jueves, 26 de mayo de 2011

Mario, el creyente

Mario Vargas Llosa, pocas semanas antes de la primera vuelta electoral consideraba propio de la insensatez y la ceguera la posibilidad de llevar a una segunda vuelta a Ollanta Humala y Keiko Fujimorí porque eso significaría para el pueblo peruano ponerse en la disyuntiva de tener que elegir entre el SIDA y el cáncer terminal. Por ello, cual pitonisa, vaticinó que eso no iba ocurrir nunca y, de acuerdo a la pregunta del entrevistador, esa posibilidad también le resultaba inmoral.
Para Vargas Llosa, ninguno representaba una garantía para la democracia.
En este video se le puede apreciar exaltado, no espera que el entrevistador concluya la pregunta para comenzar a responder. Las palabras se aglomeran en su boca:


Luego, cuando sus cálculos fallaron, con cierta suavidad, critica a los tres grandes culpables de esta situación, de ésta encrucijada: Toledo, Kuczynski y Castañeda.
Sin embargo, esto debió hacerlo oportunamente, esto es, antes de la primera vuelta, cuando aún era posible llamarlos a la cordura. No lo hizo. En esos momento, el problema en realidad no era que Humala y Fujimori lleguen a la segunda vuelta, sino, qué estaban haciendo los tres candidatos mencionados para evitarlo.
También, después de los resultados, Vargas Llosa descubre que no tiene facultades de adivino. Luego de haber asegurado que Humala y Fujimori no iban a llegar a la segunda vuelta, no sabe qué va a pasar. Considera que ante el nuevo panorama, viciar el voto no representa una solución práctica, es una actitud respetable moralmente pero inútil, porque a su entender, si una persona no vota (entiéndase: vicia su voto) en realidad está votando por el candidato que va a ganar.
Así, Vargas Llosa plantea la teoría del mal mayor  y el mal menor, teoría que ya había sido utilizada por los electores en la segunda vuelta del año 2006. Dice que siempre existe un mal mayor  y consecuentemente un mal menor.
Una personalidad como él que forma parte de la elite cultural a nivel mundial recurre a una teoría falsa. El mal es mal. Lo inmoral es inmoral. Lo peligroso es peligroso.
No era difícil, según esa teoría, saber quién representaba para él un mal mayor. Keiko Fujimori.




Por último, Vargas Llosa no cree en Dios pero sí en los juramentos que hacen en nombre de éste. Cree en los juramentos de un político. Él, un hombre de mundo, el recorrido, el erudito, el portador de todas las llaves que abren todas las puertas, cree en juramentos de político.
Hoy, nos pide que votemos por Humala. El recuerdo de Velasco ya no le resulta tan malo, Humala no es tan anti-sistema, ya no es la personificación del cáncer o el SIDA. El señor Humala ha jurado y eso, para él, es suficiente.
Yo creo que en realidad al señor Vargas Llosa su rencor lo hace actuar de manera incoherente.
¿Eso es un demócrata?
Ahora, el que no vota por Humala ¿qué será según usted señor Vargas Llosa?
He aquí la razón por la cual la actitud de Vargas Llosa me resulta reprobable.
Por qué en tan poco tiempo pasa de considerar una ceguera, una insensatez, una inmoralidad votar por Ollanta Humala o keiko Fujimori para luego instar al mismo pueblo (que por los resultados tuvo que chantarse los calificativos anteriores) vote por uno de estos candidatos.
Una actitud coherente de éste señor hubiera sido proponer a los peruanos no votar o viciar su voto, pero no, eso ahora le parece inútil carente de significado.
Vargas Llosa, quien se dice liberal y contrario a todo dogma le dice al pueblo que votar viciado es inútil, no se obtiene nada.
Falso. Cuando el pueblo muestra su rechazo a un político, no sale a las calles a aclamarlo, no llena las plazas públicas donde se presenta, no aplaude sus discursos. Ese rechazo cala en la conciencia y el ánimo del mal gobernante, del político repudiado. No hay nada que desespere o enloquezca a un político o gobernante que el rechazo ¿Cómo reaccionan los gobernantes ante encuestas que muestran un alto grado de desaprobación?
El rechazo a través del voto viciado o en blanco de alguna manera condiciona la conducta del político. Le hace saber que su mandato nace limitado.
El voto viciado o en blanco es una forma de protestar, de repudiar pacíficamente.
Vargas Llosa no tiene pudor de terminar resignándose al riesgo de una dictadura. Ya no es el exaltado de semanas anteriores. Sólo porque el otro candidato es una Fujimori:



Tú, amiga o amigo, si consideras que ninguno de los candidatos tiene capacidad moral para gobernar el Perú muestra tu rechazo independientemente quién gane finalmente. No creas que tu voto viciado o en blanco beneficia a uno de ellos, más bien ten por seguro que les resulta una advertencia.
Solo alcanzaremos la verdadera libertad, cuando entre otras cosas, el voto deje de ser obligatorio en el Perú.

Entonces vi su rostro, ahora soy un creyente
Ni rastro de duda en mi mente.
Estoy enamorado, soy un creyente!
No podría dejarla aunque lo intente.
I’m a Believer (Neil Diamond): The Monkees - 1965
Max Marruffo S.

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