sábado, 31 de diciembre de 2011

¡FELIZ AÑO NUEVO! ONCE A LA MEDIANOCHE (OCEAN’S ELEVEN)

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Ambientada en Las Vegas, OCEAN’S ELEVEN (Once a la Medianoche), Warner Bros., año 1960, es una de las películas con el legendario Rat Pack de Frank Sinatra: Dean Martin, Sammy Davis, Jr.Peter Lawford, Richard Conte, Joey Bishop, Henry Silva, Compinche Lester, Richard Benedict, Norman Fell y Clen Hervey además de otras estrellas.

Dirigida y producida por Lewis Milestone, cuenta la historia de un grupo de paracaidistas de la Segunda Guerra Mundial que, con algunos años de más, se vuelven a reunir para una difícil misión, esta vez, ya no en las líneas enemigas del frente Occidental, sino, en las cajas fuertes de cinco de los más prestigiosos casinos de la ciudad del juego y la diversión.

Al mando de la operación, Danny Ocean, un curtido jugador, aventurero y mujeriego (nunca mejor interpretado por otro que la Rata Mayor: Frank Sinatra) que es convocado por Spyros Acebos (Akim Tamiroff), cerebro de la operación, que le encarga contactarse con todos los miembros de la 82da. División Aerotransportada para llevar a cabo el robo que solo ambos creen posible.

La trama en esta película es más simple que la del posterior remake realizado el año 2001 con Brad Pitt, George Clooney, Julia Roberts y otros, dirigida por Steven Soderbergh.

El plan consiste en que algunos de los chicos de Danny, consigan un empleo en los casinos: Sahara, Riviera, Desert Inn, Sands y El Flamingo, para el 31 de diciembre, día en que se celebraran fiestas por la llegada de Año Nuevo. Los Ocean’s se encargarán de sabotear los sistemas de iluminación y neutralizar las alarmas a efectos que los demás ingresen a las oficinas de contabilidad para llevarse todo el dinero existente.

El problema se presenta cuando uno de los Eleven muere en plena vía pública tras cometerse exitosamente el atraco y Duke Santos, un ex-mafioso y padrastro de uno de ellos, es llamado por los administradores de los casinos para que dé con los autores. Este de pura casualidad descubre que fueron su hijastro y sus amigos por lo que a efectos de no delatarlos les pide el cincuenta por ciento del botín.

Sinatra
Para despistar a la policía y a Duke Santos, los Ocean´s esconden todo el dinero en el féretro de su compañero, que inicialmente habían dispuesto trasladarlo a la ciudad de San Francisco - California vía aérea, sin contar con que la viuda ha sido convocada por la funeraria para recomendarle que menos engorroso es incinerar al cadáver y luego llevarse las cenizas en una urna.

Presentes los Ocean’s Eleven, Duke Santos y miembros del Cuerpo de Veteranos de Guerra en el velatorio, el cadáver es incinerado junto con el cajón… y el dinero.

La película Ocean’s Eleven fue estrenada el 3 de agosto de 1960 en Las Vegas y el día 10 del mismo mes en la ciudad de Nueva York y Los Angeles.

Dean Martin
Inicialmente la película fue planificada con William Holden en el papel de Danny Ocean. Cuando Peter Lawford (dueño del guión) le comentó el proyecto a Sinatra, éste se interesó, por lo que Holden finalmente fue dejado de lado.

El rodaje se llevó a cabo en tan solo tres meses. Es sabido que Frank en su carrera cinematográfica jamás hizo más de una toma de cualquier escena, por lo que se puede apreciar mucha espontaneidad en varios de los pasajes del film.

También formaron parte del elenco Angie Dickinson, Shirley McClaine y Cesar Romero.

Los Casinos

Sahara Hotel & Casino, llamado en su momento “La Joya del Desierto”, fue abierto al público en 1952 y fue el sexto en ser construido en la famosa strip de Las Vegas. De ambientación marroquí, su sala de juego tiene un área de 7,896 m2., mientras que el conjunto se asienta en un terreno de 174,000 m2. El hotel cuenta con 1,720 habitaciones y en mayo de 2011 fue cerrado sin especificar si alguna vez sería reabierto. En sus primeros años tenía solo 240 habitaciones y servía cenas por $1.50 y café a 10 centavos. Entre los artistas que se presentaron en este local tenemos a Liza Minelli. Era el favorito de Elvis Presley, Cary Grant, Grace Kelly y Spencer  Tracy. Los miembros del Rat Pack luego de sus presentaciones acudían a su restaurante pasada la medianoche y dejaban propinas a los camareros por encima de los mil dólares.

