martes, 11 de diciembre de 2012

THE BEATLES. LA BANDA DE NOCHES Y DIAS DIFÍCILES

Escucha mientras lees




En memoria de John Lennon (1940 - 1980)
George Harrison (1943 - 2001)

Entre los capítulos 3 y 5 del especial Anthology, la palabra “locura” es recurrente en los comentarios y reflexiones de George Harrison cuando se aborda el tema de la giras y conciertos de los Beatles: “Pagábamos cara la Beatlemanía... Ya no era algo que nos divertía… estábamos cansados. Llevábamos 4 años de un lado para otro en medio de la locura… Nos usaron como una excusa para volverse locos. Todo el mundo se volvió loco y luego nos culparon de ello. Estábamos en medio de todo, atrapados y sin poder hacer nada… Parecía peligroso porque todos habían perdido el control, hasta la policía se veía afectada por toda esta histeria. Nos sentíamos atrapados en el medio con todos alrededor volviéndose locos… Mi opinión era que ya no volveríamos hacer giras como antes… no tener que sufrir toda esa locura suponía un alivio”.

De los cuatro, George fue quien más se entercó con la idea de acabar con las giras y conciertos.

No pocas veces conocer este dato motivó que como fan piense que se trataba de cierta actitud ufana, engreída.

¿Hasta que punto su actitud fue razonable?

Lo cierto es que, hoy en día, un artista tiene más aguante; sus giras o tours mundiales tranquilamente duran uno o dos años, pero el problema de los Beatles no pasó por la cantidad de presentaciones sino por el alboroto, caos, desorden, tumulto que iba dejando la banda a su paso. Periodistas, comerciantes, oportunistas y finalmente -en ese orden- las y los fans, querían su tajada de aquella locura que a mediados del año 1964 pasó a denominarse Beatlemanía. Además, debe tenerse en consideración, que hoy a un artista no le queda otra que someterse a  interminables giras puesto que la venta de discos ya no es negocio como sí lo fue en la década de los 60’s. Los Beatles apelaron a su popularidad y a la calidad de su trabajo para, sin temor alguno, dejar de lado las presentaciones en directo y dedicarse única y exclusivamente a la grabación de discos no obstante se hallaban en una época tan prolífica en cantantes y bandas de calidad que el contacto con el público -en directo- era una tarea esencial para seguir en carrera y no ser olvidado por otros.

Si adicionamos el hecho que el griterío de las fans imposibilitaba a cualquier cristiano -y a ellos mismos- poder escuchar las canciones que ejecutaban, en ese entonces no hubiera sido difícil prever que las actuaciones en vivo de los Beatles iba a ser una actividad que no duraría mucho tiempo.

Tras la decisión de no hacer más giras y presentaciones en directo, John Lennon comentó con cierto tono de amonestación: “lamento que la gente no vaya a poder vernos actuar en directo, pero no se pierden nada porque lo más probable es que no pudiesen oírnos”.

A continuación se transcribe extractos de uno de los capítulos del libro Ponche de ácido lisérgico, de Tom Wolfe (Editorial Anagrama, Barcelona. Tercera edición en “Compactos”: setiembre de 2009. Traducción de Jesús Zulaika), libro que narra las correrías de Ken kesey y los Alegres Bromistas, personajes que, a mediados de la década de 1960 iniciaron una movida cultural basada en la experimentación con el Ácido Lisérgico (LSD) que terminó generando la onda de la psicodelia, el verano del amor y el movimiento Hippie.

El capítulo mencionado se titula Nube y narra la experiencia vivida por Kesey y su gente en un concierto dado por los Beatles el 31 de agosto de 1965 (*) en California, muy cerca de la ciudad de San Francisco, en el Cow Palace. Para la ocasión, Kesey y los Bromistas tomaron ácido y ello les permitió tener una percepción más “profunda” de los acontecimientos.

