¡Deteneos, y dejad ahí ese cadaver! Acto I, escena II, Ricardo III, William Shakespeare |
Es un tópico decir que el amor es ciego como la
necia testarudez, haciéndolo responsable del ayuntamiento de almas
incompatibles, emparejamientos antinaturales por ilógicos y contrarios a la
razón, o de las desdichas que algunos suelen contar en las redes sociales;
cuando lo cierto es que la responsabilidad de todo ello recae en el mal ojo que
muchos tienen para darse cuenta de las cosas forzando en su nombre situaciones
imposibles sin importarles regalar hasta la última gota de su dignidad, como
también recae en aquellos que teniendo las cosas claras, ceden, incurriendo en el
mismo grado de bobería imperdonable.
Para otros, el amor puede ser sinónimo de historias
sublimes, sin recordar la letra de esa vieja canción que exclamaba, que según
el color del cristal con que se mire, lo que a uno le pareció bonito, para el otro
solo fue una porquería.
Esta es una pequeña antología de piezas
seleccionadas de diversos géneros de la literatura que nos hablan de historias de "amor" que
representan lo antes dicho.
La que entregamos a continuación se refiere a la de
un tío que no le importaba que su dignidad quede como palo de gallinero a cambio de obtener el amor de una comadre que lo
odiaba y despreciaba con una fuerza visceral tal que le desaflojaba el
estómago. Es
la historia del conde de Glocester (quien luego sería el rey Ricardo III) y lady
Ana, contenido en el Acto I, escena II del drama Ricardo III,
escrito por William
Shakespeare aproximadamente entre los años
1588 – 1589 o entre 1593 – 1594. La tal lady debe haber tenido buena talla y
buen talle como para que el conde ese se haya tragado tamaños insultos y
encajado en su rostro gruesas flemas a cambio de un sí de la niña.
Dejo a salvo el hecho que yo creo en el amor… pero hoy
quiero burlarme de él.
El cuerpo del REY ENRIQUE VI en un
féretro abierto.
Algunos NOBLES con alabardas dan escolta al cadáver.
LADY ANA preside el duelo; luego entra GLOCESTER
Ricardo III, caracterizado por Lawrance Olivier (1955) |
(Los portadores del cadáver lo levantan
Y dan algunos pasos. Entra
Glocester.)
GLOCESTER.─¡Deteneos, y dejad ahí ese cadáver!
ANA.─¿Qué sombrío nigromántico conjura a este demonio
para oponerse a mi piadosa devoción?
GLOCESTER.─¡Dejad ahí ese cadáver, pícaros, o ¡por San pablo
haré otro del que me desobedezca!
NOBLE 1.º.─Milord, dejad pasar el féretro.
GLOCESTER.─¡Perro
mal criado, deténte: yo lo ordeno! ¡No amenaces mi pecho con tu alabarda, o
¡por San Pablo! Te hago pedazos a mis pies y te pisoteo para castigar tu
temeridad!
(Los portadores dejan el féretro
en el suelo.)
Vivien Leigh, como Lady Anne (1948) |
GLOCESTER.─¡Santa y dulce mujer, por caridad, calmaos!
ANA.─¡Horrendo demonio, por amor de Dios, vete y no me
conturbes más! ¡De la tierra afortunada has hecho tu infierno, y los has
llenado con tus imprecaciones y blasfemias! Si te gozas en contemplar tus viles
acciones, mira esta obra maestra de tus asesinatos. Mirad, mirad, caballeros.
¡Las heridas de Enrique muerto abren sus bocas congeladas y sangran de nuevo!
¡Avergüénzate, avergüénzate, montón de deformidades; tu presencia es la que
hace brotar la sangre de esas venas vacías y frías donde ya no queda ni sangre!
¡Tu acción inhumana y contra Natura provoca ese diluvio milagroso! ¡Oh. Dios,
autor de su sangre, venga su muerte! ¡Oh, tierra que has bebido esta sangre,
venga su muerte! ¡Cielos, que tus rayos destruyan al asesino! ¡Tierra, abre tu
boca insondable y apresúrate a devorarlo, como devoras la sangre de este
magnánimo rey, a quien asesinó su brazo guiado por el infierno!
