martes, 26 de junio de 2012

RICHARD NIXON. LA ENTREVISTA FINAL

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David Frost y Richard Nixon
Ver "El Escándalo Watergate": Cap. I  II – III -  IV - Final - Pág.Principal

En 1975, un año después de haber dejado la presidencia, Richard Nixon pactó una serie de entrevistas televisadas con el -hasta ese momento- presentador de televisión británico David Frost, respecto de una serie de temas referidos a sus dos períodos presidenciales (1968-1972; 1972-1974), entre los cuales se encontraba el “escándalo Watergate”.

Estas entrevistas, para Nixon, representaban una oportunidad para levantar su alicaída imagen ante el pueblo norteamericano, sin que ello significara mostrar un afán de retorno a la política activa.

Grabadas, editadas y trasmitidas en 1977 tuvieron un efecto adverso.

El monto que Nixon cobró por ellas fue de $600,000 dólares.

Preparando la entrevista

Frost en un receso de la grabación
David Frost acometió la producción de manera independiente ofreciéndoselas a las grandes cadenas de televisión americanas, europeas y de Australia, las que en todo momento mostraron su escepticismo. Quizás, una de las razones era la fama que le precedía.

Inglés, nacido en 1939, hijo de un pastor metodista, Frost en su juventud pensó optar también por la prédica cristiana pero finalmente se decidio por la escritura. Durante sus años en Cambridge integró varios grupos literarios. Posteriormente ingresó al mundo de la televisión donde fue elegido para conducir un noticiero de corte humorístico denominado La Semana que Pasó, trasmitido por la BBC y que tuvo buena aceptación en los primeros años de la década de los 60’s. La fama del programa atravesó el Atlántico y en 1963 se hizo una versión americana del mismo.

A mediados de los 60’s, Frost, aún en la televisión inglesa, condujo otro programa exitoso, The Frost Show, en el cual entrevistaba a una serie de personajes del mundo de la música, la política y del acontecer social, siempre con un corte informal. Para darles una idea, era algo como aquellos programas de hoy en día en que se muestra al conductor más dirigiendo una cháchara que una entrevista formal, al estilo La Noche es Mía por ejemplo (1).

A finales de esa década otro programa suyo The David Frost Show era difundido por la televisión estadounidense.

Frost conoció a Nixon el año 1968, donde lo entrevistó por primera vez. El New York Times calificó en ese entonces la entrevista como inocua, de la que Nixon debía sentirse agradecido (2).

En The Frost Show era habitual la presencia de
estrellas de la música de la década de los 60's.
Una de ellas, John Lennon, opositor acérrimo de Nixon      

    
Cuando a Frost le vino la idea de entrevistar al renunciante Presidente, éste ya se encontraba dedicado a decir su “verdad” sobre el escándalo Watergate. Nixon había suscrito un contrato con una famosa editorial americana para publicar su memoria, nada menos que por la suma de dos millones de dólares. Artífice de todo ello fue Swifty Lazar, su representante, muy conocido en el medio hollywodense por conseguir este tipo de cifras para sus clientes. Fue Lazar quien le hizo ver a Nixon que la estrategia a seguir, después de haberse asegurado la publicación de sus memorias era, conseguir llegar a la televisión con su propia versión oralizada ante cámaras. Frost se conectó con Lazar y le explicó su idea de lo que quería hacer con su cliente. Lazar no tardó en recomendarle a Nixon que aceptase no sin antes mostrar desinterés a efecto que Frost eleve su propuesta económica. Sabía que Frost aceptaría dado el ímpetu que mostraba en su proyecto.

Irving Paul "Swifty" Lazar, agente de estrellas de
Hollywood. Aquí con Joan Collins
Adicionalmente, Nixon recibió el consejo de su relacionista Jack Brennan, en el sentido que el entrevistador no debía ser un periodista dispuesto a barrer el piso con él sino uno que le permitiera, aún sin darse cuenta, lucirse y decir todo cuanto le fuera favorable, esto es, que le dejara hablar y terminar dirigiendo la entrevista según su antojo. Para ello Frost resultaba ser el indicado.

Cuando las cadenas americanas se enteraron de las condiciones económicas exigidas por Nixon y aceptadas por Frost, consideraron que más había primado el aspecto económico que el interés periodístico (2). Una a una fueron echandose para atrás y lo dejaron sólo. Frost tuvo que verse en la necesidad de buscar auspiciadores hasta comenzada las grabaciones en marzo de 1977.

Detrás de cámaras

No obstante el haber cedido a las exigencias de Nixon, Frost también consiguió lo suyo: tratar el tema del Watergate sin ningún tipo de reparo.

El contrato para las entrevistas fue suscrito el 9 de agosto de 1975 con un adelanto de $200,000 dólares. El dinero provenía de los bolsillos de Frost.

Entre otras cosas pactadas, se estableció que editados, cada programa no tendría una duración más allá de los 90 minutos y que se grabarían por un espacio de 12 días con un total de 28 horas 45 minutos los días lunes, miércoles y viernes del mes de marzo de 1977 (3), 2 horas cada día, en una casa de playa en California, por cuyo arrendamiento Frost pagó $6,000 dólares.

Presentadora de noticias, reportera y periodista
de ABC News, Diane Sawyer
Para la fecha en que empezó a grabarse las entrevistas, uno a uno los programas que David Frost aún tenía en la televisión inglesa y australiana fueron cancelados por baja sintonía. De no tener éxito las entrevistas, Frost se vería arruinado profesional y económicamente.

Tanto, Nixon como Frost, se respaldaron en un equipo de personas que ayudarían a prevenir las preguntas y las respuestas de cada lado, respectivamente. En el equipo de Nixon se encontraba la, hoy, mundialmente famosa periodista Diane Sawyer, ex copresentadora del programa de noticias Good Morning America de la ABC y en la actualidad principal presentadora de la cadena noticiosa de la misma emisora.

