Martín Adán (1908 - 1985) |
La Casa
de Cartón de Martín Adán
sigue reclamando su lugar en la literatura universal y ambos son motivo de
orgullo de los peruanos.
Edición de Talleres y Encuadernaciones S.A. 1928 |
Y en efecto, tras su aparición, La Casa de Cartón no provocó mayor
interés en la crítica y en el público lector debido a que el estilo y lenguaje
utilizado representó para la época algo demasiado innovador como lo fue el
poemario Trilce de Cesar Vallejo
(1922), calificados ambos de vanguardismo literario.
José María Eguren (1874 - 1942) |
Nadie discute que La Casa de Cartón estuvo adscrita a la vanguardia de su época, sin
embargo y como lo pronosticara José
Carlos Mariátegui en el colofón del libro, ello no significó necesariamente
que toda la obra de Martín Adán siguiera el mismo camino. Para Mariátegui, la vanguardia que
impregnaba el libro se explicaba en razón de los acontecimientos políticos
culturales ocurridos durante su escritura. La Casa de Cartón era solo el punto de partida de su carrera literaria por lo que resultaba apresurado asegurar un
apego consciente y decidido del autor a dicha corriente, más aún, cuando en el
relato se manifestaba un cierto gusto por lo clásico.
Hugo J. Verani, en su estudio: “La Casa de Cartón de Martín Adán y el relato vanguardista
hispanoamericano”* señala que lo que caracteriza
a esta obra es
que el autor construye el relato cambiando los patrones, la forma de escribir
historias, convirtiéndola en la suma de recuerdos que transmite no tal cómo se
dieron en la realidad sino como los percibió en relación a trozos de lecturas
de su infancia, a las que recurre para expresarse, utilizando también metáforas
para describir ese mundo circundante que acompañó dichas vivencias, requiriendo
del lector hacer uso de su imaginación. La lectura de La Casa de Cartón es un ejercicio
para la imaginación:
“Su
mismo título, emblema de la estética vanguardista, alude a la fragilidad del
mundo fenoménico y a la desconfianza ante una realidad objetiva. Si en la
ficción realista la casa es un espacio protector, recinto mítico de la
intimidad y de la identidad que sostiene la existencia de los personajes, aquí
se convierte en un espacio deshabitado y de contornos evanescentes, producto de
la imaginación”.
“El
narrador asume una actitud lúdico-estética, reduciendo la construcción
ficcional a un proceso intelectual, a través del cual se proyecta un mundo
subjetivo.
Su
sensibilidad artística establece una relación dialéctica con el destinatario, a
cuya competencia estética apela de continuo: «Ahora el mar es un espejo donde
se mira el cielo, un grueso y vasto cristal azogado de lisas y corvinas» (p.
93). La paráfrasis de un verso de «Sinfonía en gris mayor» de Darío revela la
tendencia a sustituir la descripción de la naturaleza con glosas de textos
anteriores. Las nubes, por ejemplo, son suplantadas por alusiones artísticas:
«...nubes redondas de todos los colores que unas veces parecen pelotas
alemanas, y otras, verdaderamente nubes de Norah Borges» (p. 44); «Y una nube
de color café con leche, ¿qué será? Es posible que no sea nada. O quizá sea
ella un verso de Neruda. O quizá una cosa de signo, patria de Amara, sueño de
Eguren» (p. 57)… De este modo el narrador integra en su narración el comentario
de sus lecturas escolares, novelas decimonónicas que permiten una lectura
pasiva: «Y la de Pérez Galdós, práctica y peligrosa, con tísicos y locos y
criminales y apestados, pero que el lector ve de lejos sin peligro» (p. 22). El
cuestionamiento de la enunciación en los modelos canonizados, que tienden a
fijar la verdad, acentúa una revisión de la convención autoritaria de narrar,
que controla la materia, la información y el lector. Por el contrario, los
procedimientos narrativos de Adán se caracterizan por la autorreferencialidad y
por la enunciación problematizada, por los desplazamientos que exponen la
incertidumbre y la multiplicidad de lo real, reclamando que el lector quiebre
sus hábitos mentales —como dirá Morelli en Rayuela— se involucre en la narración y abandone posturas
meramente receptivas, de simple consumidor”.
De Ediciones Nuevo Mundo 1961 |
“El
lector se ve obligado a suplir blancos y a establecer una conexión entre los
fragmentos de un texto desarticulado e inacabado, de un relato abierto y sin
lógica discursiva, sin trama y sin desenlace, pero del que podrían
reconstruirse las vicisitudes propias de un adolescente de catorce años durante
sus vacaciones escolares”.
