miércoles, 28 de mayo de 2014

HUCKLEBERRY FINN DE MARK TWAIN. HISTORIAS DE VAGABUNDOS (III)

 Escucha mientras lees


“…no había hogar como una balsa, después de todo. Otros sitios parecen estrechos y asfixiantes; pero una balsa, no.
Uno se siente libre y tranquilo, y cómodo, a bordo de una balsa.”
“Las Aventura del Huckleberry Finn”.

¿Vagabundear? ¿Historias de vagabundos? Quien mejor que Huck Finn, un pillastre a carta cabal, el más célebre de todos los vagabundos de la literatura universal, para explicárnoslo y contárnoslas. De hecho, antes que nada, Huck dejaría en claro que a él le cala aquello que, vagabundo es quien anda errante de un lugar a otro sin detenerse permanentemente en algún sitio. Aunque, con su honestidad sin límites, admitiría inmediatamente que también le va aquello de holgazán. Él y Tom, sí, Tom Sawyer, son uña y mugre, inseparables. Eminentes miembros de una cuadrilla de niños como ellos, que han prometido realizar los más terribles crímenes. Claro, en la medida que se lo permita sus deberes escolares y para con la iglesia.

No obstante la férrea amistad con Tom, luego de salir bien parados de las aventuras que su creador Mark Twain nos narró en “Las Aventuras de Tom Sawyer” (1876), Huck exigió las suyas propias, donde nos contaría, entre otras,  cómo es que llegó a conocer la verdadera libertad en un viaje por el río Misisipi y cómo rescató a Jim, un afro liberto que era perseguido por traficantes de esclavos, en los Estados Unidos previos a la guerra civil.

De eso trata básicamente “Las Aventuras de Huckleberry Finn” libro escrito por Twain y publicado en Inglaterra y Canadá en 1984, y en los Estados Unidos en 1885 y que fue considerado por Ernest Hemingway como la piedra fundacional de la moderna literatura norteamericana y que influenció en escritores, poetas, letristas de canciones y directores de cine para hacer de las historias de viajes y experimentación personal, el gran culto estadounidense.

Soy libre de hacer lo que quiera 
Cuando quiera 
Soy libre de hacer lo que quiera 
Cuando quiera
Así que ámame, abrázame, ámame, 
abrázame
 
Soy libre cuando quiera 
De hacer lo que quiera 
Soy libre de cantar mi canción 
Aunque esté fuera de moda 
Así que ámame, abrázame, ámame, 
abrázame
 
Pero soy libre en cualquier momento 
De hacer lo que quiera…
  
Soy libre en cualquier momento 
De tener lo que quiera
Libre de elegir lo que me plazca 
En cualquier momento 
Libre de complacer a quien elija 
En cualquier momento 
Entonces abrázame, ámame, ámame 
abrázame
 
Soy libre en cualquier momento 
De tener lo que quiera,
Sí que lo soy
I’am Free, Rolling Stones−

En esencia, a decir de los entendidos, en “Las Aventuras de Huckleberry Finn” Mark Twain nos quiso trasmitir con suma destreza la sensación de libertad más allá de las aventuras por las que atraviesan sus personajes, y esto lo hace cuando describe el pasar de sus días a bordo de una balsa que los traslada río abajo.


“He aquí la manera cómo pasábamos el tiempo. A aquella altura el río era monstruoso: a veces tenía milla y media de ancho. Navegábamos de noche y atracábamos y nos escondíamos durante el día. Cuando la noche estaba por acabar, dejábamos de navegar y amarrábamos la balsa, casi siempre en el agua mansa al pie de una punta de estopa, y luego cortábamos álamos jóvenes y sauces, que nos servían para ocultar la balsa.

Después tendíamos los aparejos de pescar. Y luego nos metíamos en el río a nadar un poco para refrescarnos. Después nos sentábamos en el fondo arenoso, donde el agua llega a las rodillas, y contemplábamos la llegada del día. Ni un sonido en ninguna parte, silencio absoluto, exactamente igual que si todo el mundo estuviera dormido, solo que a veces se oía el croar de las ranas.