Frost  se asesoró con James Reston, Jr. y con el productor de ABC News, Bob Zelnick.

James Reston, Jr. era un escritor, periodista e investigador estadounidense, quien trabajó como asistente de la Secretaría del Interior de los Estados Unidos entre los años 1964 - 1965 para luego enrolarse en el ejército entre el año 1965 - 1968. Sus obras se caracterizaban por mezclar la ficción con hechos reales de la política americana. Sus trabajos aparecían en publicaciones famosas como Time, The New Yorker, The New York Times Magazine, Rolling Stone Magazine, Vanity Fair, Esquire, entre otras.

James Reston (derecha) con Nixon en un descanso
de la grabación
Por aquella época, Frost venía sosteniendo un romance con la periodista Carolin Cushing por más de cinco años. Carolin, quien no intervino para nada en la producción, se desempeñó como una buena relacionista pública para Frost. Ella estuvo presente el día de la firma del contrato llevado a cabo en la propia casa del ex mandatario, en Santa Mónica - California. Ese día, Nixon se deshizo en atenciones con la Cushing contándole una serie de anécdotas de sus entrevistas con grandes líderes mundiales, como Mao Tse Tung y Leonidas Breshnev. La historia relata que, Nixon recomendó a Frost casarse con Carolin debido a que ésta tenía fijada su residencia en Mónaco, la Costa Azul, ya que era un lugar donde fácilmente podía evadir impuestos.

Grabando

Nixon en plena entrevista con Frost
Por la forma tan controversial en que abandonó la Casa Blanca, Nixon no iba a ser una presa de caza fácil, puesto que estaría bastante interesado, y la vez aleccionado por su equipo personal, de evadir las preguntas que lo pudieran incriminar en los hechos del Watergate, la represión contra los grupos opositores a Vietnam y de los defensores de los derechos civiles, así como en las maniobras de espionaje en que se vieron involucrados casi la mayoría de sus asesores.

Frost, por su parte, esperaba que Nixon entienda que la mejor manera de recuperar la confianza del pueblo americano era sincerarse ante el pueblo. Cosa que ni siquiera había previsto el entrevistado.

Mike Wallas (1918 - 2012)
Poco antes de la grabación, Frost, en el programa de la CBS “60 Minutos”, le dijo al periodista Mike Wallas que esperaba que Nixon sea un chorro de sinceridad.

Frost, se enfrentaba a la cuestión ética de si le estaba permitido, siendo un extranjero, apretar a un ex Presidente de la nación más poderosa del mundo a fin que termine diciendo la verdad. Al inicio del primer día de entrevista, tomó por sorpresa a Nixon y le preguntó “por qué no destruyó las cintas”.

David Frost se refería a las cintas que se grabaron durante la gestión de Nixon en las instalaciones de la Casa Blanca a través de un sistema dispuesto, según dice la historia, por él mismo. Esas cintas contenían sus conversaciones con sus asesores, sus Secretarios de Estado, el personal administrativo. Eran captadas a través de un sistema de micrófonos encriptados. En las investigaciones judiciales y a cargo del Congreso motivadas por el asunto del Watergate, se comprobó que muchas de ellas registraban conversaciones respecto de la manera cómo obstaculizar el conocimiento de la verdad. Incluso se especula que probaban la directa participación de Nixon en la planificación del espionaje electrónico a sus rivales políticos, los demócratas.

Por momentos la entrevista se tornaba tensa
Cabe recordar, que en 1974, Richard Nixon fue obligado por la Suprema Corte de los Estados Unidos, a entregar dichas cintas. Una de ellas fue entregada con una notoria interpolación sonora de más de 18 minutos que registraba una conversación entre Nixon y su asesor Haldeman, que hizo sospechar era comprometedora para el Presidente.

La entrevista luego pasó a tratar otros temas como la Guerra de Vietnam, la represión a los opositores de dicha guerra y a los defensores de los derechos civiles. La política internacional de los Estados Unidos, casos específicos como el de Chile con el asesinato del Presidente Salvador Allende; la distención con Rusia y China (que quizá fue uno de los logros de su gestión).

En todos estos temas Nixon sacó ventaja a efecto de presentarse como una suerte de gobernante cuya misión fue poner orden al caos que reino durante la década de  los 60’s y que a la vez buscó dar una salida honorable al tema de la guerra pero que no contó con que se la pondrían difícil los radicales opositores a su régimen. Hasta ese momento, la entrevista estaba resultándole favorable.

Revista Time y su cobertura
de la entrevista
Presionado por James Reston, Frost salió a enfrentar de una manera más decidida el último tramo de las entrevistas, el que trataba abiertamente el espionaje electrónico y el tema del Watergate y la obstrucción a la justicia por parte de su personal en la Casa Blanca.

Se dice que la habilidad investigadora de Reston, le permitió a Frost acceder a una cinta grabada con el sistema de la Casa Blanca, en donde aparecía Nixon conversando con otro de sus asesores (por aquel entonces acusado por la justicia ordinaria) Charles Colson, donde este “le ponía” en conocimiento las andanzas de Haldeman y Ehrlichman.

Frost le preguntó a Nixon, del por qué, no obstante haber sido informado que estos asesores estaban involucrados en el manejo de dinero sucio para actividades ilícitas, no los despidió de una patada. Del por qué se empeñó en poner obstáculos a las investigaciones del Poder Judicial y el Congreso sabiendo que dicha actitud era a todas luces ilegal.

