sábado, 9 de junio de 2012

EL ESCÁNDALO WATERGATE ( III )

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Investigación periodística

Carl Bersntein
La historia detrás de la operación clandestina en la sede del Cuartel General del Partido Demócrata en uno de los edificios del complejo Watergate fue posible gracias al periodismo de investigación.

De no haber existido un afán en Carl Bernstein y Robert Woodrward de seguir ahondando en el hecho, el diario Washington Post, al igual que otros, hubiera dado por concluida su cobertura pasando así desapercibido quiénes -además de los cinco sujetos detenidos- estaban involucrados en el asunto, y los norteamericanos jamás hubieran conocido cómo se desarrollaba la política interna en su país.

Robert Bob Woodward
Muchos años después del escándalo se atribuyó a los dos periodistas ser miembros de la CIA y que los datos que les permitieron destapar la verdad lo obtuvieron gracias a las vinculaciones que su membrecía les deparaba, más allá de la información - guía- de Garganta Profunda.

Lo cierto es que, a estos dos periodistas no les fue fácil escalar poco a poco esa montaña rodeada de nubes oscuras que impedía visualizar la cima de donde provenían las órdenes de actos que ensuciaban la política norteamericana.

Además de encontrar una fuente dispuesta a hablar, era necesario que la información sea confirmada por otras fuentes y, a la vez, por las mismas personas contra las cuales apuntaba. Entre estas últimas, había quienes por el miedo no tenían reparos en confesar, otros, sin embargo, negaron hasta el último.

Sí, fue una suerte de escala a una montaña. Unos nombres llevaban a una vinculación y de ahí a otros nombres. Cada nombre representaba un cargo que estaba vinculado a otro nombre que a su vez representaba un cargo “más alto”. Y cuanto más alto trepaban, ambos periodistas no podían creer que el camino los asomaba al propio presidente de la nación más poderosa de la tierra.

Berstein y Woodward con los actores Dustin Hoffman y Robert Redford, quienes los representaron en la película
"All The Presidet's Men" (Todos los Hombres del Presidente), año 1976

Pero Bernstein y Woodrward, poco después que se fueron abriendo paso, también tomaron conocimiento que la incursión en la sede de los demócratas era una de las tantas jugadas sucias que la administración Nixon venía desarrollando abusando del poder.

Esto último es lo que el escándalo de Watergate finalmente facilitó conocer.

Carl Bernstein y Robert Woodrward fueron intimidados por el FBI, por la Fiscalía y por el Juez John J. Sirica porque la calidad de su información era tan buena que todos estos no podían creer que provenía de fuentes distintas de los actuados de las investigaciones oficiales. Y lo creían con convicción.

Hubo momentos en que pisaron en falso, se fueron de lengua, pero habían logrado trazar una ruta completamente segura que los desaciertos pronto se superaban. En algunos casos mal interpretaban datos aportados por sus informantes.

Nunca fueron prevenidos por el temor que Nixon, a pesar de todo, fuera reelegido.

Más tarde, quienes los intimidaban, en vista que todo iba quedando al descubierto, no tuvieron más remedio que reconocer que habían tirado de hilo conductor hasta dar con la verdad.

Lo curioso fue que a Carl Bernstein y Robert Woodrward no le concedieron el premio Pulitzer, este le fue concedido al diario en el que trabajaban. Ellos solo se encargaron de recibirlo en su nombre (1).

Robert Woodward y Carl Bersntein

Procesando la información y atando cabos

John N. Mitchell, durante su gestión como Fiscal general, personalmente controló e hizo uso de un fondo dinerario para obtener información acerca de los Demócratas, de acuerdo a fuentes relacionadas con la investigación del caso Watergate.

A inicios de la primavera de 1971, casi un año antes que dejara el Departamento de Justicia para convertirse en el Director de la Campaña de Reelección del Presidente Nixon, el 1 de marzo de 1971, Mitchell, personalmente, aprobó la entrega de diversas cantidades procedentes de ese fondo, según han comunicado al Washington Post fuentes dignas de confianza

Esas mismas fuentes aseguran que otras cinco personas, además de Mitchell, estaban autorizadas a aprobar pagos con dichos fondos.

