo virtual, claro, figuradamente, pues de todos modos debemos permanecer anclados en el mundo real ya que para esa aventura necesitamos, como no, comprar en uno de sus otros muchos negocios, el equipo necesario. “Zuck” nos promete que creará el soporte básico para que todo esto sea posible.
Esta proclama me trajo también a la memoria la figura de Timothy Leary, figura relevante en la contracultura de las décadas de los años 60’s y 70’s del siglo pasado y gurú del ácido lisérgico (o simplemente “ácido” o “LSD”) quien, por un afán científico desprovisto de un ánimo de lucro y de tráfico, como de atentar contra la salud de las personas, equivocadamente pensó que el uso de sustancias psicoactivas podía facilitar, mejorar, enriquecer la experiencia de vida entre los seres humanos, siendo por ello perseguido (también encarcelado) sin tregua casi hasta el final de sus días por el FBI y la CIA, llegando Richard Nixon a calificarlo como “El hombre más peligroso de los Estados Unidos”.
Dentro de
su búsqueda de maneras cómo expandir la experiencia humana a través del uso
pleno de la mente, Tímothy Leary incursionó en los años
80’s en el campo de la informática a través de una empresa
suya, Futique Inc., dedicada a la elaboración de software de
entretenimiento y multimedia, y entre otros productos proyectó el Screen Play Cyberwear,
una herramienta que posibilitaría el acceso a un mundo virtual bastante
similar a lo que se entiende hoy por Metaverso.
En el Apéndice de su libro “Flashbacks. Una Autobiografía” (Alpha Decay, 2004), Leary describe al Screen Play and Cyberwear de la siguiente manera:
“En 1989 la naturaleza del procesamiento de pensamientos y la interacción humano/ordenador sufrieron un drástico cambio con la inclusión y comercialización de la ropa informática. Hard-Wear y Soft-Wear. La idea básica es que uno cree realidades al otro lado de la pantalla, pero no con un teclado, un joystick o un ratón. Uno se pone un ordenador. Te vistes con ciberguantes, ciberlentes, cibergorra y ciberchaleco. ¡Cibercalzones! Los movimientos crean las imágenes en la pantalla. Uno pasea, baila, nada, flota por el mundo digital. Esta tecnología mutacional permite que el cerebro migre del cuerpo igual que las patas y los pulmones permitieron que los peces escaparan del agua.
A mucha gente, como es comprensible, le inquieta la idea de que en el futuro los anfibios pasen más tiempo en pantalla que en carne. Que piloteen sus yoes cerebrales por las realidades electrónicas de las maravillas e interactúen con entidades electrónicas.
En la actualidad, el hogar estadounidense medio vive unas siete horas al día de adictiva Alimentación de Pantalla y de octopoides Compras de escaparate, contemplando de forma pasiva a través de la pared del acuario las realidades digitales creadas por las cadenas. Pero ahora vemos que el cerebro es un órgano diseñado para emitir señales electrónicas. La principal función de un ordenador es la comunicación interpersonal. La principal función del cerebro es emitir, transmitir señales digitales. Dentro de entre quince y treinta años todo el que tenga un televisor pasará casi todo su Tiempo de Pantalla paseando activamente dentro del océano digital y enfrascado en interactuar con los demás…
Dentro de diez años, la mayor parte de nuestras operaciones cotidianas -ocupacionales, educativas o recreativas- sucederán en Tiempo de Pantalla. El sentido común sugiere que es más probable encontrar compañeros cerebrales compatibles si no se está restringido a la geografía local. Las interacciones cara a cara quedarán reservadas para acontecimientos especiales, íntimos, preciosos y sacralizados. Los encuentros carnales serán escasos y emocionantes. En el futuro, todos nosotros estaremos conectados en estimulantes ciberintercambios con muchos otros a los que tal vez no conozcamos nunca en persona y que no hablen nuestro lenguaje fonético-literal. La mayor parte de nuestras creaciones importantes tendrán lugar en el País de las Maravillas.
Quitarse la ciberropa para encararse con otro será una
preciosa aparición personal. La calidad de nuestros compromisos cara a cara se
verá aumentada al nivel de drama mítico…”
Timothy
Leary firma “Flashback. Una Autobiografía” en diciembre de 1989.
Timothy Leary, en el extremo derecho de la imagen, participando de la encamada de John y Yoko Lennon |
Esto significa que, la existencia de un Metaverso y de las herramientas que lo hagan posible, viene planteándose incluso desde la época en que “Zuck” andaba todavía en pañales, con la única diferencia que para los años 80’s, los reparos que se podían dar a una idea semejante no contaban con la experiencia vivida de los problemas y estragos que causan hoy las redes sociales, a pesar de que estas se encuentran, tecnológicamente, en un nivel inferior, donde el usuario solo actúa desde fuera de la pantalla. En aquella época, a efecto de mirar o no con buenos ojos la posible existencia de un mundo completamente virtual, paralelo al mundo real, no se contaba con la posibilidad que el liderazgo del desarrollo del Metaverso recayera en una corporación tan cuestionada como es hoy la corporación de “Zuck”, que Meta o Facebook, sigue siendo en esencia lo mismo.