En el momento más álgido de toda la serie de entrevistas, Nixon le responde a Frost que hubo motivos de seguridad nacional para proceder así. Frost le insiste que seguridad nacional o no, era delito mantener a su gente en la Casa Blanca y protegerla de la persecución de la Justicia. Nixon, sin aceptar haber incurrido en delito de obstrucción dijo que, “un hecho ilegal en todo caso dejaba de serlo cuando lo hacía el Presidente… por razones de seguridad nacional”.


El momento culminante de la entrevista:
"Cuando el Presidente lo hace no es ilegal..."

Frost quedó sorprendido con esa respuesta, el mismo Nixon también, pero Frost reaccionó más rápido y Nixon reconoció, en ese extremo, que se equivocó con esa forma de entender la situación y a continuación pasó a disculparse con sus amigos, sus electores, los jóvenes de su partido, con el sistema de gobierno, con sus compatriotas en general por su mal proceder. El rostro de Nixon fue bastante expresivo en este segmento. Estaba cansado, estaba vencido, estaba acabado.

La cámara de televisión no tuvo compasión.
Esta es la imagen de un líder que cae
para no levantarse más
Cabe aclarar que dicha disculpa no fue un reconocimiento de autoría de ninguno de los delitos que se le atribuyó. Su disculpa fue por el lado “político” de cómo manejó la situación ante el escándalo Watergate. Por ello, muchos discuten que ésta haya sido una entrevista que lograra que Nixon reconozca su responsabilidad criminal, lo que no hizo siquiera ante el Congreso de su país. De ahí que le resten importancia.

En todo caso, acrecentó la sospecha sobre él, más que la propia amnistía que le regaló su Vicepresidente Gerald Ford al ascender al mando tras su renuncia. En lugar de sacarlo a la superficie lo hundió más. Sus ansias de rehabilitación política terminaron con esas entrevistas.

DVD con la entrevista original.
No llegó al Perú
Para Frost representó su consagración como entrevistador “serio” e incisivo. La fama le sonrió aún más. Recupero no solo su dinero sino sus programas. Se convirtió en una leyenda del periodismo. No hubo, ni hay político que no deseare ser su entrevistado.

Las cadenas  de televisión que le despreciaron, terminaron pagando más de lo que inicialmente le ofrecieron.

La entrevista se trasmitió en cuatro partes los días 4, 12, 19 y 26 de mayo de 1977. El primer día alcanzaron una audiencia de más de 40 millones de tele espectadores, considerada sin precedentes para una entrevista política. El día 10 de setiembre del mismo año, se difundió un material adicional que no apareció en las primeras cuatro.

Toda esta producción forma parte de un DVD titulado Nixon Interviews.

En la primera mitad de la década del 2000, el dramaturgo Peter Morgan llevó la historia al teatro con el título Frost/Nixon, presentándose con mucho éxito en Londres en el 2006 y en Broadway el 2007.

El 2008, la obra de Morgan es adaptada a la pantalla grande bajo el mismo título, con la dirección de Ron Howard y la actuación de Michael Sheen como David Frost y de Frank Langella como Richard Nixon. Consiguió cinco nominaciones al Oscar para la premiación el año 2009. En parte de Latinoamérica la película se titula Frost/Nixon. El Desafío.


"Decepcioné a mucha gente, lo siento..."

Nota: El día 1 de setiembre de 2013, David Frost falleció víctima de un paro cardíaco a la edad de 74 años.

Coda

Otras producciones cinematográficas trataron el tema de la historia de Nixon y el escándalo del Watergate, de manera directa o indirecta.

Afiche oficial de
"Todos los Hombres del Presidente"
La primera fue All The President’s Men (Todos los Hombres del Presidente), del año 1976, ganadora del Oscar, dirigida por Alan J. Pakula, protagonizada por Dustin Hoffman y Robert Redford (quien la produjo). Estuvo basada en el libro del mismo nombre escrito por Robert Woodward y Carl Bernstein, los dos reporterosn del Washintong Post que permitieron se conozca los hechos de espionaje telefónico, manejo de fondos ilícitos y obstrucción a la justicia cometidos por el entorno del Presidente Nixon con motivo del allanamiento al cuartel demócrata en uno de los edificios del complejo Watergate. Cuenta la historia del escándalo desde el principio, desde la perspectiva de los periodistas, hasta el momento en que se reveló la existencia de grabaciones secretas en el interior de la misma Casa Blanca.

En 1995, se estrenó Nixon, dirigida por Oliver Stone, protagonizada por Anthony Hopkins en el papel de Richard Nixon. Esta película narra los años de Nixon en la Casa Blanca como el 37 Presidente de los Estados Unidos, pero sobre todo en  los momentos de conspiración de actos ilegales, de maniobras políticas indebidas, y algunos momentos que especulan sobre su estabilidad piscológica. El tema de Watergate está presente a lo largo del film aunque no absorbe todo la trama. Plantea la responsabilidad de Nixon tanto en el programa de espionaje electrónico como en la campaña de obstruir las investigaciones relacionadas con el Watergate.

Afiche de la película Nixon
de Oliver Stone
Los Papeles del Pentágono es una película que trata sobre un hecho que se dio en el primer período presidencial de Nixon (1968-1972), causándole un daño severo a su afán de pacificar a su país.

A mediados de la década de los 60’s, el oficial Daniel Ellsberg, se hace de una serie de documentos del Pentágono en los que se revela que mucha información que el Gobierno de Johnson daba sobre la Guerra de Vietnam era falsa a efecto de no acrecentar más la oposición a dicha guerra por parte de un sector de la opinión pública que iba llevando su malestar a acciones más radicales. Esta documentación fue alcanzada a algunos diarios para que sea publicada. El New York Times  y El Washington Post lo hicieron causando gran revuelo. A efecto de investigar cómo se produjo la filtración de esa información, quiénes, además de Ellberg, fueron responsables y a fin de evitar que eso sucediera nuevamente, se formó un grupo de gente de inteligencia denominado los Plomeros (Plumbers), pagados con fondos provenientes de la campaña electoral del Partido Republicano, que actuaba con desconocimiento del Congreso. De este grupo salió gran parte del personal que en 1972 allanó las oficinas del Partido Demócrata en uno de los edificios del complejo Watergate.