Riviera (Hotel & Casino), es otro ocupante (el noveno) de la strip de Las Vegas, con una sala de juego de 9,000 m2 y un hotel con 2,1oo habitaciones (inicialmente solo tenía 500). Abrió sus puertas en abril de 1955. Se dice que por algunos años su manejo estuvo en manos de la mafia. Dean Martin y los hermanos Harpo y Groucho Marx se encontraban entre sus accionistas. Sus instalaciones han servido para el rodaje de (además de Ocean’s Eleven): Casino, Austin Powers International Man of Mystery, entre otras películas. Se han presentado en el Riviera, Dinah Shore, Eddie Fisher, Dean Martin, Frank Sinatra. Martin contaba con su propio rincón, denominado el Piano Bar (o guarida) de Dino.

Desert Inn, fue un hotel y casino inaugurado el 24 de abril de 1950 como el quinto ocupante de la exclusiva strip. Sus instalaciones contaban con un campo de golf. En los espectáculos que organizó actuaban estrellas de la talla de Frank Sinatra, Dean Martin y Jerry Lewis, Sammy Davis, Tony Bennett, Paul Anka, Neil Sedaka, Liberace. En 1967, el excéntrico multimillonario Howard Hughes adquirió la propiedad tan solo por el hecho de no querer desocupar los dos pisos que tomó en una visita que inicialmente estaba programada para diez días. Sus 821 habitaciones fueron reducidas a 715 a efectos de dar mayor espacio a eventos sociales. Cuando cumplió su 50 aniversario (año 2000) se organizó un torneo de golf con la participación de viejas glorias del cine y autoridades de las Vegas, para poco después cerrarlo definitivamente. La torre de las habitaciones fue demolida para levantarse un nuevo negocio de diversión, el cual, del mismo modo, finalmente fue cerrado por bajas ventas. Además de ser locación para la película Ocean’s Eleven, el Desert Inn fue utilizado para la recordada serie de televisión de finales de los 70’s: Las Vegas.

Sands, hotel y casino fue vecino del Desert Inn. Inaugurado en diciembre de 1952 es el sétimo de los resort’s de la strip. Se caracterizó por el hecho que, tanto el público como las estrellas de sus grandes espectáculos compartían la sala de juegos. Era uno de los lugares favoritos del Rat Pack. Sinatra actuó allí con la orquesta de Cunt Basie (existe un CD de Sinatra en vivo desde el Sands, año 1966). Sammy Davis Jr. acostumbraba invitar a todo el elenco de bailarines y bailarinas a cenar. Un plato de bisteck costaba $1.90 ó 99 centavos (dependiendo del tamaño). El hotel no instaló televisores en las habitaciones con la creencia que dicho entretenimiento alejaría a los huéspedes de las salas de juego. Sus espacios estaban emplazados de tal manera que, para ir a cualquier lugar tenías que pasar necesariamente por el casino. En junio de 1996 fue cerrado, siendo demolido en el mes de noviembre. Actualmente se yergue sobre el terreno que alguna vez lo albergó, el The Venetian Hotel. En este nuevo hotel se ha reproducido la Sala Regency que fue el famoso restaurante del Sands y que quedó inmortalizado en algunas escenas de Ocean’s Eleven.

