domingo, 31 de agosto de 2014

BREVE HISTORIA DEL POP PERUANO (II). LOS AÑOS SETENTAS

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Los bailables años 70's
Los sesentas terminarían para nosotros de una manera abrupta. La madrugada del 3 de octubre de 1968 un grupo de oficiales del ejército defenestran al presidente Fernando Belaunde Terry faltando poco para la culminación de su mandato y dan inicio a un proceso que cambiaría para siempre la historia social y política del Perú: el “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas” que, tras doce años en el poder, no logró concretar los profundos cambios prometidos en el manifiesto que la noche del mismo día daría a conocer Juan Velasco Alvarado. El pretexto para esta nueva aventura militar fue el supuesto entreguismo del régimen de Belaunde a los intereses de la empresa estadounidense International Petroleum Company (IPC). Aun cuando su orientación socialista se haría evidente los primeros años de la década de los 70’s, desde su inicio, la nueva clase gobernante manifestaría su desdén y rechazo a todo lo que tuviera que ver con los yanquis.

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Pronto las reformas implementadas alcanzarían hasta las manifestaciones artísticas. El rock’n’roll sería considerado alienante y aculturizante, no obstante la escena pop seguiría desarrollándose impulsada incluso por la realización de festivales musicales de alcance internacional que se harían habituales en diversos lugares del territorio de la república como el Festival de la Canción de Trujillo, el de Sullana y -quizás el más recordado y exitoso- el Festival de Ancón.

El presidente Belaunde Terry (izquierda) dialoga sonrientemente con el entonces jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Grl. Juán Velazco Alvarado (derecha), pocas horas antes que este lleve adelante el golpe de estado contra el primero 
El mismo año 1968, año en que también Kela Gates graba para la posteridad su “Néctar de Verano”, Cesar “el Mono” Altamirano conquista el primer lugar del Festival de la canción de Trujillo con el tema “Juego de amor” del músico y compositor  Freddy Roland (con los arreglos de Peter Delis), tema cuyo estilo musical e interpretativo marcaría la pauta para lo que se seguiría haciendo durante la siguiente década: la balada de festival.

El Mono Altamirano egresó del colegio militar Leoncio Prado y luego ingreso a la Universidad Nacional de Ingeniaría, pero su amor por el canto pudo más que su vocación de ser ingeniero y tras grabar un disco con canciones de rock’n’roll y twist, ingresó a la televisión como parte del elenco del programa musical Cancionísima de Panamericana Televisión, Canal 5, en 1964. Su participación en el Festival de la Canción de Trujillo ocurrió dos meses antes del golpe militar y de premio obtuvo un automóvil Volvo del año. Siguió cosechando éxitos a lo largo de los años setentas y en 1974 representó al Perú en el Festival Musical de la OTI, con la canción “Mujer Primera”. Su matrimonio con Cuchita Salazar, conocida modelo de la época, atrajo la atención de los medios, aunque la pareja terminó divorciándose. Emigró a los Estados Unidos y falleció en la ciudad de Nueva York el 9 de agosto de 1993, a los pocos días de ser operado del corazón.

Rulli Rendo, cantante, compositor y director de orquesta alguna vez contó que escribió “Un pañuelo y una flor” en la primera semana del mes de diciembre de 1972 y para el siguiente mes, esto es para enero de 1973, participaba ya en el Festival de la Canción de Sullana en la voz de Juan Manuel Fernández Bejarano, conocido en el Perú y México simplemente como Homero. No obstante Rulli Rendo dijo que la canción no ganó nada, lo cierto es que con su interpretación (y de hecho por la calidad de la canción) Homero obtuvo el premio de Cantante Revelación del festival.