La Casa
de Cartón es un relato y
como tal su autor nos cuenta una historia en la que además de los personajes
describe, de la manera antes anotada, ambientes, lugares, situaciones; transcribe
conversaciones y lo que piensan o sienten sus personajes (Luis Fernando Vidal).
El personaje alrededor del cual transcurre la historia es Ramón, un adolescente como el narrador. Es por tanto una historia
de adolescentes, recurrente en nuestra literatura que habla de los miedos, del
pesimismo y escepticismo natural en ese período de la vida; del interés que surge
por otras personas y que nos hace olvidarnos de nosotros mismos; del despertar
sexual, de las primeras experiencias de amor físico y de los naturales
desencantos posteriores; de la amistad, de la solidaridad.
Ramón Rafael en el Colegio Alemán |
Como se ha dicho, el
valor de La Casa de Cartón recae
en el estilo, en la forma. Luis Alberto
Sánchez en el prólogo de la primera edición dice:
“Mucha voluntad vigilante ha
entrenado ese estilo. Y Martín Adán, que es un gran masajista literario, ha
adelgazado su manera, la ha obligado a la acrobacia, la ha enseñado el
volantín, el triple salto mortal, la caída del ángel y el paso de la muerte, a
fuerza de cuidados, de firme decisión de ser dislocado. Gitano de su verbo, lo
raptó cuando apenas balbuceaba, y ha logrado romperle las articulaciones para
obligarlo a todo género de piruetas…”
La obra, escasa en extensión, está dividido en 39 capítulos pequeños y un poema
(intermedio), titulado Underwood, que
separa el antes y después de la muerte del personaje Ramón. Es un medio a través del cual su joven autor ironiza tanto
como critica las costumbres de su época.
La
Casa de Cartón
Martín
Adán
1928
(Pasajes)**
Ya ha principiado el invierno en
Barranco; raro invierno, lelo y frágil, que parece que va a hendirse en el
cielo y dejar asomar una punta de verano. Nieblecita de pequeño invierno, cosa
del alma, soplos del mar, garúas de viaje en bote de un muelle a otro, aleteo
sonoro de beatas retardadas, opaco rumor de misas, invierno recién entrado… Ahora
hay que ir al colegio con frío en las manos. El desayuno es una bola caliente
en el estómago, y una dureza de silla de comedor en las posaderas, y unas ganas
solemnes de no ir al colegio en todo el cuerpo. Una palmera descuella sobre una
casa con la fronda flabeliforme, suavemente sombría, neta, rosa, fúlgida. Y
ahora silbas tú en el tranvía, muchacho de ojos cerrados. Tú no comprendes como
se puede ir al colegio tan de mañana y habiendo malecones con mar abajo. Pero,
al pasar por la larga calle que es casi toda la ciudad, hueles azumar legumbres
remotas en huertas aledañas. Tú piensas en el campo lleno y mojado, casi urbano
si se mira atrás, pero que no tiene límites si se mira adelante, por entre los
fresnos y los alisos, a la sierra azulita. Apenas el límite de los cerros
primeros, cejas de montaña… Y ahora vas tú por el campo en sordo rumor abejero
de rieles frotados aprisa y en una gimnasia de aires deportivos aunque urbanos.
Ahora el sol mastica jalde una cumbre serrana y una huaca, una mambla amarilla
como el mismo sol. Y tú no quieres que sea verano, sino invierno de vacaciones,
chiquito y débil sin colegio y sin calor.
◊
El funicular llegando a la plataforma de los baños. Prestaba servicio a los bañistas, acortándoles el tiempo de descenso a la playa |
◊
La tarde, por última vez. Ahora
estamos pasando por la plazuela de San Francisco, bajo un roto campaneo de
novena. Un muro que no deja ver las torres ─lindamente feas─ enseña, en cambio,
iluminadas por asomos fronteros de cielo, tres ventanales, de azules cristales
dormilones. Por esta calle se va al mar ─como en los grandes puertos, a un mar
que no se ve─. No es hoy cuando pasamos por la plazuela de San Francisco; fue
ayer cuando lo hicimos, en tanto que tú me decías que el crepúsculo te hacía
daño a los ojos. Mascabas una hojita de seto y frotabas las uñas de una de tus
manos con las de la otra. Yo temía tus confidencias ─siempre demasiado
sinceras─; para que tú no hablaras, yo recordé, en alta voz, una tarde remota
que, como en el chascarrillo, era un gran huevo frito ─un sol brillante y en
relieve, casi en la periferia de un cielo de porcelana acuoso y accidentado─
una tarde nutritiva que manchaba de ocaso la cara hasta la nariz de los poetas
glotones...