Dado que el libro trata acerca de otros personajes y no es un libro dedicado a ensalzar al cuarteto de Liverpool, resulta interesante como -desde la experiencia de un tercero imparcial- se describe esa “locura” a la que tanto se refería George:


XV. NUBE

Dos de setiembre. La máquina de coser de Faye es lo primero que oyen cuando se despiertan. Faye y Gretch sacan el gran baúl de los disfraces, lleno de todo tipo de disparatados avíos teatrales, espadas de matasiete y sombreros con penacho y camisas de duelo de Errol Flynn y botas de Robin Hood y carcajs y máscaras femeninas y capotes fluorescentes de peón caminero y fajines y medallas y saris y pareos y viseras y boquillas y campanillas y cascos de obrero metalúrgico y cascos de aviador de la Primera Guerra Mundial y esclavinas del Dr. Strange y alfanjes y estuches peneanos y monos y  de camisetas de futbol americano y mandiles y fulares y pelucas y sonajas de brujo y pantalones de montar de Jim de la Selva y charreteras del capitán Easy y mallas de los Cuatro Audaces… y las pinturas faciales <<Page Browning>> de los Alegres Bromistas. Los Alegres Bromistas se preparan para zambullirse, totalmente colgados, en la más inmensa multitud enloquecida de la historia de San Francisco: van a ir a ver a los Beatles al Cow Palace…

El mitológico Further
El autobús iba superpreparado: el equipo de sonido, con dos grandes altavoces en la baca, discos y cintas, toda la banda de los Bromistas sobre la baca, los tambores de George Walker, bajos y guitarras y trombones; penachos sobresaliendo por las ventanillas, destellos fluorescentes- y el álbum de la película Help! de los Beatles atronando por los altavoces, y en lo alto Kesey y Sandy y Montañesa y Walker y el Colgado y una nueva Bromista, una chica pequeña llamada Mary Microgramo y guitarras y tambores… He-e-e-e-elp I ne-e-e-e-e-ed somebody…, y todo el estentóreo carnaval de un autobús que brincaba y vibraba y traqueteaba a través de Skylonda y Cahill Ridge y Palo alto, y tomaba la Harbor Freeway en dirección a San Francisco, de nuevo todo un maldito circo en movimiento… Llegan a un semáforo, y se detienen ante la luz roja y los frenos suenan como una flauta de hierro colocado -un <<la>> y un <<do>> sostenido-, y el autobús se para, y la canción Help! -en ese mismo instante- termina, y entonces se oye una música extraña, la de la parte de la película Help! en la que el árabe se desliza por detrás de Ringo, y en ese extraño momento el viento se levanta sobre la autopista, y a la derecha hay una fábrica abandonada, de ladrillo y cristal -sobre todo cristal, grandes hojas de cristal del tipo de las fábricas de los años veinte-, un cristal que parece alabearse extrañamente al viento y que centellea como láminas de un enorme sol de la tarde, como un gigantesco ente de mil ojos que palpita explosiones de luz al unísono exacto con la extraña música árabe…, y en aquel preciso instante Kesey, Montañesa, Sandy, el Colgado, todos ellos…, ninguno necesita mirar a los demás porque no sólo saben que todos están viéndolo a un tiempo, sino que sienten, lo sienten fluir a través de un solo cerebro, Atman y Brahman, todos aunados en el autobús y todos aunados con prismas y retorcida masa y ondulación reflectora y explosivo sol, con ladrillos y cristal y Bormistas y Beatles y bombardeo solar y reverberaciones de música árabe…, entonces en ese preciso instante, todos ellos, todos en uno, todos en un solo flujo cerebral, ven el desvencijado letrero que se recorta contra el cielo por encima del edificio…

Entonces, curiosamente, al verlo allí, tan condenadamente alto, Montañesa piensa: Qué coño es eso. Parece un matadero. Y es, de hecho, el Cow Palace, Y no consigue centrar la vista en el enorme edificio a causa de los interminables kilómetros y kilómetros de anillos de vallado de matadero que lo circundan, cerca de alambres de espino y millones de coches que se apiñan, que van siendo hacinados en el frío fondo de la penumbra. La visión, curiosamente, no aterra a Montañesa. Es solo un matadero, nada más.

