lunes, 29 de agosto de 2011

ADOLESCENCIA, MÚSICA Y JUSTIN BIEBER

Recuerdo, de mi adolescencia, la defensa cerrada que hacía de mis gustos musicales. Me enfrentaba a mi padre cuando a él no le parecía o no le agradaba aquello que yo escuchaba. La cosa no resultaba siempre pacífica. Pero, a pesar de ello, recuerdo con cariño, aquellos  momentos en los que, espontáneamente, ambos nos poníamos a escuchar la música de él y me contaba sus recuerdos asociados con ella, dándome referencia de cantantes, músicos o compositores. Eran momentos de paz, gratos como ningún otro puedo evocar. Tardes de café compartido con tostadas y mermelada, con brillo de sol otoñal entrando por la ventana de nuestra estrecha casa o con frio de invierno que amenguaba por la forma cálida cómo se me suministraba la información, lo que hacía grata mi estancia en el hogar. Fue así como, además de mis preferencias personales, acogí los de él, y hoy con algo de orgullo, cuando le retransmito la misma información a mis hijas, les digo que tal o cual cantante, canción, música o estilo lo conocí y aprecié gracias a su abuelo.
Debemos aceptar, cuando llegan a la adolescencia, que nuestros hijos están creciendo y que ya no tienen por qué acatar, callados la boca, todo lo que les queremos imponer.
No debemos olvidar que durante la etapa de la adolescencia comenzamos a descubrir nuestra propia identidad y tratamos de afirmarla frente a los demás y una de las banderas que enarbolamos es nuestros propios gustos, en nuestra forma de vestirnos, en la música que escuchamos, en la compañía que elegimos, etc.
Tengo dos hijas adolescentes y algo que ellas conocieron de mí, antes que cualquier cosa fue mi beatlemanía irreductible. Tal vez les enseñé una de los Beatles antes que el himno nacional.
Ellas ahora tienen sus propios favoritos. Que, si me gustan o no me gustan a mí, eso es otra cosa, pero son los gustos de mis hijas. Puedo conversar con ellas acerca de las letras o  el trasnfondo o el sentido que tienen; puedo conversar acerca de la personalidad (que se llega a conocer) de uno(a) u otro(a) artista; pero lo que no puedo hacer es denigrar lo que oyen. Eso yo no lo acepté de mi padre.

Se trata de nuestros hijos, que aprenden a expresarse, a hacerse escuchar (de manera indirecta con sú música). Luego, más adelante, ellos sabrán manejar su personalidad y decir lo que les gusta sin necesidad de esperar aprobación de los demás, aprenderán a que se les respete su opinión.
Qué lamentable es ver a personas maduras, quizá padres, que discuten con adolescentes temas que solo les concierne a éstos.
El Rock o Pop adolescente siempre se ha mantenido vigente en la lista de éxitos. The Family Patridge (vocalista David Cassidy): I Woke Up in Love This Morning.

Un clásico: Puppy Love. Donny Osmond.

La sensación, hoy. Justin Bieber (Never Say Never).

Estos son algunos de los mensajes que se escribieron en la web cuando se dio la noticia de la llegada de Bieber a Lima (no he corregido los errores ortográficos originales):
...Que asco, hacer su presentación en nuestro sagrado estadio nacional, un tonto engreído que ni siquiera canta bien.

...Por ahi algun sabio del que no recuerdo su nombre dijo que la adolescencia era la edad de la inocencia, pero tambien de la idiotez, en fin, menos mal que ya pase esa etapa y nunca me deje embrujar por ninguna chica parlante que mas muestra carne que talento musical ( en caso de las muchachitas, lo ultimo que ven es el talento , en fin ¡adolescentes! , habrá que comprenderlos )...

...que mi hija ni se ilusione en ir a ver a este mocoso, el día del concierto la encierro en su habitación para que se ponga a estudiar sin revistas, sin radio, sin tele, sin cel y sin internet...


...jajajaja........hay para todos los gustos.....si escribo algo desagradable mi hija q es fan de este chico, me mata….. No hijita no me pidas entradas para verlo!!!!......sólo me odiarás un tiempo luego pasará…

...Y en el estadio nacional??
o puede ser en el jockey club o algún otro lugar donde de  menos vergüenza verlo
Ollanta Te apoyo si lo fusilas...

Max Marruffo S.

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