La primera cosa que se veía, al mirar por encima del agua, era una especie de línea mate que eran los bosques del otro lado: no se podía distinguir nada más. Luego, palidez en el cielo. Después, más palidez que se extendía. A continuación el río se aclaraba a lo lejos, y ya no era negro, sino gris. Se veían pequeños puntos negros flotando a la deriva, muy lejanos; lanchones de mercancías y cosas así. Y listas negras, largas; almadías.

A veces se oía chirriar un remo grande, o voces confusas, tan silencioso estaba todo y tan lejos viajaban los sonidos. Y a medida que avanzaba el tiempo, se veía una raya de agua, que uno sabía, por su aspecto, que era un escollo en el centro de una corriente rápida, que se rompía contra él y tomaba aquel aspecto.

Y se veía levantarse la bruma, ensortijada, del agua, y al este colorearse, y el río, y se distinguía una cabaña de rollizos* en la linde del bosque, allá en la ribera, al otro lado del río, que por lo visto sería un depósito de maderas, apilada de tal suerte por aquellos tramposos, que hubiera podido uno tirar un perro a través de ellas por cualquier parte.

Luego se levantaba una briza agradable, que venía del otro lado, que le acariciaba a uno, fresca y refrescante, y traía un olor dulce por los bosques y las flores; pero a veces no era así porque habían dejado peces muertos por allí, sollos** y otros por el estilo, que enseguida apestaban una barbaridad.

Y, por último, se encuentra uno en pleno día, en el sol, y las aves canoras cantan a toda voz.

El río Misisipi
Ya no se notaría un poco de humo, de modo que cogíamos unos pescados de los aparejos y nos hacíamos un desayuno caliente. Y después contemplábamos la soledad del río y hacíamos el vago, acabando por dormirnos. A lo mejor nos despertábamos y mirábamos a ver qué había interrumpido nuestro sueño. Y a veces veíamos un vapor que remontaba la corriente, tan lejos hacia el otro lado del río que no se distinguía nada de él más que si llevaba una rueda de paletas lateral o de popa. Después, durante cosa de una hora, no había nada que oír ni nada que ver; todo era densa soledad.

Más tarde se veía una balsa deslizarse por el agua a lo lejos, y tal vez a un hombre a bordo de ella, partiendo madera, porque casi siempre se hace eso a bordo de las balsas. Se veía brillar el hacha al alzarse y caer, y no se oía nada. Veía uno alzarse el hacha de nuevo y, cuando ya se encontraba por encima de la cabeza del hombre, llegaba a los oídos de uno el <<¡chas!>>, tanto había tardado el sonido en cruzar el agua.


De modo que acostumbrábamos a pasar el día haciendo el vago, escuchando el silencio. Una vez hubo una niebla muy espesa y las balsas y embarcaciones que pasaban iban golpeando cacerolas para que los vapores no las embistieran. Un lanchón o una almadía pasó tan cerca que pudimos oír los juramentos y risas de los tripulantes; se les oía claramente. Pero no nos fue posible ver ni rastro de ellos. Se le ponía a uno la carne de gallina. Era como si unos fantasmas estuviesen haciendo todo eso en el aire. Jim dijo que él creía que eran espíritus. Pero yo contesté:

─No, los espíritus no dirían <<maldita sea la maldita niebla>>.


Al hacerse de noche salíamos al río; cuando llegaba la balsa al centro la dejábamos ir por donde la corriente quisiera llevarla. Encendíamos nuestras pipas, poníamos las piernas colgando en el agua, y hablábamos de todo. Acostumbrábamos a ir desnudos, de día y de noche, siempre que nos dejaban los mosquitos. La ropa nueva que me mandó hacer la familia de Buck era demasiado buena para ser cómoda y, además, yo no era un entusiasta de la ropa, de todas formas.

A veces nos quedaba el río para nosotros solos durante muchísimo rato. Se veían las orillas y las islas también, al otro lado del agua, y, alguna vez, una chispa, que era la vela encendida en la ventana de una cabaña, y a veces también se veían una o dos chispas en el agua, en alguna balsa o lanchón, ¿comprendéis? Y a lo mejor llegaba a nuestros oídos el sonido de un violín o de una canción, procedente de una de esas embarcaciones.

Vivir en una balsa es lo más estupendo del mundo. Teníamos el cielo encima, todo sembrado de estrellas, y solíamos tumbarnos boca arriba, y las mirábamos y discutíamos si habrían sido hechas o si habrían aparecido por sí solas. Me parecía que se habría necesitado demasiado tiempo para hacer tantas.