(El) Flamingo, hotel y casino inaugurado el 26 de diciembre de 1946 con el nombre de Pink Flamingo Hotel & Casino, fue el primer huésped de la strip. Inicialmente el terreno y el proyecto de este centro de diversión perteneció a Billy Wilkerson, quien contrató los servicios de George Vernon Russell a efecto que levantara una obra con un diseño Art Deco, con habitaciones y áreas de recreación de lujo. El costo de todo resultó excesivo por lo que Wilkerson se vio en la necesidad de recurrir a un financiamiento que luego lo apartó de la dirección ejecutiva por el tristemente célebre personaje de los bajos fondos Benjamin (Bugsy) Siegel, quien bautizó el hotel y casino con el sobrenombre de su novia debido a las bellas piernas largas que esta poseía. En el momento de su apertura, el Flamingo fue el hotel y casino más lujoso del mundo y con más luces de neón que el resto. Su sala de juego tiene un área de 7,153.5 m2; el hotel cuenta con 3,626 habitaciones. Además de Ocean´s Eleven, en el Flamingo se filmó la película Viva Las Vegas con el rey del Rock & Roll, Elvis Presley.

Cartel de la versión de Pitt y sus amigos (2001)

Soundtrack:
Eee-O-Eleven (Sammy Davis, Jr.);
Ain’t That a Kick in the Head (Dean Martin);
I'm Gonna Live Till I Die (Frank Sinatra);
Me and My Shadow (Frank Sinatra & Sammy Davis, Jr.).


Post re-editado el 22 - 12 - 13

MAX MARRUFFO S.

lunes, 26 de diciembre de 2011

¡FELIZ NAVIDAD!

MILAGRO EN LA CALLE 34

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- No se trata de la fe. Es el sentido común…
- La fe es creer en cosas cuando el sentido común te dice que no lo hagas…
Dialogo entre Doris Walker y Frederick M. Gailey, personajes encarnados por Maureen O’Hara y John Payne, respectivamente, en la película Miracle on 34th Street (título traducido para América Latina como Milagro en la calle 34; y para España como De ilusión también se vive) de la 20th Century - Fox, dirigida por George Seaton y co-protagonizada por Edmund Gwenn y Natalie Wood.

No obstante su trama gira alrededor de la Navidad, este film fue estrenado el 2 de mayo de 1947 a insistencia del dueño de los estudios, Darryl F. Zannuck, quien pensaba que más gente acudiría a las salas de cine en la temporada de primavera-verano que en la época de invierno (estación en la que se recibe esta fiesta en América del Norte). Así, la promoción se las arregló para ocultar su contenido hasta dicho estreno. Con todo, a partir de ese día, se convirtió en la película más entrañable de estas fiestas.

En Miracle on 34th Street, Kris Kringle (Gwenn), un anciano de tupida barba cana, asegura ser Santa Claus cuando es contratado para promocionar los juguetes que vende uno de los grandes almacenes de Nueva York. Kringle conoce a Doris Walker y a su pequeña hija Susan (Wood) de cinco años que practican una suerte de materialismo por lo que no se admiten ningún tipo de fantasía. Esa actitud es promovida por Doris a su hija a raíz de su fracaso matrimonial.

La jovialidad y buen humor de Kringle motiva la antipatía de un empleado del almacén encargado de evaluar psicológicamente al personal, quien azuza la idea que aquel está loco y puede ser un tipo peligroso si no se cree en lo que dice. El hecho mismo que asegure llamarse Kris Kringle despierta sospechas.

Cuando se había trazado el objetivo de convencer a Doris y a Susan que a pesar que ocurran cosas malas en la vida se debe seguir teniendo fe, es encerrado en un manicomio, saliendo en su defensa Frederick M. Gailey, un abogado vecino de aquellas y que no oculta su interés por Doris.

El caso de la salud mental de Kris Kringle  es llevado a la Corte y Frederick se ve en la necesidad de demostrar que Kris es Santa Claus  y así poder evitar su confinamiento permanente.

Es en esta situación que se da el diálogo del inicio. Frederick por asumir la defensa de Kris renuncia al estudio donde trabajaba debido a que los dueños creían que la suya era una causa perdida. Doris también lo cree así y lo amonesta porque ha puesto en juego su futuro profesional por lo que ella asegura es una fantasía, conminándolo, además,  a ser “realista” como ella si quiere que su relación prospere. Frederick concluye la discusión señalándole a Doris que entre los dos existe una profunda diferencia de opiniones.