Y ahí está el peligro advertido por muchos. Diga lo que se diga, la creación de un Metaverso es vender la idea de un mundo paralelo, que por más que pueda imitar al real, es falso, pero potencialmente adictivo, porque quienes no se acomodan al mundo real lo usaran como medio de evasión y por eso funcionará como cualquier droga. Habrá quienes digan que su aplicación en el plano educativo podría ser muy beneficioso; pero Timothy Leary también abogó por las sustancias como el LSD para otros fines y no para efectos de recreación o evasión, pero no pudo evitar que su consumo se utilice más que nada para esto último y miles de hombres y mujeres quemaron cerebro con su consumo ¿Podemos creer, podemos confiar después de lo que nos ha hecho “Zuck” con sus redes sociales, que el y su compañía evitarán que esto ocurra?
Ser el artífice del soporte que haga realidad el Metaverso representa para él una colosal fuente de ganancias, porque como ocurrió con Microsoft y Windows, quien quiera ofrecer un software o programa para que las personas obtengan una determinada experiencia en ese mundo, necesariamente deberán utilizar la plataforma que “Zuck” y sus empleados construyan.
Sin embargo, la creación de un Metaverso hasta el día de hoy solo parece ser una aspiración. Los vídeos difundidos en la presentación de Meta solo son una referencia, un ejemplo casi burdo de lo que realmente “Zuck” imagina de él, no obstante, que sea él quien pretenda liderarlo, de por sí implica un peligro. Se está a tiempo entonces para pararle la mano.
Nota:
- Los medios de información en general coinciden en opinar que el cambio de denominación corporativa de Facebook a Meta y el anuncio de lanzamiento del mundo Metaverso, solo ha tenido como finalidad un lavado de cara frente a la avalancha de denuncias según las cuales, no queda duda que “Zuck” y compañía anteponen las ganancias a la seguridad y salud de los usuarios de sus redes sociales; como también una forma de distracción al escándalo de los “Facebook Papers”.
- “Facebook Papers” es el nombre que se le ha dado al escándalo originado por la filtración de una voluminosa cantidad de información extraída de la red social interna que la empresa tiene para el uso de sus empleados, “Workplace”, por parte de su exempleda Frances Haugen. Así, básicamente, la información proporcionada a los medios de comunicación estadounidenses, como al congreso de los Estados Unidos y al congreso de la Unión Europea, está compuesta de mensajes e hilos de discusiones que revelan las políticas de manejo de la información en la red social Facebook, como la poca disposición a resolver problemas como el contenido toxico en Instagram que daña la salud mental de millones de adolescentes y jóvenes, anteponiendo, en ambos casos, los intereses económicos de la corporación.
Timothy Leary (1920 – 1996), Licenciado en Psicología y profesor por la universidad de Harvard, fue uno de los pioneros en la investigación de los efectos de la Dietilamida del Ácido Lisérgico - LSD, sustancia psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas y que produce efectos psicotrópicos. Su trabajo, más entusiasta o mesiánico que científico, proponía el uso del ácido para fines no recreativos si no para el desarrollo de las relaciones humanas, para la utilización más efectiva de nuestras capacidades mentales y para su aplicación en el arte como para otras actividades. Desde el principio sus cruzada no contó con el apoyo de la ciencia oficial, de las autoridades universitarias y de las autoridades políticas de su país, motivando que fuera expulsado de su cátedra en Harvard. Participó en la mayoría de las actividades relacionadas con el “Verano del Amor”, como se denomina al apogeo del movimiento hippie entre 1966 y 1969, y fue una suerte de concejero espiritual de muchas figuras del rock’n’roll, como es el caso de John Lennon. Es famosa su frase: “Turn On”, “Tune In”, “Drop Out”, en español algo así como “Enchufarse” a los circuitos superiores del cerebro, “Sintonizarse” con la fuerza formidable de su potencia y número y “Despegar” de los límites de los condicionantes que imponen la sociedad y su cultura. Sus cenizas, junto con las de otros 23 fallecidos, fueron llevadas al espacio donde fueron esparcidas en abril de 1997, como parte de las operaciones del primer satélite español Minisat-01.
Timothy Leary, derecha, en su cuartel general "Millbrook" |
Soundtrack:
Lucy in The Sky Whit Diamonds, Elthon John;
Wish You Were Here, Pink Floyd.
MAX MARRUFFO S.
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