Afiche de Pentagon Papers
Los Papeles del Pentágono (Pentagon Pappers), año 2003, fue dirigida por Rod Holcomb y protagonizada por James Spaders como Daniel Ellsberg.

En la revista Dedo Medio, edición junio de 2012, se especula que Robert Redford piensa dirigir una nueva película sobre el caso Watergate pero como un documental.

Referencias:

(1) Programa de la televisión peruana de señal abierta, Canal 2, Frecuencia Latina.

(2) Y al parecer lo fue, pues el año 1970 lo invitó a organizar el baile de Navidad de la Casa Blanca, extendiendo la invitación a su progenitora.

(3) Nixon, además, cobró por un porcentaje de los derechos editoriales y las regalías del programa.

(4) La razón por la que se fijó una fecha tan distante fue que aún se encontraba abierto el proceso judicial contra los ex asesores de Nixon, Haldeman y Ehrclichman, y porque en 1976 habrían nuevas elecciones presidenciales, y el entrevistado no quería que se entendiera que las entrevistas estaban destinadas a influenciar en algo ambas cosas.


Álbum The Captain & The Kid
- El año 2006, Elton John lanzó su vigésimo noveno álbum de estudio titulado The Captain & The Kid, que junto a Captain Fantastic & The Brown Dirt Cowboy (1975), se constituye como su segundo álbum de carácter autobiográfico. En Captain Fantastic & The Brown Dirt Cowboy, Elton describía el panorama social y político de su país y la manera cómo se desenvolvía el negocio de la música en la época que soñaba con ser una estrella a nivel mundial hasta su llegada, en su primera gira, a los Estados Unidos. En The Captain & The Kid, trata de lo ocurrido en los siguientes treinta años, partiendo desde donde se quedó en Captain Fantastic... . La canción que abre este álbum se titula "Postcard From Richard Nixon", una visión en retrospectiva de aquella época, en la que se trata de comprender las causas de muchos hechos, como es el escándalo Watergate. En la canción, en la misma época que él llegaba a los Estados Unidos para su primera gira, el escándalo había llegado a su climax y Nixon no le quedaba otra cosa más que renunciar. En la letra Nixón le dice: "Me tengo que ir pero si quieres te puede quedar". Al parecer, esta frase  la habría escrito, también, según la canción, en una postal que el mandatario le envía a un cantante desconocido del otro lado del Atlántico. "Postcard From Richard Nixon" fue coescrita por Elton John y Bernie Taupin.

Afiche de la película Frost/Nixon de Ron Howard, titulada en español "El Desafío"


Tapa de la revista Dedomedio, Junio 2012
Ver "El Escándalo Watergate" Cap. I  II – III -  IV - Final - Pág.Principal

Soundtrack:
Postcard From Richard Nixon: Elton John (The Captain & The Kid) - 2006

Este post fue reeditado el 14 - 06 - 2014

MAX MARRUFFO S.

domingo, 17 de junio de 2012

EL ESCÁNDALO WATERGATE (FINAL)

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La opinión pública norteamericana es informada sobre la decisión de Nixon
de renunciar a la Presidencia
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Ver Richard Nixon. La entrevista final

El revés

Para el 30 de enero de 1973, había llegado el momento del juicio contra los siete acusados por el asalto a las oficinas del edificio Watergate (Barker, Gonzales, Martinez, Sturgis, McCord, Hunt y Liddy). Para “asegurar que el resultado esté exento de cualquier influencia”,  la fiscalía y el mismo Juez Sirica arremetieron contra los hombres de prensa (del Post, el Times y otros diarios) intimidándolos a fin que no interfieran tratando de obtener datos de parte de las personas que iban a ser llamadas como testigos o con informaciones que pudieran inducir a los miembros del jurado.

En una situación normal es lo correcto, pero los hechos habían demostrado que las investigaciones preliminares no fueron normales.

Fiscal Earl Silbert
De acuerdo a la forma cómo se había planteado la acusación por parte del Fiscal Earl J. Silbert, el juicio sólo tendría como finalidad determinar si lo del Watergate se trató de un acto planificado por parte de los acusados; si estos fueron pagados por Hunt y Liddy y qué se buscaba con la incursión y la escucha ilegal telefónica. No determinaría quiénes pudieron ordenarla y de dónde provenía el dinero para financiarla. Por ello, aún cuando comparecieron a declarar como testigos altos funcionarios del CRP (1),  las preguntas fueron tan triviales que las respuestas no facilitaron al jurado plantearse la posibilidad que había involucradas personas más allá de los siete acusados. La investigación judicial quería matar el asunto como un hecho de menor importancia.

En las primeras sesiones de la audiencia los siete acusados se declararon culpables. Los medios de prensa, sin embargo, antes de ese día tenían conocimiento que a cuatro de ellos (los cubanos) se les estaba ofreciendo dinero y el indulto presidencial para que así lo hagan (2). La intención original de estos era declararse inocentes señalando que actuaron por orden de funcionarios del gobierno.

Ante el Juez John Sirica ninguno de los cuatro cubanos supo dar explicaciones convincentes acerca del por qué llevaron a cabo el allanamiento en las oficinas del Partido Demócrata y quién le pagaba por su servicios. Estos dijeron que solo se limitaban a recibir el dinero sin importar quién o quiénes eran los que pagaban.  Pronto Sirica se dio cuenta del papel ridículo que los hilos del poder le habían asignado.