Cuando dos empleados del Servicio Postal de los Estados Unidos deciden enviar toda la correspondencia acumulada dirigida a Santa Claus a la Corte donde se desarrollaba el proceso, Frederick aprovecha la situación para alegar que dicha acción constituye un reconocimiento por parte de  la Administración Americana de la identidad de Kris Kringle siendo aceptado su argumento con una decisión favorable.

Finalmente, reconciliados Doris y Frederick, Kris aprovecha la ocasión para lograr que ambos compren una casa similar a la deseada por Susan quien había visto que se encontraba en venta en un recorte de revista, y que se la pidió como regalo de navidad.

En este desenlace se deja entrever que finalmente lo que es considerado un milagro no es otra cosa que el resultado de las circunstancias generadas por nuestras propias acciones basadas en la fe.

Kris Kringle

Cabe señalar que Kris Kringle es el nombre que recibe, tanto en la unión americana como en Canadá, Christkindl, un personaje de la tradición cristiana protestante alemana, equivalente del Santa Claus o San Nicolas de la tradición católica.

Christkindl significa “Niño Cristo”. Se dice que la figura de Christkindl fue introducida por Martín Lutero para desalentar la creencia de Santa Claus o San Nicolás en la incipiente comunidad protestante (no se olvide que a diferencia de los católicos, los cristianos  no veneran santos). Christkindl es Jesús encarnado en un niño de rubia cabellera con alas, cual si fuera un ángel, que reparte regalos.

Macy’s

El almacén (tienda por departamentos) que contrata los servicios de Kris Kringle en la película Miracle on 34th Street es Macy’s.

Rowland Hussey Macy inaugura la primera tienda Macy’s en la ciudad de Nueva York en 1858 con el nombre de R.H. Macy & Co quedando ubicada originalmente en el cruce de la 6ta Avenida con la Calle 14. En 1902, cuando el negocio ya pertenecía a los hermanos Isidor y Nathan Strauss, el almacén se traslada a su ubicación actual, el cruce de la Calle 34 con la 7ma. Avenida, Herald Square, N.Y.C. El edificio base que lo alberga, y que se encuentra en la esquina mencionada, fue construido por los arquitectos De Lemos & Cordes. Con el paso de los años a este se agregaron otros edificios, por lo que, actualmente, Macy’s abarca toda la cuadra, expansión que la convirtió en uno de los más grandes almacenes del mundo.

Vista del local de la tienda Macy's en la esquina de la Calle 34 cruce con la 7ma. Avenida (1908) Ciudad de Nueva York
Para la época en que se filmó la película (1947) esa era ya la situación de Macy’s, por lo que, en uno de los diálogos de la misma, quien funge de dueño de la tienda resalta dicha característica al momento de ser interrogado en la Corte con ocasión del proceso seguido para determinar el estado mental de Kris Kringle (Aquel personaje recibe el nombre de Mr. Macy, cuando en realidad R.H. Macy, había fallecido en 1877 y la tienda, en aquel entonces, era un negocio por acciones sin propietario único).

Tal y como ocurrió posteriormente  a inicios de la década de los 60’s con Tiffany & Co. y la película Breakfast in Tiffany’s; Miracle on 34th Street sirve de vitrina publicitaria a Macy’s, sin embargo, a partir del año 1994, con ocasión de la filmación de un nuevo remake de la obra*, la empresa quita por primera y definitiva vez la autorización de ser mencionada en lo sucesivo.

La tienda de la Calle 34 cruce con la 7ma Avenida en Nueva York fue declarada Lugar Nacional de Interés Histórico.

Vista actual del local de la tienda Macy's tomada desde la Calle 34 orientación Oeste - Este. A dos cuadras (en ese sentido) se ubica el Empire State Building.
El Macy’s Thanksgiving Day Parade (Desfile del Día de Acción de Gracias de Macy’s)

Cartel anunciando el primer desfile del Macy's Thanksgiving Day Parade el 27 de noviembre de 1924.  
En la película, Doris, empleada de la tienda Macy’s, encargada de organizar el desfile anual del Día de Acción de Gracias, se ve en aprietos cuando se entera que el sujeto contratado para hacer de Santa Claus está borracho. Kringle fue a persona que so lo advierte. Al ver que tiene bigotes y barba espesa como la imagen tradicional de Santa Claus Doris le pide a Kris que participe en el corso. En las imágenes del desfile se puede apreciar un enorme muñeco inflable que es paseado junto con los carros alegóricos.