Juan Manuel,  nació en la ciudad de Lima el año 1951, su vida la pasó en la Unidad Vecinal de Mirones y estudió en la Gran Unidad Escolar Hipólito Unánue y fue en el Festival de la Canción de Sullana donde dio inicio a su trayectoria artística. Es decir, antes de ello solo era un vehemente aficionado al canto que estaba en busca de la oportunidad de su vida. Y vaya que la encontró pues el ser considerado cantante revelación le permitió, ese mismo año, ser invitado a otro festival, el de la ciudad de Trujillo, donde dejaría sentada su valía con la canción “Pecado” que le permitió hacerse del segundo lugar y lanzar su carrera a nivel internacional.

Sin duda, uno de los más importantes momentos de la carrera de Homero fue su participación en el Festival de la Canción de Viña del mar, Chile en 1978. El famoso “monstruo” (tradicional denominación que se le da al público asistente a dicho festival), habituado a lapidar a los participantes peruanos, lo respaldó unánimemente permitiéndole ganar el premio a mejor intérprete con la canción “Vive tu vida” (de María Dicaselo y Juan Fernández), haciendo suyo el segundo lugar detrás de Fernando Ubiergo (cantautor chileno muy querido en el Perú). La inusual reacción del público sureño tomo por sorpresa a Chabuca Granda que se desempeñaba como miembro del jurado en aquella ocasión.

Son muchos los temas que Homero ha convertido en éxitos a los largo de sus 41 años de vida artística: “En tu telaraña”, “Contra viento y marea”, “Soledad de ti, soledad de mí”, “Amiga” entre otros.

Presentación final de Homero en Viña del Mar 1978.
Y una sorprendida y emocionada Chabuca Granda
"Vive tu vida"

Existe un tema que hasta el día de hoy se escucha en radioemisoras de canciones del recuerdo y que muchos creyeron -en su tiempo- que se trataba de una tonada y de un cantante del país hermano del Ecuador; incluso por ahí no faltan quienes creen que se trata del cantante de origen argentino, hoy nacionalizado mexicano, Leo Dan.

El tema es “Mil años” y pertenece al cantante y compositor peruano Felix Zevallos Robles, conocido artísticamente como “Dino”, nacido en Puerto Supe, provincia de Barranca, región Lima. Esta canción la grabó en 1978 y lo hizo conocido en gran parte de Latinoamérica. En el Perú son muchos que lo veneran como un cantante y compositor de culto.

Entre los temas más recordados por sus seguidores, además de “Mil años”, están “Luciérnaga”, “Dios has que me enamore”, “Te quiero y qué”, “Tírame la puerta” entre otras.

Y de otra provincia del norte, Santa, Chimbote, región Ancash, irrumpió el que quizás puede ser reconocido como el sonido más representativo del pop peruano en la década de los 70’s, “Los Pasteles Verdes”, agrupación musical fundada -a finales de los años 60’s- por los hermanos Cesar y Víctor Acuña Lecca con el nombre de Los Jeekstones y que en sus inicios se dedicó a la música instrumental al estilo de los estadounidenses Ventures y los peruanísimos Belkin’s para luego dar un giro al género tropical con el nombre de Los Benkers. Como tales y con Víctor Acuña como su primera guitarra, Cesar Acuña como segunda guitarra o guitarra rítmica, Jorge Príncipe en la batería, Miguel Moreno en el bajo y German Laos en la voz, consiguieron fichar para la disquera nacional DINSA y grabar su primer larga duración en 1972. A finales de ese mismo año se les une el percusionista Juan Vásquez y a la vez se da la salida de German Laos quien es reemplazado por Miguel Castillo. En aquel entonces, ya con el nombre de “Los Pasteles Verdes” interesan al sello INFOPESA quien les ofrece grabarles un sencillo de música tropical. Cuando a inicios de 1973 la agrupación chimbotana se hace presente en el estudio de grabación, registran un nuevo vocalista, Aldo Guibovich y cuentan con el apoyo del  letrista Fernando Arias, elementos con los que la banda alcanzará la fama.