Los siete acusados fueron declarados culpables y fueron condenados.

Al término de la audiencia el Juez John Sirica, avergonzado, aceptó que el juicio había sido una patraña, pero confiaba que otros órganos estatales como el Congreso, llevarían adelante una  investigación libre de presiones de cualquier tipo. De esa manera se refería también a la labor mediatizada del FBI y de la fiscalía.

Lo que a los funcionarios de la Casa Blanca, el  CRP y el Partido Republicano pudo parecerles el final de un hecho desagradablemente peligroso que los puso al borde de la evidencia, en realidad se convertiría en un revés para sus intenciones de seguir abusando del poder y acallando la verdad.

El proceso judicial había terminado, pero la caída había empezado.

Dos ex funcionarios del Comité de reelección del Presidente Nixon, Gordon Liddy y James W. McCord, fueron condenados ayer por conspiración, robo y allanamiento a la sede del partido democrático en el Watergate...

Los otros cinco que fueron acusados junto a Liddy y McCord, incluido el ex Ayudante de la Casa Blanca y agente de la CIA Howard Hunt, se declararon culpables de todos los cargos

En su declaración final al jurado, el Fiscal Silbert dijo que <<cuando las personas no pueden reunirse para fines políticos sin temor que sus conversaciones, sus teléfonos han sido intervenidos... se crea desconfianza, sospecha, se ha perdido la fe y credibilidad>>.

Pidió al jurado dar un veredicto que restaure la fe en el sistema democrático tan dañado por la conducta de los acusados...”
-Washington Post, 31 de enero de 1973-

Símbolos del Partido Republicano y Partido Demócrata, respectivamente
El origen de todos los males

Después de 1968, año en que Richard Nixon asumió la Presidencia de los Estados Unidos, su gente de confianza propulsó la idea de asegurar el control de la situación interna del país de una manera efectiva. Como uno de los medios para lograrlo, decidieron ampliar el ámbito de las escuchas electrónicas (telefónicas o de otro tipo) más allá de los casos permitidos por la ley. El argumento que lo posibilite recibiría el nombre de “seguridad nacional”. De tal manera, que en la medida que se sospeche de la existencia de filtraciones de información reservada o secreta a los medios que la pongan en peligro, o de la existencia de grupos subversivos, el FBI y la CIA estarían autorizados para llevarlas a cabo. El hecho es que, la gente del Presidente no se tomó la molestia de establecer un marco conceptual de lo que debía entenderse por “subversivo” ni se fijó límites para aplicarla. Así, cualquier persona, funcionario de la administración o no; grupos contrarios a la Guerra de Vietnam o defensores de los Derechos Civiles e incluso simples opositores al régimen pronto se vería sometidos a la escucha de sus conversaciones. Nadie, en los Estados Unidos de Norte América que se haya encontrado en algunas de esas situaciones podría asegurar que no fue objeto de espionaje. Y, dado que no existía un control debido al carácter clandestino que se dio a este tipo de operaciones, en el extremo del abuso del poder, la gente del gobierno decidió extender el programa de escucha a sus competidores políticos en las elecciones de 1972. El financiamiento de estas operaciones se efectuaría con el dinero aportado para la campaña electoral. De acuerdo con el resultado de todas las investigaciones que terminaron con la renuncia de Nixon, todos sus asesores, directa o indirectamente estuvieron involucrados en ellas. Ordenándolas, reclutando personal para su ejecución, ordenando los pagos respectivos por los servicios prestados o transcribiéndolas para objeto de análisis. Incluso, se supo, que hasta el mismísimo Henry Kisinger, Secretario de Estado, ordenó seguimientos telefónicos contra sus subordinados.

Henry Kisinger
Fueron Colson y Mitchell los que idearon y dieron la orden de ejecución del allanamiento a las oficinas del Partido Demócrata. Para ello contaron con Howard Hunt y Gordon Liddy, con experiencia obtenida en la ejecución de otros “encargos” de la misma naturaleza (1).

La escucha de conversaciones o llamadas telefónica, un instrumento de investigación procesal, no exenta de discusión y dudas, fue utilizada indiscriminadamente hasta convertirla en arma política eficaz a favor de un partido, a favor de un gobernante.

El 19 de junio de 1972, a dos días de la incursión del Watergate, sin que se conozca los pormenores y el trasfondo de esa operación, la Suprema Corte de los Estados Unidos las declaró ilegal.

El final

L. Patrick Gray III (1916 - 2005)
Durante las investigaciones preliminares y el juicio contra los siete acusados del Watergate, L. Patrick Gray III se desempeñó como Director interino del FBI (1). Persona de confianza del Presidente Nixon, no supo disimular la parcialización del órgano federal en las investigaciones del caso. Cuando el 28 de febrero de 1973 se presentó ante el Congreso a fin que se apruebe la moción de su nombramiento definitivo, Gray se fue de lengua al informar, que todos los actuados de la investigación eran puestos en conocimiento de John W. Dean III, Consejero del Presidente y Abogado de la Casa Blanca designado por Nixon para que efectúe una “investigación interna” del caso Watergate (2). También entregó al Congreso, declaraciones del Abogado personal de Nixon, Herbert Kalmbach, efectuadas durante las investigaciones preliminares (pero no puestas en conocimiento del Juez Sirica) en donde éste aceptaba haber sido informado por Dwight Chapin del “reclutamiento” de Donald Segretti para las operaciones de sabotaje a fin que proceda a efectuarle los pagos respectivos.

La Casa Blanca no podía seguir negando más su vinculación con los sucesos del Watergate, las operaciones de sabotaje y espionaje y la escucha ilegal electrónica.