GLOCESTER.─Señora, desconocéis las leyes de la caridad, que
exigen devolver bien por mal y bendecir en vez de maldecir.
ANA.─¡Villano,
tú no conoces ni leyes divinas ni humanas, porque no existe un animal tan feroz
que sea implacable!
GLOCESTER.─Si soy implacable, no soy una fiera.
ANA.─¡Oh, qué asombro! ¡El diablo diciendo la verdad!
GLOCESTER.─¡Aún es más asombroso ver ángeles coléricos!
Divina perfección de la mujer, permitid que en esta ocasión me justifique de
tantos crímenes supuestos.
ANA.─¡Infección humana sin precedentes, permíteme que
en esta ocasión maldiga tu persona maldita, por estos crímenes comprobados!
GLOCESTER.─¡Mujer bellísima, cuya hermosura no es posible
expresar en palabras, concédeme, pacientemente, tiempo de excusarme!
ANA.─¡Monstruo incomprensible! ¡Si quieres
justificarte, ahórcate!
GLOCESTER.─Semejante acto de desesperación me acusaría.
ANA.─¡No, te excusaría inflingiéndote el justo castigo
de la injusta carnicería que has hecho con los demás!
GLOCESTER.─¿Y si no fuera yo el que los ha matado?
ANA.─¡No estarían muertos. ¡Pero lo están por tu causa,
diabólico bribón!
GLOCESTER.─Yo no he asesinado a vuestro marido.
ANA.─Entonces, ¿está vivo?
GLOCESTER.─No; ha muerto a manos de Eduardo.
ANA.─¡Miente tu boca infame! La reina Margarita ha
visto tu arma mortífera humeante de sangre. Y si tus hermanos no la hubiesen
desviado, ya la dirigías contra ella.
GLOCESTER.─Fui provocado por su lengua calumniadora.
Pretendía cargar sobre mis hombros inocentes el crimen de mis hermanos.
ANA.─Lo fuiste por tu sangriento instinto, que jamás ha
ideado otra cosa que crímenes. ¿No has matado al rey?
GLOCESTER.─No lo niego.
ANA.─¡No lo niegas, malvado! ¡Entonces, que Dios te
condene por tan espantoso crimen! ¡Era afable, dulce y virtuoso!
GLOCESTER.─¡Hecho para el Dios del cielo! ¡Él le conserve a
su lado!
ANA.─¡Está en el cielo, adonde tú no irás jamás!
GLOCESTER.─¡Que me agradezca, pues, el haberlo enviado a él!
Había nacido para el cielo más que para la tierra.
ANA.─¡Y tú has nacido para el infierno!
GLOCESTER.─O para otro lugar; si queréis os lo diré.
ANA.─¿Para una cárcel?
GLOCESTER.─No. Para vuestro lecho.
ANA.─¡Que el insomnio habite la alcoba donde reposes!
GLOCESTER.─Así sería, señora, si reposase a vuestro lado.
ANA.─¡lo supongo!
Actor David Darrick como Ricardo III, 1741 (grabado) |
ANA.─Tú has sido a la vez causa e instrumento de su
desaparición.
GLOCESTER.─¡La causa fue vuestra belleza! ¡Vuestra belleza,
que hasta en mi sueño me subyugaba,
hasta el punto de que hubiera matado al género humano por vivir una hora
recostado en vuestro seno!
ANA.─¡A creerte, homicida, con mis uñas desgarraría la
belleza de mis mejías!
GLOCESTER.─¡Mis ojos no sufrirían ese atentado a la belleza!
No la destruiréis jamás, mientras yo esté presente. Ella me ilumina, como el
sol alumbra el universo. ¡Es mi día y mi vida!
ANA.─¡Que una oscura noche entenebrezca tu día, y la
muerte tu vida!
GLOCESTER.─¡No blasfemes contra ti misma, bella criatura; tu
eres mi día y mi vida!
ANA.─¡Quisiera serlo para vengarme de ti!
GLOCESTER.─Querer vengarte de quien te idolatra es buscar una
injusta querella.
ANA.─Es una querella justa y razonable querer vengarme
del asesino de mi esposo.
GLOCESTER.─El que te ha privado de tu esposo quería
procurarte otro mejor.
ANA.─¡Otro mejor no alienta sobre la tierra!