El sencillo tuvo como lado B una versión de la canción “Angelitos negros”, que tuvo mayor pegada en las radios que el lado A, dedicado a un tema del género tropical. El éxito de esta canción permitió reorientar el camino de la banda y gracias a la voz de Gibovich encontrar su sello distintivo. Inmediatamente graban un segundo sencillo conteniendo en su lado A la canción “El reloj” del mexicano Roberto Cantoral que se convertiría en su segundo éxito y que diera paso a su primer larga duración para INFOPESA (y segundo para la agrupación) que los catapultará más allá de nuestras fronteras. Este álbum, del año 1974, contiene “Angelitos negros” y “El reloj” (sus dos primeros éxitos), otros dos temas celebres de la primera etapa de la banda: “Oh Baby” y “Te amo y no soy correspondido” y la canción más asociada a su trayectoria musical “Recuerdos de una noche” que diera, además, nombre al disco. “Recuerdos de una noche” constituiría la primera canción exitosa de Fernando Arias como compositor.

En 1974 graban su segundo álbum para INFOPESA (tercero de la agrupación) que llevó por nombre “Los Pasteles Verdes Vol. II”, que incluía la canción “Esclavo y Amo” (del mexicano José Vaca Flores) que apareció también como sencillo y conformó el trío de canciones, junto a “El reloj” y “Recuerdos de una noche”, que dieron a la agrupación sus tres primeros discos de oro.

Para 1975 lanzan “Los Pasteles Verdes Vol. III” y comienzan una gira por todo el Perú y varios países de Latinoamérica de la que la banda regresaría escindida por desacuerdos económicos. Se conoce que Aldo Gibovivh lidera uno de los bandos.

En efecto, para mediados de 1976 se publica un álbum con el nombre de “Mañana de Amor” acreditado a Aldo y los Pasteles Verdes cuya grabación contó con el apoyo de la orquesta de Coco Salazar y que incluye la versión de “En mi viejo San Juan” (del puertorriqueño Noel Estrada).

Hugo Acuña decide recomponer el otro bando colocando a Fernando Arias y Linker Sánchez en las voces. La similitud de estilo vocal entre Aldo Gibovich y Fernando Arias impedirá que muchos se den por enterados de la división.

Los Pasteles Verdes de Hugo Acuña con la voz principal de Fernando Arias a lo largo de 1976 graban cuatro sencillos, el primero de ellos presentó en su lado A otro tema que identifica a la banda (aunque en realidad se trata ya de otro proyecto), “No sé qué tengo no sé”.

Aldo Gibovihc
Con más temas de la autoría de Fernando Arias, Los Pasteles Verdes de Hugo Acuña lanzan para el sello GEMA su primer álbum, “Bésame mucho” (año 1977), que contiene la canción homónima de Consuelo Velásquez. Estos Pasteles grabarán otros dos álbumes a lo largo del año 1977, pero ninguno de ellos obtuvo el éxito del álbum de los Pasteles rivales, liderados por Aldo Gibovivh: “Mi amor imposible” (1977, sello INFOPESA) que contiene el tema homónimo (cantado originalmente por la italiana Ángela Luce) y en el lado B el tema más internacional de la saga pastelera: “Hipocresía”, canción escrita por los italianos Eduardo Alfieri y Pino Giordano.

La historia de “Hipocresía” tiene que ver  mucho con el productor musical de todos los Pasteles Verdes, Alberto Maraví.

Fernando Arias
Este productor viajó a Italia a comprar los derechos de la canción que fue un éxito en el Festival de San Remo, ello le permitió hacer una versión en español cuya letra estuvo a cargo de Aldo Gibovich y que ha sido respetada por la versión que en 2013 hiciera el puertorriqueño Marc Anthony.

En 1978, los Pasteles Verdes de Hugo Acuña (con la voz de Linker Sánchez) lanzan en México un álbum con el título de “Hipocresía” que a su vez es el tema uno del lado A. Fernando Arias había dejado el grupo en 1977 para iniciar una carrera en solitario.