…Se bajan del autobús sin orden ni concierto, y en el suelo siguen desplazándose con el terreno y la alambrada del campo de concentración que culebrean en el horrible crepúsculo, mientras millones de minúsculos freaks pasan a su lado precipitadamente, con aire de pirados, gritando a voz en cuello. Los Bromistas llevan las entradas en la mano como si se tratara de la última tabla de salvación que quedara en el mundo…

Interior del Cow Palace
En el interior del Cow Palace el caos es atronador, indescriptible. Kesey y Babbs guían como pueden a aquellos locos pintarrajeados con Day-Glo hacia sus asientos. Se acomodan y forman un gran grupo en un sitio disparatado, en las alturas, al  borde de un abismo que domina el escenario y una miríada de minúsculas jovencitas freaks vocingleras. Las minúsculas freaks, decenas de miles de jovencitas, están ya absolutamente enloquecidas (y los Beatles aún no han salido a escena). Los grupos de teloneros se suceden en el escenario… Y ahora… ¡Marta y los Vandellas!, y los zumbidos y chasquidos eléctricos vibran hasta llegar a la aorta y sacudirte los huesos como aspiradora acústica, y las minúsculas jovencitas no paran de gritar a grandes ráfagas que evocan las violentas rachas de lluvia en una tormenta: quiiiu, quiiiu, pou, pou, pou…. Qué maravilloso, qué sutil, se dice Norman. Desde la horda de minúsculas freaks vocingleras les llega el maravilloso y sutil despliegue de luz, cientos de luces que explotan en el mar de luz de focos y que rebotan contra todo, qué absoluta maravilla, qué sutil es todo lo que han preparado para nuestra… diversión, y al cabo de veinte o treinta minutos Norman,  colgado cae en la cuenta de que son flashes fotográficos: centenares, millares de minúsculos freaks con cámaras con flash que apuntan al escenario que simplemente disparan en un auténtico orgasmo óptico. Ráfagas de gritos, rock and roll, blam blam blam, un mar de flashes…, la perfecta locura, por supuesto.


Cuando un grupo de músicos se retiran del escenario, la horda piensa: ahora los Beatles, pero no son los Beatles quienes salen sino otros teloneros, y el mar de chicas se pone más y más impacientes y el griterío se hace más y más fuerte, y a Norman se le desliza en el cerebro -castigado por los crueles flashes- un pensamiento ::: los pulmones humanos no pueden gritar con más fuerza ::: pero cuando la voz anuncia: Y ahora… los Beatles, ¿qué es lo que debería pensar? Y ahí están saliendo a escena, ellos, John y George y Ringo y… el otro (para lo que a estas alturas importaba, bien podían haber sido cuatro muñecas de vinilo importadas). El sonido que, a juicio de Norman, no podía hacerse más fuerte, duplica su intensidad y los tímpanos le vibran como metal aporreado en una forja, y de pronto huooooooooooouuuuuu, es como si en la sala todo mudara: el sector delantero se convierte en una masa de jovencitas que se retuerce, que hierve, que hace ondear los brazos en el aire, una gran masa de brazos rosados, y es todo lo que se puede ver en la sala, y es como un animal-colonia con millares de tentáculos rosados que se agitan…, si, como un solo animal múltiple que agitara sus miles de tentáculos rosados…

….una vibrante locura envenenada, y la minúscula angustia generada por la masa va llenando el universo… Kesey cae en la cuenta: es un ser. Toda aquella masa se había convertido en un único ser.

Beatles en el Cow Palace, agosto 1965
…Montañesa sonríe y les insta a seguir…, el grito no cesa un instante, ni durante ni después ni entre actuaciones; poco importaría que los Beatles se estuvieran limitando a <<hacer>> que interpretaban sus canciones. Pero hay algo… que sí… importa, y Kesey lo percibe. Uno de los Beatles, John o George o Paul, enfila el largo mástil de su guitarra eléctrica en una dirección, y la minúscula horda se ondula en el sentido de la línea de energía que tal gesto ha generado, y luego en la dirección opuesta, pero siguiendo con precisión esa línea energética. Ello hace que John y Paul y George y Ringo sonrían: toda aquella inmensa bestia de minúsculos freaks ondulándose hacia un lado y hacia otro…

Comienzan los problemas
Control… es absolutamente evidente… Los Beatles han hecho que aquella masa humana se coinvierta en un solo ente, salga de su cerebro individual y sea una sola psique, y poseen un total control sobre ella, pero no saben qué diablos hacer con él, no tienen la menor idea, y acabarán perdiendo tal dominio… la vibración, en Kesey, es como un horrible anuncio del estallido…