GLOCESTER.─¡Vive y os ama más de lo debido!
ANA.─¡Su nombre!
GLOCESTER.─Plantagenet.
ANA.─¡Era él!
GLOCESTER.─Un hombre que lleva el mismo nombre, pero
preferible por su modo de ser.
ANA.─¿Dónde está?
GLOCESTER.─Aquí. (Lady Ana
le escupe al rostro.) ¿Por qué escupes mi rostro?
ANA.─¡Ojalá fuera un mortal veneno!
GLOCESTER.─¿Saldría un veneno de sitio tan encantador?
ANA.─¡Jamás veneno alguno manchó reptil más inmundo!
¡Apártate de mi vista! ¡Tú inficionas mis ojos!
GLOCESTER.─¡Tus ojos, dulce señora, han inficionado los míos!
ANA.─¡Ojalá fueran basiliscos, para darte la muerte!
Ricardo III y Lady Anne (Olivier y Claire Bloom) |
ANA.─¡De pie, hipócrita! ¡Yo deseo tu muerte, pero no
quiero ser tu verdugo!
GLOCESTER.─Entonces, ordéname morir y obedeceré.
ANA.─Ya te lo he ordenado.
GLOCESTER.─Sólo dabas oídos a tu cólera. ¡Ordénamelo otra
vez, y acto seguido esta mano, que por amor a ti ha dado muerte a tu amante,
por amor a ti matará a un amante más sincero! ¡Tú serás cómplice de la muerte
de ambos!
ANA.─¡Oh! ¡Si pudiese leer en tu corazón!
GLOCESTER.─Mis palabras traducen sus sentimientos.
ANA.─Temo que tus palabras y tu corazón mientan.
GLOCESTER.─Entonces, no hay hombre veraz.
ANA.─Sea. Recuperad vuestra espada.
GLOCESTER.─¿Hacemos las pases?
ANA.─Ya lo sabréis más tarde.
GLOCESTER.─¿Puedo vivir con tal esperanza?
ANA.─Los humanos viven de esperanzas.
GLOCESTER.─Dignaos poneros este anillo.
ANA.─Recibir no es dar.
(Se pone el anillo)
Al Pacino como Ricardo III (1996) |
ANA.─¿De qué favor se trata?
GLOCESTER.─Que, os dignéis dejar el cuidado de estos tristes
deberes a quien está más indicado que vos para presidir un duelo, mientras vais
a descansar a Crosby-Place. Cuando se haya dado sepultura solemnemente a este
noble rey en el monasterio de Chertsey y
riegue yo su tumba con mis lágrimas de arrepentimiento, iré a reunirme con vos
en Crosby-Place para presentaros mis respetos. Por varias razones secretas, os
suplico que me concedáis esta gracia.
ANA.─Grande es la alegría que experimenta mi razón al
veros tan arrepentido. Tressel y Berkley, acompañadme.
GLOCESTER.─¿No me diréis adiós?
ANA.─Es más de lo que mereces. Pero puesto que me enseñáis
el modo de adular, imaginaos que os lo he dicho ya.
[“Ricardo III”: William Shakespeare. Edición RBA
Coleccionable, Barcelona, año 2010. Traducción R. Martínez Lafuente.]
NOTAS:
Ricardo III |
Escudo de Armas de Ricardo III |
En cuanto a Lady Ana, esta
era prima hermana de Ricardo, hija de Richard Neville, conde de Warwick,
hermano de Cecilia Neville, la duquesa de York, madre de Ricardo. Ana y Ricardo
fueron muy unidos durante su infancia.
Cuando Ana tenía 14 años de
edad, fue prometida en matrimonio por su padre al hijo del rey Enrique VI,
Eduardo, príncipe de Gales, lo que representó una traición para los York. Ana
se abría casado con Eduardo en diciembre del año 1470, seis meses antes que
este encontrara la muerte en la batalla de Tewskebury (mayo de 1971). Ricardo
afanosamente trato de recuperar la amistad y conquistar el amor de Ana, no solo
motivado por un verdadero amor, sino también, por el afán de poseer las tierras
que Ana recibió de su madre como herencia. Ana y Ricardo se casaron en la
abadía de Westminster en julio de 1472 y procrearon un hijo, al que le dieron
el nombre de Eduardo. A la coronación de Ricardo como rey, Ana fue coronada a
su vez como reina de Inglaterra, mientras que el hijo de ambos recibió el
título de príncipe de Gales. El joven príncipe murió a la edad de 10 años
(1483).