Para ese mismo año 1978, Aldo Givobich se va a radicar a la Argentina donde seguirá grabando discos y disfrutando de una enorme popularidad.

En la actualidad se siguen presentando diversas conformaciones de los Pasteles Verdes, tanto con Aldo y con Fernando.

Para mediados de la década de los 70’s, la radio en nuestro país como medio de comunicación, información y entretenimiento ya se había masificado. Adultos y jóvenes escuchaban música sea en las emisoras de AM como en las de FM, que para ese entonces eran pocas. Existían aquellas emisoras que programaban música en nuestro idioma sin discriminar géneros. Así, se podía escuchar desde una balada hasta un vals criollo o una ranchera mexicana. También las había aquellas cuya programación era solo de música en inglés. Otras solo se especializaban en la música afrolatina conocida como salsa y también había de aquellas que combinaban las canciones románticas en español con música en inglés.

A mediados de los 70’s poco a poco iba aterrizando la onda “Disco” y para 1978 la fiebre se desata con el estreno de las películas “Fiebre de sábado por la noche”, “Gracias a Dios que es viernes” y “Grease”.

Para esa segunda mitad de la década algunas bandas de rock locales ya se animaban a cantarlo en español.

Buena Suerte
La onda de la música soul, dance y disco pegó con fuerza con las películas de Travolta pero años antes algunos aventados ya se habían animado a subirse al coche pero con la osadía de hacerlo en nuestro idioma. La fórmula no falló y les dio éxito y fama, como es el caso de tres hermanos vecinos del distrito de Breña: Johnny, Paolo y Fakir Rojas que se hicieron conocer como el grupo Buena Suerte e identificados por su corte de cabello áfrica look.

La propuesta de este grupo vocal es quizás la más original de todas las que se hicieron durante la década de los 70’s en nuestro medio. Bajo la producción del músico, compositor y arreglista Enrique Lynch (muy asociado al desarrollo de la nueva ola peruana) colocaron varios éxitos que transitaban desde el soul, el ritmo dance, la música disco, la balada e incluso la rumba en plan pop. De su producción discográfica resaltan tres temas “Un verano de amor” (año 1975, Sonoradio); “Dajhana linda gitana” (año 1976, Sonoradio) y “El ritmo del Chiqui-bum” (año 1978, Sonoradio).

Johnny Rojas
De los tres hermanos, Johnny era el más inquieto en los menesteres de la música. Ya en 1972 había sido premiado como el mejor interprete infantil. Cuando en los años 80’s arriba a nuestras costas la onda de la salsa sensual, Johnny cruza el puente y conquista el mercado salsero con el sobrenombre del “Cupido de la salsa” con temas de éxito como “Adicto a Ti”.

Hacia finales de la década de los 60’s Juan Manuel Oleagoitia Murillo, hijo de padre de origen vasco (miembro de un trío llamado los Jai Alai) y de madre ecuatoriana, ingresa al mercado discográfico peruano apostando por el género de la rumba flamenca. Este Juan Manuel  graba para el sello Do, Re, Mi “Rumores” y  “Más fuerte que ninguna” y obtiene un gran éxito. El sobrenombre artístico con el que ganará fama internacional “Sagitario” simple y llanamente lo tomo del zodiaco. Con la orquesta del maestro Peter Delis, para el mismo sello Do, Re, Mi (distribuido por El Virrey) graba su primer álbum en 1974 que incluye “Rumores”, “Más fuerte que ninguna” y “Te voy a enseñar”  (todas de su autoría).