Huooooooooooouuuuuuu, miles de minúsculos cuerpos abalanzándose hacia el escenario, ante el que se alza una barrera y una sólida hilera de policías que pugna por repeler a los asaltantes, mientras los Beatles siguen moviendo las mandíbulas y meneando las caderas, sepultados bajo el grito universal como si estuvieran representando un espectáculo de pantomima. En medio de tal estallido, cuando nadie hubiera podido concebir sonido alguno capaz de hacerse oír en el fragor reinante, se alza de pronto… raaaaaaammmmmmm… raaaaaaammmmmmm…, un estruendo de sillas plegables que se desploman y se aplastan contra el suelo, donde quedan destrozadas en medio de un mar de tentáculos rosados, hechas trizas, pequeños trozos y astillas que instantes antes eran sillas plegables, restos que pasan de mano en mano, que viajan sobre los tentáculos rosados, de unos a otros, como un hervidero repugnantemente infectas y monstruosas cucarachas. Y entonces las jovencitas empiezan a desmayarse, como asfixiadas, y son pisoteadas, y la gente levanta y pasa los cuerpos de mano en mano, y ahora son los restos de las sillas-cucarachas y los cuerpos de las minúsculas freaks los que viajan sobre el encrespado mar como aplastados piojos arrancados a la bestia, que  grita y se desmaya, y que huooooooooooouuuuuu… vuelve a abalanzarse contra la barrera de policías mientras los Beatles, en su espectáculo mudo, piden silencio y tratan de apaciguar los ánimos, ya sin un ápice de control, totalmente incapaces de hacer que aquel mar siga ondulándose o tome tal o cual curso…



"Tenemos que detener la función"
CÁNCER… Kesey no tiene más que mirar para darse cuenta de lo evidente: los minúsculos freaks y los Beatles son una sola criatura, y esta criatura padece un total y ponzoñoso y loco cáncer. Los Beatles son la cabeza; los minúsculos freaks, el cuerpo. Pero la cabeza ha perdido el control de cuerpo, y el cuerpo se rebela y se vuelve loco… Ésa es la causa de todo cáncer. Y las vibraciones de ese cáncer llegan a los Bromistas -que forman un grupo compacto y absolutamente colgado- en nauseabundas oleadas. Kesey, y Babbs, y todos ellos lo perciben al instante… Incluso Norman.

…Montañesa parece sumamente sorprendida. Quiere ver el final del espectáculo. Pero Kesey y Babbs han decidido que tienen que irse… antes de que sobrevenga el Estallido Monstruoso, de que lo envuelva todo el gran cáncer…

…Esperad un minuto, dice Montañesa.


Pero los Bromistas se levantan todos a una en medio de un frufrú de penachos y charreteras, pintados de Day-Glo y colgados hasta las cejas, y la gente a su alrededor empieza a levantarse y a imitarles…, pero es como si fuera de… hormigón. Cuanto más se abren camino hacia las salidas, más claustrofóbico se les hace aquel redil y la interminable serie de cercas que lo circundan. Recorren largos pasillos, todos de hormigón, donde se apelotonan ya centenares de personas con aire desolado, porque… -los Bromistas captan la vibración- todos tienen la misma sensación: supongamos que esto estalla ahora y se produce el pánico y todo el mundo se precipita hacia las salidas, y no hay salidas… Solo hay muros de hormigón y techos de hormigón que penden como un peso de un millón de toneladas y rampas hacia ninguna parte…, hacia abajo, hacia arriba, y todos forman un gran amasijo humano, y otra vez hacia abajo, y al fin fuera, y está el cielo, pero es un cielo negro, es de noche y hay una luz mórbida, porque hay muchas más cercas concéntricas de alambre de espino llenas de gente frenética… en desbandada, arremolinándose en su interior como ratas, tratando de alcanzar la salida, que es un torniquete, un torniquete vertical con barras, una especie de guillotina de hierro, y para salir hay que meterse en ella, de uno en uno, con gente apelotonada a ambos extremos, e incluso sólo se ha logrado salir a otro redil, un aparcamiento, con más cercas concéntricas de alambre de espino, y ahora son los minúsculos freaks y los coches quienes se aglomeran en el terreno, todos tratando de salir, siete u ocho coches pugnando por enfilar el morro por un hueco por donde sólo puede salir uno. Jaulas, jaulas, jaulas…, y no se ve el final. Incluso fuera, más allá, cuando los coches han logrado ya escapar y están en fila con los faros encendidos, incluso entonces…. se hallan atrapados por las colinas, otro gran redil que confina el lugar en…, en… Los Bromistas están en silencio, paralizados por la aprensión ente la Eclosión del Gran Cáncer que viene…