Algunos de los "Hombres del Presidente"
Antes que ocurra lo de Gray, dentro del Congreso, en la Cámara de Senadores se aprobó la creación de un Comité Especial de Investigación sobre los hechos acontecidos en el Watergate cuyo objetivo era determinar la verdad más allá de la incursión en la oficinas de los demócratas, atendiendo que el proceso penal, la actuación de FBI y de la fiscalía no habían cubierto todos los puntos y no había dejado satisfecho a nadie. Presidiendo esa comisión estaría Samuel James Ervin Jr., senador por el Partido Demócrata por el Estado de Carolina del Norte.

Samuel Ervin (1896 - 1985)
El día 23 de marzo de 1973 se informó que James W. McCord Jr., uno de los asaltantes del Watergate y condenado el día 30 de enero, pidió al Juez Sirica audiencia a fin de ponerle en su conocimiento que había mentido y se había auto incriminado cediendo a presiones políticas. Antes, también se había dirigido a uno de los miembros del comité senatorial informándole que John Dean y Jeb Stuard Magruder, Subdirector de la Campaña de Reelección Presidencial,  ex Ayudante de H. R. Haldeman, también habían planificado lo del Watergate (3). La importancia de esta revelación radicaba en que el mismo John Dean, designado por Nixon a efecto que realice una investigación interna sobre los hechos, había sido uno de sus autores intelectuales (4). Ante el Congreso, McCord dijo que el dinero que se les ofreció provenía de los fondos de  la campaña electoral.

A partir de ese momento cundió el pánico entre el Presidente y su gente produciéndose una estampida y una serie de maniobras equívocas por desesperadas, que los enfrentó unos contra otros, motivando, a su vez, que algunos entren en contacto con gente del Senado, la fiscalía o el Poder Judicial a fin de negociar su confesión a cambio de beneficios penales (5).

John Ehrlichman
(1925 - 1999)
Lo que precipitó esa estampida fue que los más importantes ayudantes de Nixon, Haldeman y Ehrlichman, y quizá él mismo Nixon, esperaban que hubieran voluntarios que acepten se les cargue toda la responsabilidad liberando a los demás de la persecución. Pocos estuvieron dispuestos, muchos no.

¿Qué sucedió en realidad?

La historia, al menos por ahora, no ha llegado a determinar muchas cosas, como por ejemplo, si las órdenes del seguimiento electrónico y otros actos de espionaje y sabotaje político provinieron del mismo Presidente o estuvo al margen de ellas. Si Richard Nixon estuvo al tanto de lo del Watergate o conoció de sus pormenores una vez descubierto el hecho. Si fue él quien ordenó una estrategia de ocultamiento de la verdad u obstrucción a las “investigaciones oficiales”, ordenando pagos a efecto de comprar las declaraciones de los acusados.

Cuando estaba por iniciarse las audiencias del Comité senatorial y luego de ponerse al descubierto la participación de algunos de sus asesores en operaciones ilegales, Nixon no tuvo más remedio que comunicar a los medios que tomaría medidas drásticas contra aquellos funcionarios que faltaron a su confianza.

Nunca se supo si era una sacada de cuerpo o se trataba de un acto calculado junto a sus asesores.

Es en esta situación que asume protagonismo John W. Dean III, Consejero del Presidente y Abogado de su régimen.

La historia lo apunta como la persona que fue presionada a efecto que cargue con toda la culpa. Esa misma historia señala que Dean nunca estuvo dispuesto a sacarificarse solo.

Lo cierto es, que durante las investigaciones preliminares de lo del Watergate, la Casa Blanca hizo creer que había ordenado una investigación interna y que Richard Nixon había designado para ello a Dean.

Según las investigaciones periodísticas  y las declaraciones prestadas ante el Comité senatorial y los nuevos procesos judiciales que reabrieron el caso ampliándolo a otros aspectos no tratados anteriormente, la dichosa investigación interna a cargo de Dean nunca existió y más bien se trato de una interferencia en la labor del FBI y la fiscalía a efecto de acallar o desaparecer las declaraciones que pongan en evidencia a la Casa Blanca, como también desaparecer prueba documental incriminatoria. Que agentes del gobierno estuvieron presentes durante los actuados de la investigación preliminar (6). En junio de 1973, por medio del New York Dayli News, se llegó a saber, incluso, que el Director del FBI, Patrick Gray III, por ordenes de Dean y John D. Erlichman, Ayudante del Presidente para Asuntos Internos, destruyó documentos con información falsa preparada por la gente pagada con dinero del CRP, que calumniaba a John F. Kennedy con un asesinato político en los 60’s e información obtenida para dañar -de haberse presentado- la candidatura a las elecciones de 1972, de Ted Kennedy.

Se dice que, ante tanta insistencia para que Dean se sacrifique en pro del grupo, éste amenazó con decir toda la verdad -incluso delatar al Presidente- a donde sea llamado a declarar, lo que le valió la amenaza del propio Nixon de mandarlo a la cárcel por el resto de su vida.

John Dean ante el Comité del Senado
Poco a poco fueron apareciendo revelaciones de otros hechos de abuso de poder. Se cree que fue gracias a que John Dean se venía presentando en forma reservada ante el Comité Senatorial y ante la fiscalía a cargo de la nueva investigación preliminar tras la reapertura del caso.

Los nombres de todos los asesores del Presidente fueron mencionados como responsables de toda la negra historia que iba más allá de lo ocurrido en las oficinas del Partido Demócrata. Haldeman y sus ayudantes Herbert L. Porter y Gordon C. Strachan; John D. Erlichman, Ayudante del Presidente para Asuntos Internos; Charles W. Colson, Consejero Especial del Presidente; John N. Mitchell, ex Fiscal General y Director del CRP; Jeb E. Madgruder, Sub Director del CRP; Frederick C. LaRue, Vicedirector del Comité del Partido Republicano. A estos no les quedó otra cosa que acusarse mutuamente.