Álbum "Sagitario" 1974
“Sagitario” emigró en los primeros años de la década de los 80’s y actualmente radica en Guayaquil, Ecuador junto a su familia y es un próspero empresario dedicado a la comunicación. Así como le dedicó una canción al Deportivo Municipal del barrio de Breña en Lima, Perú, Juan Manuel es el autor del himno del club Barcelona de Guayaquil. Su carisma y don de gente lo ha hecho muy querido por esos lares como aquí, que se le recuerda con mucho cariño.

Una vez apagada la fiebre generada por las películas de John Travolta con la banda sonora de los Bee Gees, otras modas ligadas aún a la música disco generaron el entusiasmo en los adolescentes y jóvenes. Había finalizado la década de los 70’s y en los primeros años de los 80’s el nuevo rollo era el baile con patines, modo que estalló gracias a la película Roller Boogie (1979), con la diabla Linda Blair (recordada por la película “El Exorcista”).

Explanadas de edificios públicos, parques, plazas se vieron llenas de patinadores de todas las edades. El diseño de los patines, totalmente diferente a aquellos de la década de los 50’s y 60’s, era llamativo pues ahora se trataba de un calzado de vistosos colores adherido a una plataforma con ruedas y tacos de material plástico.

Poster oficial de la película
Roller Boogie
Roller Boogie contó con una banda sonora de éxitos de música disco y canciones de la agrupación británica Supertramp, pero, además, formaron parte también de la efervescencia patinadora otros temas como la famosa “I will survive” de Gloria Gaynor. Esto es, la práctica del patinaje se veía respaldada por un soporte musical que la hacía atractiva y se había montado todo un negocio y la televisión peruana no quiso quedar fuera de onda por lo que se preparó un programa musical: Speed Boogie de Panamericana televisión (1980), conducido por Susana Alcántara y Lucho Argüelles. Este programa contó con un fondo musical de un dueto conformado por Malena Calisto y Giovanna Reynaga, que en sus presentaciones en vivo eran apoyadas musicalmente por Paul Hoyle, Octavio Castillo, Félix Varvarande y Enrique Ego Aguirre, bajo la dirección y producción de los hermanos Saúl y Manuel Cornejo (ex integrantes de la banda WAT). El dúo se denominó, muy acorde con la moda, Rollets y el tema llevaba por título: “Patinando”. Grabado entre diciembre de 1980 y enero de 1981 para el sello IEMPSA el sencillo acreditó el tema a The Rollets.

Para la grabación del disco y posterior álbum, la música estuvo a cargo de los hermanos Cornejo. En el álbum, que llevó por título “Rollets”, también estaban los temas “Es mejor reír” y “Baila junto a mí”

Pasada la moda del patinaje y debido a que Rollets se tomó solo como otro proyecto por parte de los hermanos Cornejo, el dúo no volvió a grabar otro disco.

La canción “Patinando” puede ser considerada un hibrido entre el clásico estilo hispano y la música anglosajona.

Malena Calisto, voz principal
de Rollets
Para mediados de los 80’s el rock en español desplazó a todo otro género en el gusto de adolescentes y jóvenes, al igual que la denominada salsa sensual. A comienzos de los 90’s existió una mayor apertura para los artistas latinos en los Estados Unidos y comenzaron a proliferar figuras hispanas que lograron la popularidad a nivel mundial colocando éxitos que poco a poco iban desplazando a los artistas de habla inglesa. Nace el Latin pop y en toda Latinoamérica se canta y se baila en español.

Atrás quedaron los viejos temas románticos, las rumbas y los primeros chispazos de pop latino como los reseñados en este artículo. Lo de hoy, pertenece a nuestros hijos o nietos. Aquellos, fueron la banda sonora de nuestra adolescencia y juventud. Cada uno con lo que le toca vivir. Solo me queda dar gracias a todas la gente mencionada (y a la no mencionada, porque vaya que se trata de un compendio) en estos dos artículos de “Una breve historia del pop peruano” porque no solo alegraron nuestra existencia, sino también la de nuestros -entonces- jóvenes padres.