Iglesia de San Francisco Solano, Barranco. Construida a finales del siglo XIX, fue demolida en 1933 para edificar in situ la actual Iglesia de San Francisco de Asís de una sola torre |
Iglesia San Francisco de Asís |
◊
Puente de los Suspiros 1906 |
◊
En el embrujado espejo de la calle
llovida: gota de leche, el globo opalino de un farol; gota de agua, el cielo
arriba; gota de sangre, uno mismo por esta estúpida alegría de invierno que
llega sin aviso… Yo soy ahora el hombre sin raza y sin edad que aparece en los
tratados de geografía, con la ropa ridícula, con el rostro sombrío, con los
brazos abiertos, orientando yerbas de tinta china y nubes carbonadas ─el ralo,
roto paisaje del grabado─: acá, el oeste; el norte, en esa pared; el sur a mis
espaldas. Por aquí se va al Asia. Por aquí, al África. Todo lo que está más
allá de la sierra o del mar se acerca pronto, meridiano a meridiano, en un
hombre, por sobre las aguas morenas de la calzada…
◊
Mi segundo amor tenía quince años
de edad. Una llorona con dentadura perdida, con trenza de cáñamo, con pecas en
todo el cuerpo, sin familia, sin ideas, demasiado futura, excesivamente
femenina… Fui rival de un muñeco de trapo y celuloide que no hacía sino reírse
de mí con una bocaza pilluela y estúpida. Tuve que entender un sinfín de cosas
perfectamente ininteligibles. Tuve que decir un sinfín de cosas perfectamente
indecibles. Tuve que salir bien en los exámenes, con veinte ─nota sospechosa,
vergonzosa, ridícula: una gallina delante de un huevo─. Tuve que verla a ella
mimar a sus muñecas. Tuve que oírla llorar por mí. Tuve que chupar caramelos de
todos los colores y sabores. Mi segundo amor me abandonó como en un tango: un
malevo…
◊
Antiguos Baños de Barranco |
◊
Malecón, el último de Barranco
yendo a Chorrillos, zigzagueante, marina en relieve tallada a cuchillos,
juguete de marinero, tan diferente del malecón de Chorrillos, demasiada luz,
horizonte excesivo, cielo obeso en cura de mar. Malecón de Chorrillos, superpanorama,
con una cuarta dimensión, de soledad… Y todo el mar varía con los malecones ─en
este, viaje de trasatlántico; en ese, ruta de Asia; en aquel, la primera
enamorada─. Y el mar es un río de Salgari, o una orilla de Loti, o un barco
fantástico de Verne, y nunca es el mar glauco, de zonas lívidas, incoloras, con
hilos de patillos, plenos de costas mínimas y lejanías flacas. El mar es un
alma que tuvimos, que no sabemos dónde está, que apenas recordamos nuestra ─un
alma que siempre es otra en cada uno de los malecones─. Y el mar nunca es el
mar frío y nervudo que nos apretaba, en sus lujurias estivales, la niñez y las vacaciones…
Referencias:
(*) http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/10/aih_0_4_030.pdf : "La casa de cartón" de Martín Adán y el relato vanguardista hispanoamericano. Hugo J. Verani. Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Barcelona 21-26 de agosto de 1989 / coord. por Antonio Vilanova, Vol. 4, 1992, ISBN 84-7665-976-8, págs. 1077-1084.
(**) Pasajes del libro “La Casa de Cartón”: MARTÍN ADÁN. PEISA bolsillo. Biblioteca Peruana novela. Grupo Editorial Peisa S.A.C. 2015 - Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana. De venta en Librería Communitas, Av. Dos de Mayo 1690, San Isidro, Lima, Perú.
Referencias:
(*) http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/10/aih_0_4_030.pdf
(**) Pasajes del libro “La Casa de Cartón”: MARTÍN ADÁN. PEISA bolsillo. Biblioteca Peruana novela. Grupo Editorial Peisa S.A.C. 2015 - Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana. De venta en Librería Communitas, Av. Dos de Mayo 1690, San Isidro, Lima, Perú.