- Salvo Montañesa que dice: <<Esperad un minuto…>>…

Mal Evans tratando de contener a una fan (Cow Palace 1965)
Kesey vuelve a entrar en busca de supervivientes. Quiere ver si ha quedado atrapado dentro algún Bromista. Les dice a los demás que suban al autobús y que lo esperen, y vuelve a sumergirse en los rediles. Los Bromistas llegan al autobús y su moral se recupera un poco… Un grupo de jovencitos denuncia que el negocio de la música está amañado, y agitan pancartas y gritan y piensan que los Bromistas les apoyan…



Al fin Kesey vuelve con el último Bromista objeto de rescate: Mary Microgramo, que parece un campo de batalla tras el más largo y encarnizado de los combates, y Kesey dice que es hora de mover el culo y largarse. Babbs pone el motor en marcha y el autobús sale despacio, abriéndose paso con su gran mole hacia la libertad.

¡El cáncer! Lo vimos. Estaba allí. Malas vibraciones: todos coinciden. Jaulas interminables. Los Bromistas se mecen, se bambolean. Están en ácido hasta la cejas.

<<Mierda>>, piensa Montañesa. <<Se me ocurre venir con una panda de viejos que en su vida han visto un concierto de rock and roll…>>.


- Libro Ponche de ácido lisérgico: Tom Wolfe. Anagrama. Colección Compactos. Tercera edición: septiembre 2009. España. De venta en Crisol Librería y más. C.C. Plaza San Miguel, Tda. 55-56, San Miguel, Lima, Perú.

Notas:

- El 19 de agosto de 1964 el Cow Palace había sido escenario del concierto inaugural de los Beatles en su primera gira por los Estados Unidos. En aquella ocasión se reportó media centena de jóvenes lesionados y algunos detenidos.

- El Cow Palace, conocido también como el Palacio Ganadero se encuentra ubicado en Daly City, ciudad fronteriza con san Francisco, California. Su construcción finalizó en 1941 y casi siempre fue utilizado como arena deportiva. Desde la década de los 60’s fue utilizado como escenario para conciertos de rock and roll. En la década pasada se intentó vender el terreno sobre el cual se asienta a efecto de levantar un complejo de viviendas y escuela para la zona, proyecto que fue vetado por el entonces Gobernador del estado de California, Arnold Schwarzenegger.

- El concierto del 31 de agosto de 1965, que es relatado en el libro “Ponche de ácido lisérgico”, se desarrolló en el marco de la segunda gira de los Beatles a los Estados Unidos tras el lanzamiento del álbum Help! A diferencia del año 64, este de 1965, cerró la gira.

Entre los teloneros de los Beatles para su segunda presentación en el Cow Palace, estuvieron: Brenda Hollaway, King Kurtis  y su banda, Cannibal and The Head Hunter.

El primero de los Beatles en salir al escenario fue John Lennon seguido de George Harrison, luego Paul McCartney y al último Ringo Starr.

La primera canción que interpretó la banda fue -como en su primera gira- Twis and Shout.

El público estuvo compuesto de un porcentaje mayoritario de chicas. Tal y como se narra en la novela “Ponche de ácido lisérgico”, las chicas que se encontraban en la orilla del escenario a cada instante pugnaban por tocar a cualquiera de los guitarristas, lo que generó un gran desorden, que se acrecentó más aún, cuando comenzaron a intentar subir a la tarima. Algunas fingían desmayo para cuando eran llevada cargadas pasando por el lado de los Beatles, saltar y abrazar a cualquiera de ellos. Cada vez que una chica conseguía su propósito el grito de las demás era ensordecedor.

Un muchacho logró escabullirse hasta la tarima de Ringo. Una vez que estuvo allí, saludó al público y apretó el hombro del baterista.

Algunas fans ubicadas en la orilla del escenario dijeron que cuando una chica subió y agarró de la camisa a John, este la golpeó para que lo soltara.

El griterío fue muy intenso, pero llegó a su máximo nivel cuando Ringo cantó I Wanna Be Your Man.

Tras el rompimiento de varias hileras de butacas, el show se suspendió por unos largos minutos, los Beatles permanecieron en el escenario tratando de convencer a las chicas que se calmen, cosa que no lograron.

De los cuatro, fue Paul McCartney quien más habló con el público.

Entre otras canciones, los Beatles interpretaron Dizzy Miss Lizzy, Help, She’s a Woman, Cant buy me love, Ticket To Ride, I’m Down, etc.