Dos de ellas han sido identificadas como el ex secretario de Comercio, Maurice H. Stans, en la actualidad director de finanzas de la campaña para la reelección del Presidente, y Jeb Stuart Magruder, director de la misma campaña antes de que Mitchell se hiciera cargo de ella y en la actualidad su subdirector. Los otros dos, siempre según esa misma fuente, son altos funcionarios de la Casa Blanca, involucrados en dicha campaña y representantes de ella fuera de Washington...
-Washington Post, viernes 29 de setiembre de 1972-

A pesar de las “Investigaciones Oficiales” se había picado al primer pez gordo, pero este todavía daría batalla.

Quien hizo posible sindicar a Mitchell con la operación fue un ex funcionario del CRP, que detentó el cargo de tesorero de la misma: Sloan.

Este era un joven partidario de Nixon, idealista, casado con otra republicana quien le exigió abandonar el comité una vez que las sospechas sobre el asunto del Watergate comenzaron a dirigirse sobre tal.

Una de las razones  por las cuales Sloan no dudó en abandonar el CRP fue su propio idealismo. Consideraba que los jóvenes, muchas veces creyendo que sus objetivos podrían ser logrados, no dudaban en adaptarse a la sucia realidad de la política interna de su país y que, como muchos políticos viejos, terminaban creyendo que a efectos de lograr una misión estaban autorizados a pasar por encima de la ley, si la misión lo ameritaba (1).

Hugh Sloan fue quien le informó al dúo Woodstein que Mitchell dirigía las operaciones sucias a través del CRP mucho antes de dejar el cargo de Fiscal General (Secretario del Departamento de Justicia). Esto era un hecho que implicaba un grave delito, y había sido mencionado por un economista como si quien no quiere la cosa.

La información puso a los periodistas en la puerta de la Casa Blanca.

Como se puede apreciar de la nota, dentro de ella se encontraban otros dos peces, de quienes aún no se tenía conocimiento qué cargo ocupaban.

El juego sucio

Alfred Waldwin
De no haber pasado de un intento de escucha de conversaciones telefónicas, tal vez el tema del Watergate hubiera trascendido en la historia como un hecho bochornoso que empañó el gobierno de Richard Nixon. Quizá rodando un par de cabezas al interior del ejecutivo, la situación hubiera sido esquivada y Nixon jamás hubiera renunciado a la presidencia. Pero la incursón en el Watergate fue solo una de las muchas operaciones que se llevaron a cabo en coordinación con el CRP y bajo las órdenes y aval de la Casa Blanca.

En gran parte, la víctima de estas operaciones sería el Partido Demócrata, pero también lo sería el propio Partido Republicano y los candidatos de este partido que le salieron al frente a Nixon en su afán de ser reelecto (1).

Las operaciones fueron llevadas a cabo por un grupo de personas pagadas con parte de los fondos obtenidos por el Comité de Campaña para la Reelección del Presidente Richard Nixon (CRP), fondos que en algunos casos se habían obtenido en violación de una Ley Federal que prohibía recibirlos de Empresas que normalmente tenían negocios con el Estado y de personas anónimas.
George McGovern, candidato
del Partido Demócrata en
las elecciones de 1972

En cualquier país del mundo, donde se ejerce la libertad democrática, cualquier ciudadano puede aportar una suma de dinero a efectos de financiar la campaña electoral del postulante de su simpatía, pero ese dinero debe ser utilizado de conformidad con las leyes que regulan la utilización de fondos de campaña, nunca pueden ser utilizados para fines particulares y especialmente ilícitos. El CRP hizo esto último.