Snoopy volando por el Dakota Building
Este desfile es efectuado en realidad desde el año 1924 y constituye la apertura de la temporada de navidad de la tienda Macy’s de Nueva York, coincidiendo, además, con la celebración del Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos (que se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre de cada año).

El Sorprendente Hombre Araña desfila para Macy's
Pocos años después de iniciado el tradicional evento se agregaron los globos gigantes con imágenes de personajes infantiles. A partir de 1934, la Disney autorizó el uso de sus personajes.


El recorrido del corso invariablemente suele comenzar en la Central Park West Ave. y doblar hacia el Este por la Calle 42, hasta llegar a la 6ta. Avenida y bajar (rumbo Sur) hasta la Calle 34 que es donde está ubicada la enorme tienda.

Globo (balloon) de Superman, desfile de 1940.
Reconocimientos

Miracle on 34th Street obtuvo tres premios Oscar en 1948. Uno concedido al actor Edmund Gwenn (Kris Kringle) como Mejor Actor de Reparto y los otros dos por Mejor Guión e Historia Original.

Actualmente la cinta original se preserva en el Registro Nacional de Películas  de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y está calificada como “cultural, histórica y estéticamente significativa”.

Está ubicada en el puesto número cinco dentro de las Diez Mejores Películas del Género Fantástico por el American Film Institute.

Actores


 Maureen O’Hara, de origen irlandés, nacida el 17 de agosto de 1920, es una de la leyendas supervivientes de la época dorada de Hollywood, actuó en películas famosas como El Jorobado de Notre Dame; El Cisne Negro; Que verde era mi valle, entre otros clásicos.
  
John Payne, cantante y actor nacido en Virginia el 28 de mayo de 1912 y fallecido el 6 de diciembre de 1989 en California. Hizo películas musicales, Westerns, de aventuras, románticas y de comedia. Trabajó hasta en cuatro oportunidades al lado de Maureen O’Hara, una de ellas, la película Miracle on 34th Street, película que además constituyó su participación más destacada.

Edmund Gwenn, actor inglés, nacido en Gales el 26 de setiembre de 1877 y fallecido el 6 de setiembre de 1956 en Los Angeles. Su primer trabajo en el teatro se dio por iniciativa del dramaturgo George Bernard Shaw quien quedó impresionado por sus dotes actorales. Entre las películas que participó tenemos Orgullo y Prejuicio; Un Yanqui en Oxford; Entre Dos Mundos; Los Miserables. Su actuación como Kris Kringle le valió su único premio Oscar.

Natalie Wood, nacida el 20 de julio de 1938 en San Francisco - California y fallecida trágicamente el 29 de noviembre de 1981 en la Isla de Santa Catalina, Estados Unidos. Fue una niña prodigio del cine junto a otras estrellas infantiles como Shirley Temple, Judy Garland y Elizabeth Taylor. Fue la más exitosa de los mencionados anteriormente con films como Rebeldes sin causa; Esplendor en la Hierba; Amores Extraños; West Side Story. Por los tres primeros obtuvo nominaciones para el Oscar.

Sentimentalmente siempre estuvo asociada a Robert Wagner con quien se encontraba casada al momento de caer por la borda de su yate al agua, muriendo ahogada. Natalie Wood, luego de filmar una película en donde su personaje muere del mismo modo (Esplendor en la Hierba) adquirió una terrible fobia al mar que la paralizaba no obstante haber sido una excelente nadadora. Se dice que su caída se debió al hecho que había consumido licor cuando salió a caminar alrededor de su yate. También se especuló en un suicidio y hasta en una muerte criminal en manos de su pareja de siempre, Wagner.

Murió a la edad de 43 años.

(*) Dirigida por Les Mayfield y protagonizada por Mara Willson (la recordada Matilda) en el papel de Susan. Imposibilitados los escritores, guionistas y productores de usar el nombre y la imagen de Macy's se creo la ficticia tienda Cole.