Notas:
−Ramón
Rafael de la Fuente Benavides nació el 27
de octubre de 1908 en la calle Corazón de Jesús del jirón Apurímac (aledaña al
Parque Universitario) del centro de Lima, hijo de Santiago de la Fuente
Santolalla y Rosa Mercedes Benavides.
La familia de su padre
provenía del norte del Perú, provincia de Pacasmayo, La Libertad, y de ella
heredó no solo el amor por las letras sino también su personalidad bohemia. La
de la madre tenía un origen vasco.
El matrimonio De la Fuente -
Benavides concibió dos hijos: Ramón y Cesar, este último murió víctima de escarlatina
en 1919. El padre falleció en 1914, cuando Ramón tenía seis años.
Estudió en el colegio San
José de Cluny y en el Colegio Alemán, donde los concluyó en 1926 y en
el que tuvo como profesor a Luis Alberto
Sánchez quien un par de años después se encargara del prólogo de la primera
edición de La Casa de Cartón.
En el Colegio Alemán tuvo como compañeros de aula a también futuras luminarias
de nuestras letras, como Estuardo Nuñez, Emilio A. Westphalen y Xavier Abril. Motivado
por otro profesor suyo, Emilio Huidrobo, desarrolló su inclinación por la
literatura. Alguna vez Martín dijo que La Casa de Cartón tuvo su origen en
un ejercicio gramatical para la clase de éste.
José Carlos Mariátegui (1894 - 1930) |
Es a partir de la segunda
mitad de la década de los 30, que comienza su periplo por sanatorios mentales a donde se recluía voluntariamente
escapando de la mala costumbre de los limeños de ser demasiado cuerdos ("El mundo no está precisamente loco, pero sí demasiado decente..." de Poemas Uderwood). Su
salud se vería afectada por su bohemia pertinaz. La fortuna familiar había
desaparecido y comenzó una vida cuasi indigente, viendo en hoteles y hospitales.
Juan Mejía Baca, librero y editor de nota, amigo de Martín Adán, con esmero se dedicaba
a recoger cada manuscrito en cuartillas de papel o servilletas donde este
escribía sus poemas, para luego, dándoles un orden, publicarlos, con lo cual
obtenía ingresos que iba entregándoselos de a poco.
Se dio al sacrificio de
trabajar como cualquier mortal a mediados de los 30, como presidente del Banco
Agrario de Arequipa, por una designación demencial de su tío, el entonces
presidente Oscar R. Benavides, designación que Martín tuvo la cordura de aceptar
solo por unas cuantas semanas. Cuando un primo suyo, también presidente del
Perú, le ofreció un puesto en palacio, dio un ¡no! retundo a tamaña ofensa.
En los últimos años de su
vida vivió en el albergue Canevaro para ancianos indigentes.
Falleció de un paro cardíaco
el 29 de enero de 1985, mientras era sometido a una operación en el Hospital
Arzobispo Loayza de Lima.
Siempre fue objeto de respeto
y admiración de parte de sus coetáneos como de los jóvenes que se iniciaban en
la literatura.
Tras su muerte, José Mejía
Baca donó todos los escritos de Martín Adán a la Pontifica Universidad Católica
del Perú. No había dejado herederos conocidos.
Luis Alberto Sánchez (1900 - 1994) |
Ante tanta discusión respecto
del origen de “Martín
Adán”, nombre que de allí en adelante pasa a identificar al ser
físico, Ramón Rafael De la Fuente Benavides terminó
restándole importancia pues consideraba que lo importante era su obra.
─Para Eduardo Chirinos, en su artículo “En busca de la alteridad perdida: Borramiento, modernidad y cinismo en los <<Poemas Underwood>> de Martín Adán” (Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 29, No. 57, 2003, pp. 45-57. Publicado por: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP), el título La Casa de Cartón es una alusión al libro: “Una casa construida con los materiales de la imaginación poética, bastante más sólidos que el material físico (el cartón) en el que se encuentra inscrita”.
─El nombre del poema que
divide el relato: “Underwood”, alude a
la máquina de escribir del mismo nombre, fabricada por Underwood
Typewritter Co, NY, que fue la primera máquina de escribir moderna que tuvo éxito
y mucha demanda en el mercado. Para la década en que se escribió La Casa de Cartón,
se habían vendido dos millones de unidades del modelo Underwood Nº 5.