Durante las investigaciones del caso Watergate, los medios de comunicación como el Washington Post y Los Angeles Time accedieron a una información, según la cual, un ex miembro del FBI, Alfred C. Baldwin III, había declarado, dentro de las “investigaciones oficiales” que una primera incursión en la sede del cuartel general del Partido Demócrata se había efectuado tres semanas antes del 17 de junio (el 28 de mayo). En aquella oportunidad se instaló equipo de interceptación de conversaciones telefónicas y micrófonos de escucha. Que el seguimiento de las conversaciones se efectuó desde la habitación N° 419 (hoy 723) del edificio Howard Johnson emplazado en la Calle 2601 de la Av. Virginia con frente al ala oeste del complejo Watergate donde se encuentra el edificio de oficinas y hotel (2). El mismo Baldwin declaró que en otro “trabajo”, la incursión en las oficinas de campaña del postulante demócrata en las primarias McGovern, se le entregó un arma de fuego. El arma pertenecía a Frederick C. LaRue, Vicedirector del Comité del Partido Republicano.

En círculo rojo, edificio Howard Johnson emplazado en la Calle 2601 de la Av. Virginia, desde él se dirigíó las dos incursiones en la oficinas de la sede del Partido Demócrata
 y se hacía la escucha de las conversaciones telefónicas. En círculo azul, el edificio de oficinas del complejo Watergate emplazado en la calle 2600 de la Av. Virginia,
en cuyo interior, oficina 214 del sexto piso, con vista a la calle, se encontraba
 la sede Central del Partido Demócrata

Charles  Chuck Colson
(1931 - 2012)
También se llegó a conocer que un grupo de abogados jóvenes, en su mayoría ex combatientes en Vietnam y desempleados, habían sido reclutados para llevar a cabo actos de espionaje y sabotajes en las líneas del partido contendiente, el Demócrata, con el ofrecimiento de conseguirles un empleo dentro de la administración federal. En algunas ocasiones, más allá de actos inocuos (como infiltrarse en agrupaciones políticas opositoras, desinformar acerca de una reunión partidaria, crear intrigas entre la gente del mismo partido o causar desordenes en una concentración), algunas operaciones tenían como finalidad el desprestigio de algún posible candidato, demócrata o republicano; la filtración en los medios de comunicación de datos falsos respecto de la vida privada de personas que pudieran tener un efecto adverso en la imagen de un candidato. Otras operaciones rayaban en el delito, como el espionaje telefónico, falsificación y robo de documentos, persecución o reglaje personal, secuestro y chantaje (3). Las actividades riesgosas fueron dirigidas por Howard Hunt quien a su vez daba cuenta a Charles W. Colson.

Trascendió que estas actividades venían desarrollándose desde la campaña electoral de 1962 en la que Nixon postuló, sin suerte, a la gubernatura del Estado de California (4).

Entre las personas involucradas en la captación de personal para estas actividades se encontraba Dwight L. Chapin Ayudante del Presidente Nixon  y encargado de las audiencias presidenciales.

Agentes del FBI han logrado establecer que el incidente de escucha telefónica en el Watergate proviene de una masiva campaña de espionaje y sabotaje político realizado en pro de la reelección del Presidente Nixon y dirigido por funcionarios de la Casa Blanca y el Comité para la reelección del Presidente...
-Washington Post, martes 10 de octubre de 1972-

Dwight Chapin y Richard Nixon en el despacho oval de la Casa Blanca

Referencias:

Investigación periodística

(1) Robert Woodward señaló, años después, que dentro del Washington Post también hubo un informador que le revelaba al Gobierno sus movimientos, informantes y fuentes.

Procesando la información y atando cabos

(1) Este concepto fue vertido en la película Frost Vs. Nixon (El Desafío en Hispanoamérica), año 2008, dirigida por Ron Howard, con Frank Langella (en el papel de Nixon) y  Michael Sheen (como David Frost).

El juego sucio

(1) Recuérdese que en la tradición electoral y partidaria de los EE. UU. se lleva a cabo una intensa “lucha” interna para lograr la postulación oficial entre miembros del mismo partido, conocida como las “elecciones primarias” o simplemente “las primarias”.