Soundtrack:
 Here Comes Santa Claus; Santa Claus Is Comin’ to Town: Ray Conniff, Orquesta y Coros.

jueves, 15 de diciembre de 2011

¡FELIZ NAVIDAD!

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Un cuento de Navidad con las costumbres que se conocieron en mi país:

Navidad en los Andes
Ciro Alegría *

Marcabal Grande, hacienda de mi familia, queda en una de las postreras estribaciones de los Andes, lindando con el río Marañón. Compónenla cerros enhiestos y valles profundos. Las frías alturas azulean de rocas desnudas. Las faldas y llanadas propicias verdean de sembríos, donde hay gente que labre, pues lo demás es soledad de naturaleza silvestre. En los valles aroman el café, el cacao y otros cultivos tropicales, a retazos, porque luego triunfa el bosque salvaje. La casa hacienda, antañona construcción de paredes calizas y tejas rojas, álzase en una falda, entre eucaliptos y muros de piedra, acequias espejeantes y un huerto y un jardín y sembrados y pastizales. A unas cuadras de la casa, canta su júbilo de aguas claras una quebrada y a otras tantas, diseña su melancolía de tumbas un panteón. Moteando la amplitud de la tierra, cerca, lejos, humean los bohíos de los peones. El viento, incansable transeúnte andino, es como un mensaje de la inmensidad formada por un tumulto de cerros que hieren el cielo nítido a golpe de roquedales.

Cuando era niño, llegaba yo a esa casa cada diciembre durante mis vacaciones. Desmontaba con las espuelas enrojecidas de acicatear al caballo y la cara desollada por la fusta del viento jalquino. Mi madre no acababa de abrazarme. Luego me masajeaba las mejillas y los labios agrietados con manteca de cacao. Mis hermanos y primos miraban las alforjas indagando por juguetes y caramelos. Mis parientes forzudos me levantaban en vilo a guisa de saludo. Mi ama india dejaba resbalar un lagrimón. Mi padre preguntaba invariablemente al guía indio que me acompañó si nos había ido bien en el camino y el indio respondía invariablemente que bien. Indio es un decir, que algunos eran cholos. Recuerdo todavía sus nombres camperos: Juan Bringas, Gaspar Chiguala, Zenón Pincel. Solían añadir, de modo remolón, si sufrimos lluvia, granizada, cansancio de caballos o cualquier accidente. Una vez, la primera respuesta de Gaspar se hizo más notable porque una súbita crecida llevóse un puente y por poco nos arrastra el río al vadearlo. Mi padre regañó entonces a Gaspar:

- ¿Cómo dices que bien?
- Si hemos llegao bien, todo ha estao bien-, fue su apreciación.

El hecho era que el hogar andino me recibía con el natural afecto y un conjunto de características a las que podría llamar centenarias y, en algunos casos, milenarias.

Mi padre comenzaba pronto a preparar el Nacimiento. En la habitación más espaciosa de la casona, levantaba un armazón de cajones y tablas, ayudado por un carpintero al que decían Gamboyao y nosotros los chicuelos, a quienes la oportunidad de clavar o serruchar nos parecía un privilegio. De hecho lo era, porque ni papá ni Gamboyao tenían mucha confianza en nuestra destreza.

Después, mi padre encaminábase hacia alguna zona boscosa, siempre seguido de nosotros los pequeños, que hechos una vocinglera turba, poníamos en fuga a perdices, torcaces, conejos silvestres y otros espantadizos animales del campo. Del monte traíamos musgo, manojos de unas plantas parásitas que crecían como barbas en los troncos, unas pencas llamadas achupallas, ciertas carnosas siemprevivas de la región, ramas de hojas olorosas y extrañas flores granates y anaranjadas. Todo ese mundillo vegetal capturado, tenía la característica de no marchitarse pronto y debía cubrir la armazón de madera. Cumplido el propósito, la amplia habitación olía a bosque recién cortado.

Las figuras del Nacimiento eran sacadas entonces de un armario y colocadas en el centro de la armazón cubierta de ramas, plantas y flores. San José, la Virgen y el Niño, con la mula y el buey, no parecían estar en un establo, salvo por el puñado de paja que amarilleaba en el lecho del Niño. Quedaban en medio de una síntesis de selva. Tal se acostumbraba tradicionalmente en Marcabal Grande y toda la región. Ante las imágenes relucía una plataforma de madera desnuda, que oportunamente era cubierta con n mantel bordado, y cuyo objeto ya se verá.