Como condición para su presentación, los Beatles exigieron que el público sea un público integrado, esto es, compuesto por mujeres y hombres blancos y afroamericanos ubicados sin distinción en cualquier localidad del Cow Palace.

El contrato firmado por Brian Esptein para la presentación de los Beatles en el Cow Palace el 31 de agosto de 1965 fue objeto de subasta no hace mucho.

- Ken Kesey (1933 - 2001) fue escritor y su obra más famosa fue “Alguien voló sobre el nido del cucú” novela que fue llevada a la pantalla cinematográfica (con la actuación de Jack Nicholson). Luego de haber escrito otras novelas de gran aceptación pública, se empeñó en experimentar con el ácido lisérgico a un nivel artístico filosófico. De hecho, la novela “Quién voló…”  describe sus experiencias como conejillo de laboratorio en Menlo Park a fines de los 50’s, lugar donde el gobierno de los Estados Unidos hizo una serie de experimentos científicos con drogas psicotrópicas a efecto de encontrar nuevos tipos de “armas” no convencionales.

Con el dinero obtenido de su novela “Quién voló sobre el nido del cucú” compró un viejo autobús de colegio “International Harvester”, año 1939, que hizo pintar de colores chillones y figuras amorfas al que llamó Further con el cual realizó un famoso viaje de San Francisco a Nueva York y luego a otros lugares de la unión americana, experiencias recogida en el libro “Ponche de ácido lisérgico” de Tom Wolfe, libro que narra la etapa fundacional del hipismo y la psicodelia, con un lenguaje que trata de imitar las visiones de un “viaje” lisérgico.

Los Alegres Bromistas (Merry Pranksters) fueron un grupo de personas comunes y corrientes alineadas con la ideología beatnick y posteriormente con los Hipsters antecesores de los Hippies. Luego se unieron a ellos gente de  letras como Allen Ginsberg, autor del poemario “Aullidos”  obra adscrita a la llamada Beat Generation.

Los Alegres Bromistas utilizaban indumentaria que posteriormente inspiró la indumentaria hippie, y siempre iban colgados (drogados) armando bullicio con instrumentos que no sabían tocar.

Entre los principales miembros de los Alegres Bromistas -en su mayoría gente de 30 o 40 años- se encontraba una joven de 18 años, que se hacía notar por su enorme estatura y gran belleza: Carolyn Adams, apodada Mountain Girl (Montañesa) que tuvo una corta relación con Ken Kesey y que después se casó con Jerry García, líder de la banda Grateful Dead.

- Tom Wolfe es un periodista creador del llamado Nuevo Periodismo que mezcla el arte de informar con el estilo literario, inspirándose en la obra de John Steimbeck, Charles Dickens, Emile Zolá, Honorato de Balzac y Truman Capote. Fue y es un defensor de la Contracultura y la Cultura Pop. Desarrolló una serie de escritos referidos a la música y arte que desencadenó el Verano del Amor en los 60’s. En los 80’s volvió a cubrirse de laureles con su libro “La Hoguera de las Vanidades” una crítica al estilo de vida consumista y conformista de la sociedad norteamericana.

- Help! fue la primera canción que escuché en la mañana del 9 de diciembre de 1980 luego de enterarme de la muerte de John Lennon.

Referencia:

(*) En el libro “Ponche de Ácido Lisérgico”” Tom Wolfe señala que el concierto se llevó a cabo el día 2 de setiembre. No olvidemos que una novela es una historia inventada, una ficción, aún cuando se trata de hechos que han ocurrido en la vida real, pues es el punto de vista del narrador.

La distorsión de fechas también se presenta en el capítulo XVIII que narra un hecho relacionado con un concierto dado por los Rolling Stones en San José, una ciudad cercana a San Francisco.

Cow Palace, agosto 1965
“La gente seguía gritando y cada vez tocábamos peor. Era agradable sentirse querido pero no podíamos ni oír lo que tocábamos”
-Paul McCartney-

“Las fans pusieron el dinero, pero nosotros dejamos los nervios en el escenario”
-George Harrison-

            Soundtrack:
Help! : The Beatles - 1965
She’s a Woman: The Beatles - 1964
Dizzy Miss Lizzy: The Beatles - 1965
I’m Down: The Beatles - 1965
MAX MARRUFFO S.

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