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Notas:

- En la décadas de los sesentas y setentas era común que canciones del género criollo obtuvieran mucha resonancia en los festivales musicales, como es el caso de la canción "Vieja Limeña" de augusto Polo Campos, interpretada por Lucía de la Cruz que obtuvo el primer lugar en el Festival de la Canción de Trujillo el año 1973. A inicios de ese mismo año, otra canción del mismo Polo Campos se coronó como triunfadora en el Festival de Sullana: "Yo tengo una pena" y otra canción del mismo género (hoy un clásico de la música criolla) obtuvo el tercer lugar en la voz de Luis Abanto Morales: "Cholo soy". En 1970, el poema convertido en canción "Tu voz" (Juan Gonzalo Rosé) interpretado por Tania Libertad ganó el Festival de la Canción y Voz de Chiclayo. De hecho, fue un festival de la canción de la música criolla el primero de todos (1960).

- El primer festival internacional organizado en el Perú fue el de la ciudad de Trujillo, el año 1966, por parte del Club de Leones de esa ciudad.

- La primera edición de Festival de Ancón se desarrolló el año 1968 y fue organizado por un sello discográfico (SONORADIO), un diario (El Comercio) y una institución cultural del lugar (el museo de sitio de Ancón). La última edición se desarrolló en 1984. En el año 1974 obtiene el primer lugar una canción que se ha convertido también en un clásico del pop peruano, interpretada por Joe Danova (padre de Gian Marco): "Guarda esta rosa".

- Circula por ahí una historia según la cual “Un pañuelo y una flor”  la compuso Rulli Rendo de mal humor porque a Homero no le gustó otra que había compuesto para que participe en un festival. Dicen que Rulli le dijo a Homero “¿No te gusta?... entonces agarra un lapicero y un papel y escribe…” y le dictó la letra de Un pañuelo…” que le salió al vuelo de lo mejor de su inspiración.

- Se cuenta que Dino escribió la canción “Mil años” en la soledad de su cuarto de hotel durante una gira en que conoció a una bella chica.

- El productor musical de todos los Pasteles Verdes, Alberto Maraví, fue quien los instó a salir de la música tropical y optar por el género romántico. Uno de sus argumentos era que no había nadie en Perú que rivalice con los chilenos Ángeles Negros.

Alberto Maraví conoció a los Pasteles Verdes en una gira que hizo por todo el Perú buscando nuevos talentos.

- Aldo Gibovich contaba con 19 años cuando grabó junto a los Pasteles Verdes “Angelitos negros”.

“Angelitos negros” originalmente era un poema escrito por el venezolano Andrés Eloy Blanco que fue convertido a canción en género bolero por el mexicano Manuel Álvarez y grabado en 1948 por Pedro Infante.

- En una entrevista realizada con ocasión de la gira que lo llevó por Uruguay, Marc Anthony contó que “Hipocresía” por los Pasteles Verdes fue una canción que su papá (Felipe Muñiz) se la hizo conocer cuando aún era niño.

- Actualmente Jhonny Rojas está dedicado a difundir la palabra de Cristo a través de su arte.

Fuentes Consultadas: Ver en Fichero de canciones
Soundtrack:

Juego de amor: Cesar Altamirano, 1968

Un pañuelo y una flor: Homero, 1973

Pecado: Homero, 1973

Mil años: Dino, 1978

Recuerdos de una noche: Los Pasteles verdes, 1974

Mi amos imposible: Aldo y los Pasteles Verdes, 1977

Hipocresía: Aldo y los Pasteles Verdes, 1977

Un verano de amor: Buena Suerte, 1975

Dajhana linda gitana: Buena Suerte, 1976

El ritmo del chiqui-bum: Buena Suerte, 1978

Rumores: Sagitario, 1974

Te voy a enseñar: Sagitario, 1974

Patinando: Rollets, 1981

Concepto, texto, mezcla musical y notas:
MAX MARRUFFO