En medio de los preparativos, mamá solía decir a mi padre, sonriendo de modo tierno y jubiloso:

- José, pero si tú eres ateo...

- Déjame, déjame, Herminia, replicaba mi padre con buen humor-, no me recuerdes eso ahora y...a los chicos les gusta la Navidad...

Un ateo no quería herir el alma de los niños. Toda la gente de la región, que hasta ahora lo recuerda, sabía por experiencia que mi padre era un cristiano por las obras y cotidianamente.

Por esos días llegaban los indios y cholos colonos a la casa, llevando obsequios, a nosotros los pequeños, a mis padres, a mi abuela Juana, a mis tíos, a quien quisieran elegir entre los patrones. Más regalos recibía mamá. Obsequiábannos gallinas y pavos, lechones y cabritos, frutas y tejidos y cuantas cosillas consideraban buenas. Retornábaseles la atención con telas, pañuelos, rondines, machetes, cuchillas, sal, azúcar...Cierta vez, un indio regalóme un venado de meses que me tuvo deslumbrado durante todas las vacaciones.

Por esos días también iban ensayando sus cantos y bailes las llamadas "pastoras", banda de danzantes compuesta por todas las muchachas de la casa y dos mocetones cuyo papel diré luego.

El día 24, salido el sol apenas, comenzaba la masacre de animales, hecha por los sirvientes indios. La cocinera Vishe, india también, a la cual nadie le sabía la edad y mandaba en la casa con la autoridad de una antigua institución, pedía refuerzos de asistentes para hacer su oficio. Mi abuela Juana y mamá, con mis tías Carmen y Chana, amasaban buñuelos. Mi padre alineaba las encargadas botellas de pisco y cerveza, y acaso alguna de vino, para quien quisiese. En la despensa hervía roja chicha en cónicas botijas de greda. Del jardín llevábanse rosas y claveles al altar, la sala y todas las habitaciones. Tradicionalmente, en los ramos entremezclábanse los colores rojo y blanco. Todas las gentes y las cosas adquirían un aire de fiesta.

Servíase la cena en un comedor tan grande que hacía eco, sobre una larga mesa iluminada por cuatro lámparas que dejaban pasar una suave luz a través de pantallas de cristal esmerilado. Recuerdo el rostro emocionadamente dulce de mi madre, junto a una apacible lámpara. Había en la cena un alegre recogimiento aumentado por la inmensa noche, de grandes estrellas, que comenzaba junto a nuestras puertas. Como que rezaba el viento. Al suave aroma de las flores que cubrían las mesas, se mezclaba la áspera fragancia de los eucaliptos cercanos.

Después de la cena pasábamos a la habitación del Nacimiento. Las mujeres se arrodillaban frente al altar y rezaban. Los hombres conversaban a media voz, sentados en gruesas sillas adosadas a las paredes. Los niños, según la orden de cada mamá, rezábamos o conversábamos. No era raro que un chicuelo demasiado alborotador, se lo llamara a rezar como castigo. Así iba pasando el tiempo.

De pronto, a lo lejos sonaba un canto que poco a poco avanzaba acercándose. Era un coro de dulces y claras voces. Deteníase junto a la puerta. Las "pastoras" entonaban una salutación, cantada en muchos versos. Recuerdo la suave melodía. Recuerdo algunos versos:

En el portal de Belén
hay estrellas, sol y luna;
a Virgen y San José
y el niño que está en la cuna.
Niñito, por qué has nacido
en este pobre portal,
teniendo palacios ricos
donde poderte abrigar...

Súbitamente las "pastoras" irrumpían en la habitación, de dos en dos, cantando y bailando a la vez. La música de los versos había cambiado y estos eran más simples.