─Para Eduardo Chirinos, en su artículo “En busca de la alteridad perdida: Borramiento, modernidad y cinismo en los <<Poemas Underwood>> de Martín Adán” (Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 29, No. 57, 2003, pp. 45-57. Publicado por: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP), el título La Casa de Cartón es una alusión al libro: “Una casa construida con los materiales de la imaginación poética, bastante más sólidos que el material físico (el cartón) en el que se encuentra inscrita”.
─Un pasaje de La Casa de Cartón fue
publicado en exclusiva en el número 10 de la revista Amauta, correspondiente al mes de diciembre de 1927.
─Luego de la edición de Talleres y Encuadernaciones S.A. de 1928, La Casa de Cartón se volvió a publicar en 1958, gracias a Juan Mejía Baca. Otras ediciones aparecieron en 1961 y 1971 (John Kinsella. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 13, No. 26, 1987, p. 88. Publicado por: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP).
─Luego de la edición de Talleres y Encuadernaciones S.A. de 1928, La Casa de Cartón se volvió a publicar en 1958, gracias a Juan Mejía Baca. Otras ediciones aparecieron en 1961 y 1971 (John Kinsella. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 13, No. 26, 1987, p. 88. Publicado por: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP).
─Cuenta la historia que Martín Adán no
obstante sabía quién era Allen Ginsberg no le dio demasiada importancia en una
conversación que sostuvieron en el bar “El Cordano” del centro de Lima en mayo
de 1960.
─A Martín Adán le fue concedido El Premio
Nacional de Cultura en 1946 y el Premio Nacional de Poesía en 1964.
─Pertenecen a Martín Adán,
además de La
casa de Cartón: La Rosa de la Espinela (1939), Sonetos a la Rosa
(1931-1942), Travesía de Extramares (1950), Escrito a Ciegas (1961), La Mano
Desasida, Canto a Machu Picchu (1964), La Piedra Absoluta (1966), Mi Darío
(1966-1967), Diario de Poeta (1966-1973).
Chabuca Granda |
─Chabuca Granda (María Isabel Granda y Larco) cantautora y
folklorista peruana, nació el 3 de setiembre de 1920 en Ccochasasayhay, provincia
de Abancay, departamento de Apurimac, Perú, falleció en Miami, Florida, Estados
Unidos el 8 de marzo de 1983. Siendo niña su familia se trasladó al
departamento de Lima, asentándose en el distrito de Barranco, provincia de Lima,
en la quebrada, lo que es hoy el Complejo Turístico del Puente de los Suspiros.
En dicho lugar se levanta un monumento a su recuerdo.
─El “Puente de los Suspiros” debe su nombre a uno que existe en
Venecia, Italia, muy cerca de la plaza de San Marcos. Nuestro puente, fue
construido en 1876 con una longitud mayor a la de hoy, para permitir la
conexión entre las partes por ese entonces habitadas del futuro distrito. Fue
reparado en 1921 y es allí que recibe formalmente el nombre de “Puente de los
Suspiros”. En 1940 parte del puente quedó afectado por un gran sismo, lo que
motivó que sea recortado. Es el atractivo turístico central del Complejo del
mismo nombre.
Soundtrack:
Canterurias: Chabuca Granda (1978)
Ese arar en el mar: Chabuca Granda (1968)
Puente de los Suspiros: Chabuca Granda (1960)
Cardo o ceniza: Chabuca Granda (1978)
Quizás un día así: Chabuca Granda (1961)
Acceso a lecturas sobre Martín Adán y La Casa de Cartón:
Los textos que ponemos a disposición sirven para una mejor comprensión de esta bella obra:
“La Casa de Cartón de Martín Adán”. Hugo J. Verani
“Martín Adán: De la Urbe Moderna a la Ciudad Ancestral”. Eva Mª Valero Juan
“La Aventura Estética de Martín Adán”. RicardoPiglia
“Martín Adán en su Casa de Cartón”. Luis Loayza
Quizás un día así: Chabuca Granda (1961)
Acceso a lecturas sobre Martín Adán y La Casa de Cartón:
Los textos que ponemos a disposición sirven para una mejor comprensión de esta bella obra:
“La Casa de Cartón de Martín Adán”. Hugo J. Verani
“Martín Adán: De la Urbe Moderna a la Ciudad Ancestral”. Eva Mª Valero Juan
“La Aventura Estética de Martín Adán”. RicardoPiglia
“Martín Adán en su Casa de Cartón”. Luis Loayza
Concepto, referencias, notas, compilación musical y de lecturas:
MAX MARRUFFO S.