(2) En la película Forrest Gump, año 1994, dirigida por Robert Zemeckis, con Tom Hanks, se hace una sátira de cómo fue que se descubrió la incursión en la sede del Partido Demócrata en el Watergate. Forrest toma una habitación en el Watergate por recomendación de Nixon y al echar un vistazo por el balcón aprecia, por una de las ventanas de una oficina del edifico, que había unos sujetos alumbrándose con linternas en medio de la oscuridad. Forrest coge el teléfono de su habitación y llama a la administración del Watergate y comunica que unas personas tenían problema con los fusibles de luz.

(3) Algunas operaciones fueron noticia de primera plana en los Estados Unidos en las décadas de los 60's y 70's. Entre ellas el robo de documentos en el consultorio del Piscólogo de Daniel Ellsberg quién filtró en la prensa americana los llamados "papeles del pentágono" y que su divulgación atizó la opisición contra la guerra de Vietnam; el chantaje a Ted Kennedy, hermano de John y Robert, por un accidente automovilístico en Chapakuidik donde resultó muerta  su secretaria; la falsificación de la "carta Canuck" que le costó la candidatura a un candidato de los demócratas porque contenía expresiones racistas.

(4) En otra película, Nixon, año 1995, dirigida por Oliver Stone, con Anthony Hopkins, se alude al asesinato de Kennedy como un hecho relacionado con la invasión fallida a Bahía de Cochinos (Cuba) y de lo cual Nixon tenía información.


Leroy Anderson
- The Typewriter (La Maquina de Escribir) es una pieza musical compuesta por Leroy Anderson en 1950, una de sus obras más conocidas y que fuera utilizada para la película "Lío en los grandes almacenes" protagonizada por Jerry Lewis (1963). La primera vez que se ejecutó fue a cargo de la Boston Pops Orchestra especializada en música clásica ligera. La ejecución de esta obra se efectúa utilizando una máquina de escribir pulsando dos de sus teclas, haciendo sonar su campanilla y deslizando su carro o rodillo. Normalmente, los encargados de "teclear" la máquina son bateristas de profesión.

Leroy Anderson fue un compositor y músico estadounidense, considerado uno de los grandes maestros de música de ópera y creador de pequeñas obras que se hicieron muy populares por su originalidad. Para ello utilizaba objetos de los más variado y que no son instrumentos musicales como un papel de lija o un reloj. Él fue el creador de Blue Tango, la primera obra musical en alcanzar el millón de copias vendidas.

Su nombre aparece en Paseo de la Fama de Hollywood y es miembro del Salón de  la Fama de los Compositores. La sede de la Orquesta de la Universidad de Harvard lleva su nombre.

Anderson falleció en 1975.


La máquina Sholes fabricada
por Remington
- El antecedente de la máquina de escribir se sitúa en 1714, cuando Henry Mill obtuvo una patente para un objeto que al parecer servía para escribir. Sin embargo, al Tipógrafo, inventado por William Austin Burt en 1829, se le considera la primera máquina de escribir. El primer modelo fabricado para la venta masiva fue inventado por Christopher Sholes, Carlos Glidden y Samuel W. Soule en 1872, cuya patente fue adquirida por la empresa Densmore and Yost, quien, a su vez, llegó a un acuerdo con E. Remington and Sons (fabricante de máquinas de cocer) para que se encargue de su producción industrial. El primer modelo fue lanzado a la venta en el año 1873 por Remington y la máquina estaba montada sobre un mueble de las que se usaban para máquinas de cocer y solo escribía en letras mayúsculas.


"La Máquina de Escribir" Dirige Miguel Roa,
con la ejecución en la máquina de Alfredo Anaya,
Auditorio Nacional de Música, Madrid, 2011

"The Typewriter" en la película "Líos en los grandes almacenes" año 1963,
dirigida por Frank Tashlin, Paramount Pictures,
protagonizada por Jerry Lewis

Ir Cap. I II –  IV - Final - Pág. Principal

Ver Richard Nixon. La entrevista final.

Soundtrack:
The Typewriter: Leroy Anderson y Boston Pops Orchestra.

Este post fue reeditado el 12 - 06 - 2014

MAX MARRUFFO S

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