Jim dijo que las podía haber puesto la luna, del mismo modo que ponen huevos las gallinas. Bueno, eso parecía muy en razón de modo que no dije nada contra ello, porque he visto a una rana poner casi tantos huevos que, claro, no era imposible. También acostumbrábamos a mirar las estrellas que caían y verlas bajar como una centella. Jim decía que se habían  averiado y que las tiraban fuera del nido.

Por una o dos noches veíamos durante la noche deslizarse un vapor por la oscuridad y, de vez en cuando, vomitaba un mundo de chispas por las chimeneas y las chispas llovían sobre el río y hacían la mar de bonito. Después doblaba un recodo y sus luces temblaban y desaparecían, y se apagaba el ruido de su máquina y el río volvía a quedar silencioso.


Y al cabo de un rato, las olas que había levantado llegaban hasta nosotros, mucho tiempo después de que desapareciera el vapor, y hacía bailar un poco nuestra balsa, y después de eso no se oía nada durante Dios sabe cuánto rato, salvo, tal vez, alguna rana o algún otro animal.

Cuando era más de medianoche, la gente de tierra se acostaba y entonces, durante dos o tres horas, las riberas parecían negras, sin chispas en las ventanas de las cabañas. Aquellas chispas eran nuestro reloj; la primera que volvía a aparecer nos indicaba que se acercaba la mañana, de modo que buscábamos un sitio donde escondernos y atracábamos inmediatamente”.

−Libro “Las Aventura del Huckleberry Finn”, Cap. XIX. Colección Debolsillo. España - Barcelona. Primera edición con portada nueva, junio 2013. Traducción José A. de Larrinaga. De venta en Ibero Librerías. Av. Comandante Espinar 840 Miraflores, Lima, Perú.


Bueno, me construí una balsa y  está lista para navegar
El viejo Mississippi me está llamando
Los bagres están saltando
Ese chapoteo de las paletas de la enorme rueda'
“Black Water” sigue navegando igual que en el pasado
“Black Water” sigue navegando
Luna de Mississippi ¿no quieres seguir brillando para mí?
Viejo “Black Water” sigue navegando
Luna de Mississippi ¿no quieres seguir brillando para mí?
Viejo “Black Water” sigue navegando
Luna de Mississippi ¿no quieres seguir brillando para mí?
Sí, mantén el brillo de tu luz
Voy a hacer todo mami
Voy a hacer todo bien
Y yo no tendré ningún problema
Porque no hay ninguna prisa

Bueno, si llueve, no me importa
No hará ninguna diferencia para mí
Basta con tomar  el coche que nos lleve hasta la ciudad
Sí, me gustaría escuchar algo de funky Dixieland
Y bailar un honky tonk
Y compraré bebidas para todos…

Me gustaría escuchar algo de funky Dixieland
Mami ven y llévame de la mano
Vamos linda, tómame de la  mano
Ven a bailar con papi durante toda la noche
Quiero bailar honky tonk, honky tonk, tonk honky
Contigo toda la noche
-Black Water, Doobie Brothers-

Referencias:

(*)   Troncos (UNA PARA EL SUNSET).

(**) Esturiones, peces marinos que remontan los ríos para desovar (UNA PARA EL SUNSET).

Notas:

Mark Twain (1835 - 1910)
Samuel Langhorne Clemens, conocido universalmente como Mark Twain, nació en Florida, Missouri, Estados Unidos el 30 de noviembre de 1835. Periodista y escritor recurrió al humor y el lenguaje mordaz para criticar y burlarse de los patrones sociales de su época. Gracias a que creció en un estado esclavista pudo conocer directamente el drama de sus víctimas y, por el otro lado, la tenaz defensa de quienes estaban a favor del sistema, lo que trasladaría luego a su obra. Siendo aún pequeño, su familia se trasladó al pueblo de Hannibal, ubicado en los condados de Marion y Ralls, Missuori, lugar donde recibió la instrucción elemental y desarrolló toda su infancia. Hannibal sirvió de inspiración para el pueblo ficticio de San Petesburgo, terruño y base de las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Por motivos económicos tuvo que abandonar la escuela para dedicarse a trabajar y contribuir con el sostenimiento de la familia. Uno de sus primeros empleos fue el de auxiliar de imprenta. Cuando trabajaba para el periódico de su hermano mayor Orión, comenzó a escribir algunos relatos de corte humorístico que tuvieron mucha aceptación. A partir de los 18 años, comienza su pasión por los viajes, que también trasladaría a los textos de sus narraciones y novelas. Sin abandonar su oficio de tipógrafo, recorrió los territorios de Nueva York, Pensilvania, Ohio, Iowa y Luisiana. En este último, decide convertirse en piloto de riverboat o barcos a paleta, tradicionales naves que surcan el río Misisipi, al cual, en dos años, conoció palmo a palmo sus más de 3,000 kilómetros de longitud, lo que le permitió plasmar en sus historias sus conocimientos acerca de las características que muestra el río en diversas horas del día y en cada lugar. Concluida la Guerra de Secesión, se trasladó hacia la costa oeste de los Estados Unidos, cuya travesía sirvió de inspiración a sus primeras narraciones, la más significativa, “La célebre rana saltadora del distrito de Calavera” (1865). Instalado en Nevada, el 3 de febrero de 1863 se publica su primer trabajo con el seudónimo de Mark Twain. Luego se trasladaría a San Francisco donde se hará escritor. A partir de 1867 realiza varios viajes por Europa y el Medio Oriente. En 1870 se casa con Olivia Langdon y fijan su domicilio en Connecticut. Es ahí donde escribe “Las Aventuras de Tom Sawyer” (1876), “El Príncipe y el Mendigo” (1881), ”Vida en el Misisipi” (1883), “Las Aventuras de Huckleberry Finn” (1884), “Un Yanqui en la Corte del rey Arturo” (1889).

Debolsillo ediciones
Mark Twain fue considerado por William Faulkner, como el padre de la literatura norteamericana.

Bruce Cook, en su libro “La Generación Beat, crónica del movimiento que agitó la cultura y el arte contemporáneo” (1971) señala que existe un paralelo entre Kerouack, como personaje de su propio libro “En el camino”, con Huck Finn. La resistencia de parte de ambos a civilizarse y la visión de una carretera como si fuera un gran río donde fluye toda su experiencia.

Para Cook, la influencia de Twain se puede encontrar también en obras de Ernest Hemingway, Saul Bellow y Jack London, hasta llegar a gente de cine como Dennis Hooper en la trama de Easy Rider.
   
− El seudónimo de Mark Twain, proviene de una palabra utilizada por la población afro en los llamados cantos de trabajo y se refiere a la palabra mark twain (marca dos), que designa el mínimo de profundidad que debe haber para que una nave transite con seguridad por el río, sin encallar. Esta profundidad mínima es de más o menos 3,6 metros.

Twain de adolescente
− Tanto, en las “Las Aventuras de Tom Sawyer” y “Las Aventuras de Huckleberry Finn”, Twain desarrolla las experiencias, juegos y complicaciones de su niñez. También traslada algunas tradiciones y características de la vida de Hannibal, el pueblo donde vivió hasta los quince años: los sombreros de paja, las pipas de mazorca, el mascar tabaco, la pesca de truchas, las escapadas del colegio y la vista de los barcos a vapor o paleta.

Huck Finn no obstante ser un niño, tiene como costumbre mascar tabaco o fumarlo en pipa de mazorca (normalmente se grafica al personaje con una pipa en mano). Y es que en Hannibal el tabaco era un producto de consumo masivo:

"Mi primera visita a la escuela fue cuando yo tenía siete años. Una niña de aproximadamente quince años, vestida con sombrero de paja y traje de percal, tela habitual utilizada en la vestimenta por la gente del pueblo, me preguntó si yo masticaba tabaco. Le dije que no. Se sorprendió y le dijo a todos con cierto desprecio <<Aquí hay un muchacho de siete años que no mastica tabaco>>".

Casa de Tom Blankenship
Mark Twain basó el personaje de Huck Finn en un amigo de su infancia, Tom Blankenship. En su autobiografía dijo:

"En Huckleberry Finn, he dibujado a Tom Blankenship de manera exacta. Él era un ignorante, desaseado, mal alimentado; pero tenía un buen corazón como cualquier otro chico. Era libre sin ningún tipo de restricciones. Era la única persona realmente independiente -niño o adulto- en la comunidad, y en consecuencia su vida discurría tranquila y continuamente feliz y era envidiado por el resto de nosotros. Simpatizábamos con él; disfrutábamos de su compañía. Y a medida que nos estaba prohibida por nuestros padres, la prohibición triplicó y cuadruplicó su valor, y por lo tanto era buscada más que la de cualquier otro chico".