Cuantas muchachas quisieron formar la banda, tanto las blancas hijas de los patrones como las sirvientas indias y cholas, estaban allí confundidas. Todas vestían trajes típicos de vivos colores. Algunas ceñíanse una falda de pliegues precolombina, llamada anaco. Todas llevaban los mismos sombreros blancos adornados con cintas y unas menudas hojas redondas de olor intenso. Todas calzaban zapatillas de cordobán. Había personajes cómicos. Eran los "viejos". Los dos mocetones habíanse disfrazado de tales, simulando jorobas con un bulto de ropas y barbazas con una piel de chivo. Empuñaban cayados. Entre canto y canto, los "viejos" lanzaban algún chiste y bailaban dando saltos cómicos. Las muchachas danzaban con blanda cadencia, ya en parejas o en forma de ronda. De cuando en vez, agitaban claras sonajas. Y todo quería ser una imitación de los pastores que llegaron a Belén, así con esos trajes americanos y los sombreros peruanísimos. El cristianismo hondo estaba en una jubilosa aceptación de la igualdad. No había patrona ni sirvientitas y tampoco razas diferenciadoras esa noche.

La banda irrumpía el baile para hacer las ofrendas. Cada "pastora" iba hasta la puerta, donde estaban los cargadores de los regalos y tomaba el que debía entregar. Acercándose al altar, entonaba un canto alusivo a su acción.

- Señora Santa Ana,
¿por qué llora el Niño?
-Por una manzana
que se le ha perdido.
-No llore por una,
yo le daré dos:
una para el Niño
y otra para vos

La muchacha descubríase entonces, caía de rodillas y ponía efectivamente dos manzanas en la plataforma que ya mencionamos. Si quería dejaba más de las enumeradas en el canto. Nadie iba a protestar. Una tras otra iban todas las "pastoras" cantando y haciendo sus ofrendas. Consistían en juguetes, frutas, dulces, café y chocolate, pequeñas cosas bellas hechas a mano. Una nota puramente emocional era dada por la "pastora" más pequeña de la banda. Cantaba:

A mi niño Manuelito
todas le trae un don
Yo soy chica y nada tengo,
le traigo mi corazón.

La chicuela arrodillábase haciendo con las manos el ademán del caso. Nunca faltaba quien asegurara que la mocita de veras parecía estar arrancándose el corazón para ofrendarlo.

Las "pastoras" íbanse entonando otros cantos, en medio de un bailecito mantenido entre vueltas y venias. A poco entraban de nuevo, con los rebozos y sombreros en las manos, sonrientes las caras, a tomar parte en la reunión general.

Como habían pasado horas desde la cena, tomábase de la plataforma los alimentos y bebidas ofrendados al Niño Jesús. No se iba a molestar el Niño por eso. Era la costumbre. Cada uno servíase lo que deseaba. A los chicos nos daban además los juguetes. Como es de suponer, las "pastoras" también consumían sus ofrendas. Conversábase entre tanto. Frecuentemente, pedíase a las "pastoras" de mejor voz, que cantaran solas. Algunas accedían. Y entonces todo era silencio, para escuchar a una muchacha erguida, de lucidas trenzas, elevando una voz que era a modo de alta y plácida plegaria.

La reunión se disolvía lentamente. Brillaban linternas por los corredores. Me acostaba en mi cama de cedro, pero no dormía. Esperaba ver de nuevo a mamá. Me gustaba ver que mi madre entraba caminando de puntillas y como ya nos habían dado los juguetes, ponía debajo de mi almohada un pañuelo que había bordado con mi nombre. Me conmovía su ternura. Deseaba yo correspondérsela y no le decía que la existencia había empezado a recortarme los sueños. Ella me dejó el pañuelo bordado, tratando de que yo no despertara, durante varios años.

Del libro Panki y el Guerrero Lima, Colección infantil "Ciro Alegría", 1968.

(*)1909 - 1967, escritor peruano, nacido en la hacienda Quilca, provincia Sánchez Carrión, departamento de La Libertad, representante de la literatura Indigenista, fue miembro de la Academia Peruana de la Lengua (1960). Entre sus obras más conocidas tenemos: La Serpiente de Oro (1925), Los Perros Hambrientos (1938), El Mundo es Ancho y Ajeno (1941), Duelo de Caballeros (1960). Falleció en Lima.
Soundtrack:
Aleluya en la noche de navidad
Pequeño Jesús