Ana Neville, Lady Anne |
- Los Lancaster y los York,
pertenecían a la Casa de Plantagenet, cuya cabeza o tronco común fue el rey
Eduardo III. La Casa de Plantagenet se mantuvo en el trono de Inglaterra hasta
el momento que la lucha entre los Lancaster y los York (Guerra de las Rosas)
los debilitó tanto que prácticamente despareció a ambas familias, permitiendo
el acceso al trono de Enrique VII (Enrique Tudor), miembro ilegítimo de los
Lancaster, que se casó con una sobrina de Ricardo, Isabel de York. Este
matrimonio finalmente unió a los Lancaster con los York, sin embargo, en su
reinado Enrique VII mandó ultimar a cualquier heredero de esas casas para
constituir una nueva dinastía, la de los Tudor.
- En la película “The Goodbye
Girl” (año 1977, dirigida por Herbert Ross) el personaje Elliot Grarfield
(interpretado por Richard Dreyfuss) plantea la tesis según la cual, todas
las pillerías que se le achacan a Ricardo III, tuvieron como única finalidad
poder “cepillarse a Lady Ana”.
- "Tourdion" fue una danza popular de mediados del siglo XV en el Ducado de Borgoña, Francia, uno de los Estados más importantes de la Europa medieval. Los duques borgoñeses incentibaron la música contratando compositores, cantantes e instrumentistas a los cuales permitían salir a brindar su arte en otras partes de Europa, por lo que la escuela de Borgoña se hizo muy popular en toda Francia y en Roma, Alemania e Inglaterra.
- "Tourdion" fue una danza popular de mediados del siglo XV en el Ducado de Borgoña, Francia, uno de los Estados más importantes de la Europa medieval. Los duques borgoñeses incentibaron la música contratando compositores, cantantes e instrumentistas a los cuales permitían salir a brindar su arte en otras partes de Europa, por lo que la escuela de Borgoña se hizo muy popular en toda Francia y en Roma, Alemania e Inglaterra.
Cuando bebo clarete,
Yo solo giro, giro, giro, giro,
Así que ahora bebo Anjou o Arbois
Vamos a cantar y beber, ir por la botella antes de
hacer la guerra,
Cantar y beber, amigos, beber!
-Tourdion,
Siglo XV-
- “N.I.B.”
es
una canción escrita por Geezer Buttler que es considerada como la primera
canción de amor “metalera”. Trata la historia de cuando el diablo se enamora. Grabada
en 1969, apareció en el primer álbum de la banda británica Black Sabbath de febrero de 1970.
Unas personas dicen que mi
amor no puede ser verdadero
Por favor créeme, mi amor, y
te mostraré
Te daré esas cosas que
pensaste irreales
El sol, la luna, las
estrellas todo lleva mi sello
…
Ahora te tengo conmigo, bajo mi poder
Nuestro amor crece más fuerte
ahora con cada hora
Mira en mis ojos, verás quien
soy
Mi nombre es Lucifer, por
favor toma mi mano
-N.I.B., Black Sabbath-
- “Roller” es una canción que pertenece al sétimo
álbum de la banda canadiense April Wine
titulado First Glance, del año 1978. La canción contiene la característica que
la banda comenzó a utilizar desde el ingreso de un tercer guitarrista en la
conformación, Brian Greenway: el contrapunto de tres guitarras (con Myles
Goodwyn -también en la voz- y Gary Moffet).
La
gente trata de advertirle que es una locura
No
oye una sola palabra de lo que le dicen, si
Díganles
a todos los chicos que se preparen
Porque
ella está dándolo todo
Ella
es una rodadora…
-Roller,
April Wine-
Soundtrack:
Tourdion (Siglo XV): Arany Zoltán (2010)
N.I.B.: Black Sabbath (1969)
N.I.B.: Black Sabbath (1969)
Roller: April Wine (1978)
Concepto,
introducción y notas:
MAX
MARRUFFO S.
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