Lugar donde funcionaba un
mercado de esclavos
− Muchos consideran que Huckleberry Finn fue el primer personaje de novela que abogó por la abolición de la esclavitud y por la integración racial. Como se ha indicado líneas arriba, el que Twain haya convivido con esclavos durante su niñez le permitió tener una clara comprensión del drama que representaba serlo:

"Recuerdo vívidamente ver a una docena de hombres y mujeres negros encadenados entre sí y acostados en grupo sobre el suelo, a la espera de su envío al mercado de esclavos del Sur. Esos fueron los rostros más tristes que he visto en mi vida".

De hecho, Jim, el liberto que acompaña a Huck en su viaje por el Misisipi, se inspiró en un esclavo de su tío, era de mediana edad y al que dicho pariente lo consideraba su mano derecha.

Huck y Jim
− En sus obras, Twain plasma los modismos y bromas comunes de los lugares donde vivió. En boca de Huck y Jim siempre está presente la palabra “canastos” o “recanastos” como expresión de asombro.

I’am Free es una canción escrita por Mick Jagger y Keith Richards y apareció como parte del álbum británico Out of our heads de los Rolling Stones el año 1965; y que se publicó luego en los Estados Unidos como parte del álbum The December's Children (And Everybody's) del mismo año.

Black Water es una canción escrita por Patrick Simmons miembro de los Dobbie Brothers, que la grabaron como parte del álbum What Were Once Vices Are Now Habits del año 1974. Simmons la escribió durante una visita de la banda a Nueva Orleans, Louisina, señalando que se quedó maravillado porque el ambiente y forma de vida se ajustaba a su forma de vida y a su música, pues siempre fue un aficionada al blus del delta del Misisipi.

Proud Mary escrita por el compositor, cantante y multi instrumentista John Fogerty, líder de Creedence Clearwater Revival, es una canción que apareció como simple de esta banda el año 1969 y que también apareció como parte de su segundo álbum Bayou Country. La canción la compuso poco tiempo después de haberse dado de baja en la Guardia Nacional y es una mezcla de varias letras que había escrito. Del mismo modo, el riff de introducción de la canción formaba parte de varios que desarrolló mientras la banda se presentaba en San Francisco. La letra habla sobre los pensamientos de un maquinista de un vapor que atraviesa un río y que lleva el nombre de Proud Mary (Orgullosa María), palabra que en realidad formaba parte de otra canción que trataba sobre una lavandera a la que apodaban del mismo modo.


Dejé un buen trabajo en la ciudad,
Trabajaba para el jefe día y noche,
Y nunca perdí ni un minuto de sueño
Preocupándome por lo que pude haber sido

Sigue girando, gran hélice,
Sigue humeando Orgullosa Mary,
Rodando, rodando y rodando por el río

Lavé montones de platos en Memphis,
Bombeé un montón de dolor en Nueva Orleáns,
Pero no vi el lado bueno de la ciudad
Hasta que me di una vuelta en un barco de vapor

Sigue girando, gran hélice,
Sigue humeando Orgullosa Mary,
Rodando, rodando y rodando por el río
Rodando, rodando y rodando por el río

Si bajas junto al río,
Seguro que encontrarás a gente del lugar
No te preocupes si no tienes dinero,
Porque a la gente del río le encanta dar

Sigue girando, gran hélice,
Sigue humeando Orgullosa Mary,
Rodando, rodando y rodando por el río
Rodando, rodando y rodando por el río
Rodando, rodando y rodando por el río
Rodando, rodando y rodando por el río
Proud Mary, CC Revival−

Soundtrack:
I’am Free: The Rolling Stones - 1965
Black Water: Dobbie Brothers - 1974
Proud Mary: Creedence Clearwater Revival - 1969

Imagenes de Mark Twain junto a sus hijas Clara y Jean
en Stormfield, Redding, Conneticut, 1909

MAX MARRUFFO S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario