sábado, 21 de mayo de 2011

¿No existe la tercera opción?

¿Es cierto que el mundo,  el universo  es bidimensional y que no exista una tercera dimensión de ellos?
No lo creo.
Se dice que nuestro espacio físico es tridimensional, incluso  se piensa que esto podría no ser así y que más bien el espacio físico es tetra-dimensional. En todo caso, un objeto físico mínimamente tiene tres dimensiones: ancho, largo y profundidad*.
Y, no creo en la bidimensionalidad, porque estoy acostumbrado, desde mis épocas de postulante a la universidad, a encontrarme con pruebas (exámenes) denominadas objetivas donde existen, por  cada pregunta, cuatro (mínimo) o más respuestas tentativas: A; B; C y Ninguna de las anteriores.
Por ello, tampoco me como el cuento que no exista una tercera opción entre el cáncer y el SIDA. Un médico muy probablemente nos diga, que una persona puede estar sana, enferma o jodida irremediablemente, pero siempre hay una tercera posibilidad, el desempate, la dirimente, la tercera opinión. Piedra, papel o tijera.
Siento entonces que es un insulto a la inteligencia, que, para escritores novelados, políticos y demás físicos y matemáticos de última hora, en esta segunda vuelta electoral, no exista más que dos opciones democráticas: el cáncer o el SIDA; mi ego herido o mis demonios.
Qué lástima, que el cadete de La Ciudad y Los Perros, el sobrino de La Tía Julia, tenga alma de paciente clínico, inclinación a Daniel Alcides Carrión o Madre Teresa o Santa Rosa de Lima. Despreciando la opción a mantenerse sano, opta por el SIDA ¿o el cáncer? En fin, para el deseo de continuidad en la tierra, es lo mismo.
Sí, es cierto Vargitas, para lo único que sirves es sólo para escribir. Capacidad, inteligencia no te falta, pero careces de correa ancha, de calle, de esquina.
No esperes obtener la admiración de la gente diciendo que una elección entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala es tener que elegir entre el cáncer y el SIDA, a efecto de dar a entender que ninguno es bueno o digno de ser padecido, para luego, dejándote llevar por el ego herido, decir que vas votar por Humala.
Sólo estamos esperando que nos cuentes, perdón, nos digas, qué es para ti Humala, el cáncer o el SIDA y por qué prefieres padecer una de  esos males y no la vida sana. O eres de aquellos que piensan que en democracia electoral no hay una tercera opción. Nos decepcionas Vargas Llosa, igual que un Broncano, un Lavoe, tienes todo el talento del mundo pero te portas como un perfecto imbécil, borrando con la mano izquierda lo que haces con la mano derecha.
Y, señores políticos, que como su nombre lo indica, viven de la política y no del trabajo decente, deben terminar de convencerse, que en éste país, la gente, el pueblo ya no es estúpido (bueno, no tan estúpido).
Fomentan la idea que la tercera opción en materia electoral, en materia de votación, no existe, por la sencilla razón que son ustedes, los políticos, los que mantienen esa situación anómala que consiste que, en el Perú, es obligatorio votar pero no hay renovación por tercios en el Congreso. Y cuando son electos congresistas se niegan a modificar la Constitución para acabar con esas dos aberraciones.
En materia electoral existe la tercera opción, el voto en blanco o viciado y éste, según quien lo emite, tendrá el significado que quiera darle, pues es ejercicio válido del derecho a decidir. Y, si existe un amplio sector de la población que, a diferencia de Vargas Llosa, prefiere la vida sana y decente y decide votar en blanco o viciado antes que por el cáncer o el SIDA, su voto debe ser respetado.
A todos aquellos que han pensado votar en blanco o viciar su voto, nadie tiene por qué pedirles explicaciones o forzarlos a tomar partido por cualquiera de los dos males terminales. Un voto blanco o viciado es tan válido y democrático como aquel que se haga por uno de los candidatos. No es cierto eso de, que votar en blanco o viciado es permitir que otro decida por ti. Despreciar a ambos candidatos por sus antecedentes o referencias es una decisión fundamentada.
Tampoco es cierto que el voto blanco o viciado sea expresión de neutralidad. Los únicos que hablan de neutralidad son los políticos que prefieren soltar cuidadosamente su lengua para no tener que disculparse o dar explicaciones cuando se vislumbra, para ellos, una componenda. En todo caso, entre el cáncer y el SIDA nadie en su sano juicio puede ser neutral.
Max Marruffo S.
 (*)http://es.wikipedia.org/wiki/Tridimensional

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