Las revelaciones motivaron el público despido de John Dean y la aceptación de las renuncias -“muy a pesar de la voluntad del Presidente”- de Haldeman y Erlichman, sus hombres de confianza (7). También se aceptó la renuncia de Richard G. Kleindienst, Fiscal General durante la época del primer proceso por los hechos del Watergate (8).

Nunca se pudo saber a ciencia cierta si todo este lío final fue preparado para dejar librada de cualquier sospecha a la persona del Presidente. En todo caso, a nivel de la fiscalía, se discutió la posibilidad de denunciar, junto a todos esos funcionarios, al mismo Presidente.

Alexander Butterfield
El golpe final al gobierno de Nixón vino después del 17 de mayo de 1973, fecha en que se iniciaron las sesiones públicas y televisadas del Comité senatorial. Recibida la declaración de un funcionario de seguridad de la Casa Blanca, Alexander Butterfield, se supo que al interior de la Casa Blanca había un sistema electrónico de escucha de conversaciones, que incluso grababa las conversaciones del Presidente. Antes, el Comité se había informado a través de Dean, que el tema del Watergate había sido tratado por Nixon y sus consejeros en su despacho. El Senado ordenó a la Oficina del Presidente la entrega de las grabaciones de sus conversaciones con sus asesores. Nixon se negó a ello alegando su derecho de inmunidad,  lo que el Senado consideró un afán de obstruir las investigaciones.

Mientras tanto, a nivel de las nuevas investigaciones preliminares, Nixon presionó al Fiscal Especial a cargo de ellas, Archibal Cox, para que no le exija a su despacho la entrega de otras cintas y acepte solo la entrega de resúmenes transcritos. Ante la negativa de Cox, Nixon exigió al Fiscal General (Secretario -Ministro- de Justicia), Elliot Richardson, destituya a su subalterno Cox. Richardson se negó por considerar ilegal la orden y fue inmediatamente destituido. Su adjunto, William Ruckelshaus, renunció también de inmediato para no verse obligado a escuchar orden similar de parte del Presidente. Finalmente Nixon tuvo que recurrir a Robert Bork, nombrándolo Fiscal General, para que se acate su orden. Todo esto ocurrió entre el vienes 19 y sábado 20 de octubre de 1973. El Senado consideró la conducta presidencial como un acto sin precedentes.

Rose Marie Woods (1917 - 2005) con
su jefe Richard Nixon
Encontrándose en una situación difícil, la Oficina del Presidente no le quedó otra cosa que entregar siete cintas para que sean analizadas en las investigaciones preliminares a cargo de la fiscalía. Antes, el 29 de setiembre de 1973, Rose Marie Woods, Secretaria del Presidente, dijo al Senado que se encargó de grabar algunas de las conversaciones de Nixon con Haldeman.

Cuando el 14 de noviembre de 1973 se llevó a cabo la audición de las cintas entregadas a la fiscalía, una de esas cintas tenía un borrado de 19 minutos aproximadamente. La cinta que presentaba este defecto fue casualmente la que registraba la conversación de Nixon con Haldeman, grabada por Rose Marie Woods. Cuando fue requerida por el Juez a efecto que explique qué pudo suceder con tal cinta, la Woods se responsabilizó diciendo que borró accidentalmente parte de ella en el mes de octubre. Nadie le creyó (9).

La Woods tratando de explicar como se produjo el borrado "accidental" de una cinta
que registraba una conversación entre Nixon y su Ayudante Haldeman
A partir de ese momento, a nivel del Congreso de los Estados Unidos comenzó a prepararse un Antejuicio Político contra el Presidente Richard Nixon por Abuso de Poder y Desacato .

Para febrero de 1974, se dieron a nivel judicial las primeras declaraciones de culpabilidad contra algunos asesores principales de Nixon por lo del edificio del Watergate, incluyendo a John Dean; en marzo del mismo año, se inició un nuevo proceso penal por encubrimiento contra Haldeman, Ehrlichman, Colson, Mitchell, Stracham, Mardian.

El 27 de julio de 1974, se inicia el Antejuicio Político contra Nixon que de haber sido hallado responsable hubiera sido vacado de la Presidencia y puesto a disposición de la Justicia Ordinaria para su procesamiento. Para el Antejuicio, el Juez John Sirica, había alcanzado al Congreso prueba incriminatoria contra el Presidente.

Por una concesión del Presidente del Senado norteamericano, se le dio la posibilidad a Nixon que presente su renuncia a efectos de cortarle el Antejuicio.

Richard Nixon  renunció a la Presidencia de los Estados Unidos a las 9.00 pm. del 8 de agosto de 1974.

Su Vicepresidente Gerald Ford asumió la Presidencia el día 9 de agosto y como primer acto de su gobierno, decretó, a favor de Richard Nixon, una suerte de amnistía que lo liberó de todo procedimiento o investigación iniciada o por iniciar, por cualquier órgano estatal, en su contra. Esto causó un rechazo general por parte de la opinión pública americana y determinó la muerte Política de Nixon. Nunca logró rehabilitarse ante sus conciudadanos.

Richard Milhous Nixon falleció, víctima de un derrame cerebral el 22 de abril de 1994, a los 81 años de edad.

Richard Milhous Nixon anunció anoche que dimitirá como el trigésimo séptimo Presidente de los Estados Unidos al mediodía de hoy.

El Vice Presidente Gerald R. Ford de Michigan tomará el juramento como nuevo Presidente al mediodía para completar los restantes 2 1/2 años de mandato del Sr. Nixon.

Tras dos años de amargo debate público sobre los escándalos de Watergate, el Presidente Nixon cedió a las presiones de miembros y dirigentes de su partido para convertirse en el primer Presidente en la historia estadounidense a dimitir...”
-Washington Post, 9 de agosto de 1974-

El Washington Post informa sobre la renuncia de Richard Nixon

Vídeo del breve discurso con el que Richard Nixon se dirige a los americanos
oficializando su renuncia al cargo de trigésimo sétimo Presidente de los Estados Unidos
Referencias:

El Revés


(1) Entre otros funcionarios del CRP que declararon estuvieron Jeb Stuard Magruder y Herbert L. Porter, quienes la prensa, hacía tiempo, había sindicado como dos de los que distribuían el dinero del CRP para el pago de operaciones ilegales.


(2) Atribución que le da la Constitución al Presidente de la República para cortar la ejecución de una pena, impuesta de manera definitiva, a favor de un condenado. En otros países se dice que es una prerrogativa, pero ambos términos (atribución, prerrogativa) son sinónimos.


El origen de todos los males


(1) Se cree que Howard Hunt preparó y planificó la incursión del Watergate de tal manera que sea fácilmente descubierta a efecto de poder someter a chantaje a Richard Nixon para que le compre su silencio.


El final


(1) Desde la muerte de J. Edgard Hoover en mayo de 1972.


(2) Huelga decir que con esa información privilegiada, John Dean podía preparar un informe a Nixon totalmente ajustado a su interés de encubrir los hechos.


(3) Posteriormente, el día 28 de marzo de 1973, McCord dijo que Mitchell, siendo aún Fiscal General (esto es Secretario de Jusiticia - Ministro de Justicia), aprobó el presupuesto y planes de Gordon Liddy para el asalto del Watergate en febrero de 1972, esto es, cuatro meses antes de que estallara el escándalo.


(4) John Dean declararía más adelante ante el Comité del Senado (25 de junio de 1973) que la designación para investigar por cuenta de la Casa Blanca los hechos ocurridos en el edifico del Watergate, fue una mentira, una simulación, puesto que Nixon estaba al corriente de todo ello. Lo que se le encargo de verdad fue, tomar nota de lo investigado por el FBI a efecto de borrar toda prueba que llegue a la Casa Blanca. Esa declaración de Dean fue la primera imputación hecha contra Nixon proveniente de un alto funcionario de la Casa Blanca.


(5) Uno de estos fue John Dean quien aún tomando parte de las reuniones de emergencia efectuadas en la Casa Blanca, donde se planificaba el encubrimiento entre Nixon y sus demás asesores, venía presentándose en secreto ante la fiscalía dando su testimonio de cómo ocurrieron las cosas.


(6) Lo que explica el por qué los abogados de la CRP participaron de los interrogatorios a sus ejecutivos y personal.


(7) Se cree que Richard Nixon siguió recibiendo asesoría de estos dos luego de sus dimisiones.


(8) Ingresó en reemplazo de John Mitchell cuando éste asumió la dirección del CRP.

(9) Rose Marie Woods fue requerida para que, en su propia oficina, reconstruya la forma cómo pudo haber borrado la cinta. Para ello, Woods dijo que al momento de contestar una llamada telefónica se tuvo que estirar para coger el auricular y uno de sus pies golpeó el pedal de la grabadora que encendió la acción de “grabar” borrando lo anteriormente registrado en la cinta.


Cabe señalar que se trataba de un sistema de grabación que contaba con un equipo especial  para su manejo.


- La imagen de Richard Nixon y el escándalo Watergate han seguido siendo materia de discusión, incluso en el ámbito de la música, a lo largo de cuatro décadas. Es así que la persona ha trascendido ritmos y posturas tanto a favor como en contra; mientras que el hecho no ha dejado de ser apreciado como una mancha desgraciada en la historia de los Estados Unidos.

En "Sweet Home Alabama" de los Lynyrd Skynyrd (junio de 1974), los del sur le espetan a los del norte que el Watergate es el fracaso de "su" clase política.

Desde el otro lado del Atlántico, el escándalo es una de las cosas que motivaron decir a la banda británica The Clash, en 1977, "Estoy tan aburrido de los Estados Unidos" y a exigir se den a conocer las famosas cintas del sistema de grabación de la Casa Blanca. Un año después, con el mismo sentimiento, Freddy Mercury  (Queen) decía "Yo no quiero ser candidato para Vietnam o Watergate, yo solo quiero manejar bicicleta" en "Bicycle Rice".

En 1989, el hijo predilecto de Nueva York, Billy Joel, en su canción "We Didn't Start the Fire" haciendo un recuento de 119 hechos ocurridos desde su nacimiento en 1949, menciona al escándalo de Watergate y al presidente Richard Nixon hasta en dos oportunidades.

Apenas ingresados al nuevo siglo, de nuevo en el Reino Unido, los Manic Street Preachers plantean una revisión de la persona y logros de Richard Nixón durante su gobierno en "The Love of Richard Nixon", año 2004. Al final de la canción se escucha a Nixon en parte de su mensaje donde anuncia su dimisión.


"We Didn't Start the Fire" Billy Joel (1989)

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Ver Richard Nixon. La entrevista final


Soundtrack:
Sweet Home Alabama: Lynyrd Skynyrd (Second Helping) - 1974
I'm So Bored with the USA: The Clash (The Clash) - 1977
Bicycle Rice: Queen (Jazz) - 1978
The Love Richard NixonManic Street Preachers (Lifeblood) - 2004

Este post fue reeditado el 13 - 06 - 14

MAX MARRUFFO S.